Un aeropuerto internacional sin gas ni calefacción

Un aeropuerto internacional sin gas ni calefacción

Siempre dio que hablar desde que fue trasladado a Cebil Pozo, aunque las malas noticias le vienen ganando holgadamente la pulseada a las buenas. El aeropuerto Benjamín Matienzo no tiene gas desde enero pasado y en consecuencia, no funciona el sistema de calefacción en el hall central. La situación afecta particularmente a los pasajeros que deben esperar allí en la madrugada para tomar el vuelo subsiguiente.

Según consignamos en nuestra edición de ayer, los más perjudicados son los viajeros procedentes de Lima que arriban a las 4.50 y deben seguir a Buenos Aires a las 8.55 o, en el sentido inverso, quienes llegan desde Aeroparque a las 22 y conectan a Lima a las 5.50. Un empleado de la aerostación dijo que durante esas cuatro horas que los pasajeros padecen frío en el hall. “En las oficinas y en los mostradores, nosotros también nos morimos de frío. Nos dieron unos caloventores, pero el gran problema siguen siendo los pasajeros”, aseveró.

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Debido a una fuga de gas dentro de la aerostación, el primer corte del suministro se realizó a fines de 2017. Según dijo una funcionaria, se reparó la fuga, pero en mayo pasado, Gasnor descubrió otras fallas en la parte externa de la instalación. “Las cañerías están en mal estado y para repararlas habría que paralizar el aeropuerto. Por eso, se acordó hacer una nueva traza, con otro recorrido, para reemplazar la vieja”, explicó. El jefe de Medios de Aeropuertos Argentina 2000, la firma que explota el Matienzo dijo que está en camino un quemador automático a gasoil, que reemplazará el sistema de gas en la función de calentar el agua de la caldera. “El poder calórico será idéntico al que está instalado, por lo que los usuarios no van a sentir ninguna diferencia. Estimamos que en 10 días o quizás menos esté instalado, porque es urgente”, indicó.

Este problema se hizo sentir con más fuerza en el último mes y medio cuando las bajas temperaturas hicieron sentir su rigor en la provincia. A este inconveniente se suman otros hechos: “no sólo falta calefacción, sino que las puertas con cierre automático no funcionan bien, y permanecen abiertas. Y los empleados de mantenimiento además abren los portones laterales para limpieza, con total desconsideración para el público”, criticó un lector de nuestro diario.

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La realidad está reflejando una vez más la falta de previsión que nos caracteriza, a la que se agrega la descortesía. Por una cuestión de amabilidad con los pasajeros, que son los que dan vida a este servicio -sin ellos no habría aeropuertos ni empresas de vuelo- se podrían haber instalado estufas para calefaccionar el hall. Es importante pensar en los empleados, pero también en el viajero.

Difícilmente un pasajero -y menos un extranjero- que haya vivido las inclemencias climáticas de estas últimas semanas durante varias horas, guarde gratos recuerdos de su paso por Tucumán. Seguramente en otras aerostaciones de la máxima categoría no habrían demorado siete meses en solucionar un problema. No es, por cierto, una buena manera de intentar insertar a la provincia en el circuito turístico de alto nivel.

En septiembre pasado cuando se inauguró la nueva pista que tendrá una vida útil de 40 años, y se anunció la renovación total de la terminal de pasajeros, sobre la base de un proyecto diseñado por el famoso arquitecto tucumano, César Pelli, se creyó que verdaderamente el mote de internacional que acompaña al aeropuerto Benjamín Matienzo desde 1994, se iba a hacer realidad. Pero da la impresión que la palabra internacional nos sigue quedando por ahora un poco grande.

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