La reparación de las veredas deterioradas

La reparación de las veredas deterioradas

13 Julio 2018

Fue a menudo escenario de pequeños sucesos de la convivencia barrial. Con el correr del tiempo fue perdiendo protagonismo, tanto que muchos propietarios la descuidaron y la dejaron rota para la posteridad. ¿Quién no jugó a la rayuela, a la pelota o anduvo en bicicleta? Ella también cobijó juegos infantiles o el baile de un gato. En la época en que la inseguridad era prácticamente inexistente y los motoarrebatadores una expresión de la fantasía, la vereda fue también testigo de los abrazos y los brindis fraternos entre los vecinos en las madrugadas de Navidad o del primero de año. Tal vez en algún barrio se conservan aún algunas de esas costumbres.

Los tiempos cambiaron. Una buena cantidad de peatones tucumanos padece desde hace tiempo, las veredas en mal estado. Varios ciudadanos expresaron su queja en “Panorama Tucumano”, el ciclo televisivo de LA GACETA. Un comerciante de la calle Francia al 100, afirmó que las veredas están “reventadas”. “Las baldosas ya no están. Acá mucha gente se ha caído por esa razón y cuando llueve, es peor todavía”, señaló. “Me caí porque me tropecé y me golpeé fuerte la rodilla. Fue hace como cinco meses y todavía me duele. Hasta fui al traumatólogo”, comentó una vecina.

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Según estimaciones municipales, hay alrededor de 9.500 metros cuadrados de veredas deterioradas dentro de las cuatro avenidas. El subsecretario municipal de Planificación Urbana dijo que el municipio se ocupará del arreglo de las veredas, trabajo que comenzaría a la brevedad el cuadrante de las cuatro avenidas; en una segunda etapa, continuarían en otros barrios de la ciudad.

Las ordenanzas 3.974 y 3.964, que datan de 2008, obligan al municipio a informar al vecino que tenga deteriorado el piso de la acera o que no cumpla con las normas vigentes, que deberá efectuar la reparación en forma inmediata. El plazo que disponen los frentistas, desde la intimación hasta que se realiza el arreglo de la vereda, es de 90 días. Se contemplaban multas de entre $3.000 y $6.000. Pero el acatamiento fue escaso. Ese año, informamos que solo un 6% de los 497 vecinos del centro de la ciudad respondieron positivamente a las intimaciones y efectuaron las reparaciones. En 2012, un relevamiento efectuado en un radio de 42 manzanas del centro mostró que había 200 veredas con distintos tipos de roturas. A fines de 2016, una arquitecta informó que el 45% de las calles y veredas de la ciudad estaban rotas; no tenían mantenimiento ni se pensaba en la especie arbórea adecuada antes de plantarla, para evitar que sus raíces levantaran las veredas.

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Según algunos vecinos, el presupuesto no les alcanza para reparar su vereda. En ese caso, la Municipalidad podría arreglarla y cobrarle en cuotas la reparación, salvo que la rotura haya sido ocasionada por empresas de servicio. Nos parece que el municipio no debería asumir todo el costo porque iría en contra de la normativa vigente. El vecino no puede desentenderse de sus obligaciones. Si una persona se cae y se fractura a causa de una acera rota, ¿quién se hace cargo de los gastos sanatoriales y de la recuperación del accidentado? ¿El frentista? ¿El intendente y sus funcionarios? ¿El municipio que somos todos?

Una urbe con veredas en malas condiciones refleja, por cierto, la falta de educación cívica de sus habitantes, así como la ausencia de respeto por el prójimo. También pone en evidencia el escaso celo de la autoridad por la cosa pública y un desinterés más que preocupante por hacer cumplir las normas que rigen la convivencia.

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