El espanta dirigentes

José Alperovich aún espera una respuesta a su irrupción. Desde el jueves, cuando los audios con sus dichos se viralizaron, hubo más comentarios de café que réplicas públicas. Las reacciones variaron según cada sector. Los alperovichistas celebraron la ocurrencia de su jefe y los jaldistas se entretuvieron, casi con la misma intensidad que la mayoría de los integrantes de Cambiemos. No obstante, ninguno se atrevió a hacer pública su posición frente al embate del senador nacional. Sencillamente, porque no fueron los destinatarios del mensaje.

En Roma, ese mismo día, a Juan Manzur le contaron lo que había dicho su antecesor. Luego leyó por internet y sonrió. Al menos dos de los integrantes de la comitiva oficial aseguran que el gobernador le restó importancia al desafío de Alperovich y que reiteró lo que ya dijo en más de una ocasión: no es momento de hablar de candidaturas. Del tema, según estos dos viajeros, no se habló más. La preocupación central del mandatario, por estas horas, es la incertidumbre que le genera no poder mensurar el impacto que tendrá la recesión en la provincia. El país inicia la segunda mitad del año en el peor de los escenarios. Todos los analistas dan cuenta de que la crisis económica se profundizará y se extenderá por varios meses más. La severidad de la devaluación fue el tema central de la última reunión del gabinete nacional, al punto que la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, presentó allí un plan alimentario de emergencia. El temor es compartido por los gobernadores peronistas. Conscientes de que la crispación social irá en aumento, que puede traer consecuencias institucionales en las provincias y consecuentemente hacer resurgir el clamor por Cristina Fernández de Kirchner, los caciques provinciales enviaron señales de diálogo a la Casa Rosada. Manzur, desde Italia, siguió con atención y señales de aprobación los pasos de sus colegas.

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El misterio a desentrañar es por qué Alperovich arremetió de esa manera. No es sorpresa su pelea con el vicegobernador Osvaldo Jaldo: el distanciamiento viene desde los primeros meses de la actual gestión y se profundizó el año pasado, luego de que el tranqueño dejara afuera de la “contención” legislativa a decenas de personas ligadas al ex gobernador. Lo novedoso de la reaparición del senador es su advertencia de que podría disputarle la Gobernación al propio Manzur y sus reparos al proyecto de eliminación de los partidos municipales y comunales. Es cierto lo que dijo Alperovich: esa reforma será “nada” y no hará daño al entramado territorial que tejió Jaldo. Por lo demás, sus dichos en algún punto sonaron irrisorios: desde su mea culpa por haber implementado el acople, pasando por su pedido para que haya voto electrónico y hasta su planteo de reincorporación al armado opositor peronista de la ex presidenta Kirchner.

Varios episodios fueron sucediéndose en las últimas semanas que pueden haber contribuido a la reacción de Alperovich. El almuerzo sin él de Manzur y Jaldo con el influyente Miguel Pichetto en el Senado, la entrega de la Caja Popular de Ahorros al gremio bancario, las pintadas en las paredes de la fórmula gubernamental y la diaria hemorragia dirigencial que viene sufriendo pueden ser algunos. En la semana que pasó, por ejemplo, el ex concejal Ernesto Nagle se acercó a los hermanos Yedlin y otro ex edil, Luis Marcuzzi, cenó con el legislador Guillermo Gassenbauer, revitalizado en la Cámara luego de haber cobijado el nacimiento del Grupo Praderas. Esteban Dumit, otro ex representante vecinal de la capital, volvió a acercarse al ex legislador Gerónimo Vargas Aignasse y el legislador alperovichista Eduardo “Lalo” Cobos recorrió el viernes pueblos del este junto a Jaldo. El broche de la semana lo protagonizó un histórico del alperovichismo, Sergio Mansilla. El ex senador reunió a delegados comunales de Río Chico y tomó distancia de las críticas de Alperovich al acople y a los dirigentes. Todo un síntoma del espanto interno que causaron los dichos del ex gobernador.

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Alperovich sintió la necesidad de generar un hecho disruptivo en el oficialismo y por eso su reaparición: si Manzur ya eligió reeditar la fórmula con Jaldo, y sin la estructura del Gobierno y la ramificación dirigencial de su lado, el senador necesita apelar a otras armas para intentar regresar. En definitiva, buscó con su diatriba forzar una definición del gobernador y obligarlo a mostrar qué hará en 2019. Ahora, está en manos de Manzur responder, con palabras o con acciones, el desafío que recibió.

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