Entrampados

El oficialismo volvió a abrir las heridas de Cambiemos. Esta vez no hizo falta que lo derrotara en las urnas, sino simplemente que le pusiera fecha al debate sobre la reforma electoral para que la improvisación constante en la que vive el principal espacio opositor quedara expuesta.

Todo comenzó hace un par de semanas, cuando el peronismo adelantó que llevaría al recinto uno de los dos proyectos con cambios electorales que le importan, el que refiere a la eliminación de los partidos municipales y comunales. Es crudo, pero real: a las más de 30 iniciativas presentadas por la oposición, el Gobierno les tirará encima el peso –y la soberbia- que le da su mayoría en el recinto. Ni siquiera amagó aún con permitir dictámenes en minoría de esas propuestas. De concretarse sería, ni más ni menos, el merecido final a la ficción de las exposiciones del ciclo Tucumán Dialoga y de la comisión especial de Reforma Política.

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Atolondrados por haber llegado al momento definitorio sin una postura resuelta, Cambiemos profundizó su secuencia de errores. El primero fue el pedido de reunión al vicegobernador, Osvaldo Jaldo, para solicitarle tiempo. Como en los instantes finales de un partido de básquet, el macrismo pidió un minuto para intentar diseñar una jugada de pizarrón que le permita dar vuelta el resultado. Aquel silencioso encuentro entre un puñado de legisladores y Jaldo, en la tarde del jueves 14, sólo sirvió para intensificar las diferencias internas. Al punto que hubo reproches cruzados porque esa reunión fue decidida sin una consulta al resto del espacio. El amayismo fue el que más cuestionó la decisión de Alberto Colombres Garmendia, Claudio Viña, Alfredo Toscano y Adela Estofán (José Canelada le había pedido a Jaldo la cita pero viajó a Córdoba ese día, por el centenario de la Reforma Universitaria), porque considera que de esa manera se legitima el accionar del Gobierno.

Desorientados

Con ese antecedente, Cambiemos llegó a una nueva reunión desorientado. El lunes, en el Catalinas Park, José Cano, Germán Alfaro y algunos de los legisladores del espacio intentaron consensuar qué hacer con la posesión de la pelota en los 24 segundos que les marca el reloj detrás del tablero. Y de nuevo surgieron las diferencias.

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Lo central para el macrismo es resolver si dan pelea o si patalean en público contra el oficialismo como lo han venido haciendo. Los legisladores son, quizá, los más permeables a intentar consensuar con el Gobierno, al menos, la integración de la nueva Junta Electoral Provincial. Es innegable que la propuesta de conformar un órgano con mayoría oficialista y representación opositora sedujo a más de un miembro de esta alianza. Sin embargo, Cano y –a esa postura se sumó Alfaro- es el más reacio, ya que entiende que deben aprovechar esta circunstancia para mostrar ante la sociedad la prepotencia del oficialismo e instalar la idea de que la reforma política es otra mentira más del partido gobernante. Es la oportunidad, sostiene, de profundizar las diferencias con la Casa de Gobierno.

De ese mitin no participaron ni Silvia Elías de Pérez ni Domingo Amaya. Este último ni siquiera envió a sus dos representantes en la Legislatura. Junto a Silvio Bellomío y a Christian Rodríguez, el ex intendente ocupó ese lunes en una reunión en Buenos Aires con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Al margen del diagnóstico sombrío sobre la situación del país, el funcionario dedicó una hora a analizar junto a ellos la actualidad política de Cambiemos en Tucumán y coincidió en que discutir con el oficialismo local sobre la reforma electoral es una pérdida de tiempo. El ministro, incluso, les adelantó que si no hay acuerdo en el macrismo local, las candidaturas serán resueltas el próximo año sobre la base de encuestas. Tras escucharlo, los amayistas, a su vez, le avisaron a Frigerio que lanzarán su propio espacio interno con un acto, en agosto o septiembre.

La sensación que transmite la Casa Rosada a los interlocutores de esta tierra es que los embrollos dirigenciales de Tucumán deben ser resueltos aquí. La preocupación, según supo decir el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a algunos tucumanos que lo visitaron, es retener la presidencia. Por ello, el año que viene priorizarán la campaña de Mauricio Macri en aquellas provincias en las que observen que cuentan con pocas chances de lograr la Gobernación. Tucumán, a juzgar por esos dichos, integra ese lote. Con esa indefinición, en esta coalición comenzarán a observarse con más nitidez las pequeñas sociedades. El viernes, por caso, pudo percibirse una que involucra a Mariano Campero y a Elías de Pérez. El intendente de Yerba Buena y la senadora, ambos radicales, participaron de la apertura de una sede del PRO. Allí, Campero le hizo un guiño a una postulación de la senadora en 2019. “Contá con nosotros, es el momento de cambiar la realidad de la provincia”, le dijo en su discurso el jefe municipal.

Por lo pronto, los referentes de Cambiemos tienen previsto reunirse hoy para intentar definir una postura en torno de la reforma electoral. Pero deberán apurarse para lanzar al aro, porque el reloj corre en su contra desde hace tiempo y la chicharra está a punto de sonar.

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