Ganar o perder en deportes no es una cuestión de Estado

Ganar o perder en deportes no es una cuestión de Estado

Pasión de multitudes, es el más popular de los deportes. Se vive con un fanatismo inusitado en muchos lugares, como nuestro país. “El fútbol siempre debe jugarse de manera atractiva, debes jugar de manera ofensiva, debe ser un espectáculo”, afirmaba Johan Cruyff, ex futbolista holandés. La mala performance de la Selección Argentina en el Campeonato Mundial que se está desarrollando Rusia ha provocado el desencanto de millones de connacionales, aunque le queda alguna esperanza de poder pasar a la instancia siguiente.

Las descalificaciones han llovido sobre los jugadores y el entrenador, en especial, nuestra estrella máxima, Lionel Messi, sobre todo luego de la derrota sufrida ante Croacia por 3 a 0. Pero la victoria que obtuvo ayer Nigeria sobre Islandia, le da alguna chance si logra derrotar el martes al equipo africano y si Islandia no derrota a Croacia. Si Argentina e Islandia ganan, todo se definirá por diferencia de gol: los europeos tienen un gol a favor y tres en contra (diferencia -2), mientras que la Argentina tiene un gol a favor y cuatro en contra (diferencia -3). Es decir que los tres equipos del Grupo D -Croacia, el cuarto, ya está clasificado- tienen chances de pasar a octavos de final en la última fecha.

El blanco preferido de la prensa y del público ha sido nuestro número 10. Cada vez que su actuación no es la esperada en el conjunto nacional, las críticas le caen en cascadas; rápido se olvida, por ejemplo, que la Argentina consiguió entrar a este Mundial arañando, gracias a que Messi se “puso el equipo al hombro” y conquistó tres goles ante Ecuador. “En esta vida no te perdonan si dejas de ganar, y te odian si ganas siempre”, dijo alguna vez el ex jugador Jorge Valdano que se consagró campeón con la Selección, en 1986 en México. “No hay que justificar ni satanizar. Hay que tomar conciencia de implementar un cambio. Hay que tener autocrítica para mejorar”, sostenía Marcelo Bielsa que condujo el elenco nacional en el período 1998-2004.

No le será fácil a la Argentina superar a Nigeria si los africanos juegan como lo hicieron ante Islandia. Hace pocas semanas, en un amistoso los nigerianos perdían 2 a 0 y nos terminaron ganando 4 a 2.

Los mismos jugadores son conscientes de su magro rendimiento y deberán recuperarse anímicamente y poner todo de sí para que el equipo no regrese a casa sin pena ni gloria el martes.

Pero si ello llegara a ocurrir, serían las reglas del juego, donde se gana o se pierde y la lógica siempre deja un lugar para las sorpresas. Tampoco sería una catástrofe nacional, se trata simplemente un partido de fútbol, donde no está en juego la dignidad de la nación. Lo saben los chilenos y los italianos que no pudieron clasificarse para jugar el Mundial o los brasileños que jugando la Copa en su casa fueron derrotados por los alemanes por 7 a 1 y quedaron eliminados.

Si quedamos afuera de Rusia, la caza de culpables, comenzando por nuestro ídolo, alcanzará seguramente ribetes lapidarios. La Selección es probablemente un reflejo de los conflictos suscitados en los últimos años en Asociación del Fútbol Argentino, en los desaciertos de su dirigencia.

Perder un partido, clasificar o no, está lejos de ser una cuestión de vida o muerte, o de Estado. Se trata de una justa deportiva y si nos toca quedar afuera tal vez sirva para morigerar la soberbia que nos caracteriza de sentirnos muchas veces los mejores del mundo. “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”, sostenía el futbolista argentino Alfredo Di Stéfano, y su colega italiano Arrigo Sacchi afirmaba: “El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes”.

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