Se transformaron de “tenedores de chanchos” 
a “pequeños productores porcinos”

Se transformaron de “tenedores de chanchos” 
a “pequeños productores porcinos”

Agricultores familiares de Leales mejoraron sus sistemas productivos y 
están engordando capones 
y reproductores.

LA EVOLUCIÓN 2007-2017. La imagen izquierda muestra cómo era el sistema productivo de cerdos en la zona de Leales, mientras que la imagen derecha muestra el cambio producido. LA EVOLUCIÓN 2007-2017. La imagen izquierda muestra cómo era el sistema productivo de cerdos en la zona de Leales, mientras que la imagen derecha muestra el cambio producido.
23 Junio 2018

El pasado jueves 14 de junio, se celebró el Día Nacional de la Porcicultura, un sector que viene fortaleciéndose, junto al INTA, desde hace muchos años en Tucumán. En ese escenario, actualmente, pequeños productores familiares de Leales lograron mejorar sus sistemas productivos y están engordando capones y reproductores porcinos de alto valor genético, en el marco de los Proyectos Especiales de Pro Huerta (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación/INTA) y el Proyecto Regional con Enfoque Territorial Tucumán Sur.

La experiencia se inició en el año 2007, a través de los proyectos de intervención del INTA, promoviendo la organización grupal y brindando asistencia técnica, capacitación y seguimiento (Nota: “Una experiencia de intervención con pequeños productores: Grupo Los Romanos (2007-2017)”).

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“Cuando empezamos, la mayoría de los participantes criaba cerdos criollos para el autoconsumo y, eventualmente, vendía lechones en forma estacional y a muy baja escala. Lo hacían en condiciones inadecuadas, con puntos críticos en alimentación, sanidad, infraestructura, manejo, genética e higiene. Por eso, más que productores, en realidad eran tenedores de chanchos”, relata la ingeniera zootecnista Ruth Macedo, extensionista de la AER Monteros del INTA (macedo.ruth@inta,gob.ar).

El trabajo en el territorio y el fortalecimiento sociorganizativo de 18 familias de San Antonio, La Cañada y Los Romanos (Leales), permitió la articulación con otras instituciones para buscar financiamiento. Así, a través del Programa para el Desarrollo Incluyente (Proderi), a fines de 2016 se puso en marcha un plan de negocios con aportes no reintegrables para inversiones intraprediales, y pudieron obtener reproductores de alto valor genético, alimento balanceado, insumos y materiales para mejorar las instalaciones. A principios de 2017, mediante un Proyecto Especial del Pro Huerta, se pudo complementar estas inversiones con la adquisición de comederos, insumos veterinarios y chapas.

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En septiembre de ese año, con el acompañamiento y la asistencia técnica de Marcos Sucar (Proderi), se comenzó con la cría de 36 cachorras y 18 padrillitos.

“Antes de recibir los animales, los productores fueron capacitados para mejorar sus instalaciones e inscribirse en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa). Cada uno eligió sus reproductores, separó machos y hembras en distintos piquetes y los engordó hasta los 120 kg, para recién darles servicio y registrarlos. Esto fue todo un aprendizaje para ellos, ya que tradicionalmente criaban a todos juntos y no esperaban un peso adecuado para el servicio”, comenta Sucar. (Nota: “En articulación con el Senasa, el INTA busca la formalización de los porcicultores familiares”).

Los reproductores incorporados fueron hembras H3 (cruza de Duroc Jersey con Yokshire finlandés) y padrillos Landrace IB (INTA B), lo cual permitió obtener una triple cruza H3-21. “Éstas se adaptan bien en sistemas a campo y, por su vigor híbrido, cuentan con habilidad materna, prolificidad y buena calidad de carne. La cerda H3 es abuela, es decir, una reproductora de la cual se puede dejar descendencia como madre”, aclara Macedo.

La técnica del INTA explica que la expectativa esta puesta en mejorar la calidad de los porcinos locales y elevar los niveles de producción. “Por eso, insistimos tanto en el registro individual de cada criadero, ya que es fundamental para saber cómo estamos y qué resultados vamos teniendo. Si bien todavía hay mucho por mejorar en la eficiencia productiva, ya tenemos una línea de base como partida”, explicó la ingeniera Macedo.

En un balance sobre las mejoras alcanzadas en la cría de cerdos, el productor Ariel Acosta señala que “he mejorado mucho la cría con estos animales. Se nota la mejor calidad. Ahora hago capones, tengo a los animales identificados con caravanas, llevo registros, tengo nuevas parideras, llevo un control sanitario”.

Por su parte, Mercedes Cuevas, comenta que “antes usábamos latones y ahora les ponemos chupetes. Antes tenía sólo criollos, y ahora mejoré la calidad de los animales. Nunca antes había hecho engorde; por primera vez lo estoy haciendo y tengo un plan sanitario, vacuno. A los animales los mantenemos limpios y, como sabemos que no hay que hacer barro, cuando hace calor se los refresca con una manguera”, comentó Mercedes Cuevas.

También, desde su experiencia, Valeria Argañaraz agrega que “ahora es mejor, porque son mejores las instalaciones, la calidad de los animales. Tenemos otro manejo, un plan sanitario”.

Finalmente, la ingeniera Macedo destaca que “la cría de cerdos sin un manejo adecuado y controles sanitarios incide en la seguridad alimentaria de la propia familia y el consumidor. Pasar a producir de otra manera no es solamente cambiar la genética, sino que implica abordar todos los puntos críticos que diagnosticamos con tecnologías apropiadas a los sistemas a campo. Lo importante es concientizar y que ellos se sientan productores de alimentos. Para ello, se publicó una guía que está disponible en la agencias del INTA Famaillá o en el link “Cría porcina a campo para pequeños productores familiares de Tucumán””.

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