Kane, un depredador del área

Kane, un depredador del área

 -EL GOL DEL TRIUNFO. Kane conectó de cabeza al arco de Mustapha y consigue inclinar la balanza para Inglaterra, en su presentación ante Túnez. Reuters -EL GOL DEL TRIUNFO. Kane conectó de cabeza al arco de Mustapha y consigue inclinar la balanza para Inglaterra, en su presentación ante Túnez. Reuters

Empató Argentina, empató Brasil, empató España, perdió Alemania. En este Mundial incomprensible ya no podía sorprender que a Inglaterra se le escaparan los tres puntos en el debut, por más que al frente tuviera un adversario limitadísimo. Pero después de sufrir lo indecible en el primer tiempo, cuando pudo haber recibido varios goles, Túnez cerró filas y colocó a los británicos en la incómoda necesidad de atacar sin espacios. Parecía empate, pero Inglaterra cuenta con un depredador que en el área chica liquida a sus presas sin dudar. Fueron los goles de Harry Kane -el decisivo en tiempo de descuento- los que sellaron el 2 a 1.

La tromba de camiseta roja que inició el partido invita a tomarla en serio de cara a lo que viene. Inglaterra es un equipo ambicioso que no está pensado para defender. Y allí fue, decidido a arrollar a los africanos y a marcar diferencias lo antes posible. A los 10 minutos ya ganaba porque Kane capturó un rebote del arquero -gran atajada tras un cabezazo casi a quemarropa- y definió en el área chica. Antes, Sterling se había perdido el gol tirando afuera, sin marcas debajo del arco. Y hubo mucho más del equipo de Gareth Southgate, tan veloz y vertical como impreciso en la definición, sobre todo en los pies de Jesse Lingard.

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La hinchada inglesa no la pasó bien en Volgogrado, pero la culpa no fue del fútbol. Durante el día se registró una invasión de mosquitos y mientras tanto las autoridades decretaban la ley seca. A los adoradores de la cerveza (y de cuanta bebida blanca se les ponga a mano) se les prohibió rendirle pleitesía en lugares públicos, a fin de prevenir desmanes. Pésima noticia para quienes cruzaron Rusia hasta la ciudad que alguna vez se llamó Stalingrado y donde el Ejército Rojo le infligió a la Alemania nazi su primera gran derrota.

Sin nada que tomar y matando mosquitos a manotazo limpio, al menos los hinchas vivían la alegría de una victoria que pintaba para goleada. Fue justo cuando Kyle Walker cometió un penal insólito, con un manotazo que el colombiano Wilmar Cabrera detectó a tiempo. Lo tiró Ferjani Sassi y aunque Jordan Pickford rozó la pelota no fue suficiente para desviarla: 1 a 1.

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La Inglaterra precisa y profunda del comienzo fue diluyéndose en el segundo tiempo. Con nuevo arquero (Ben Mustapha reemplazó a Mouez Hassen, que se había lastimado un hombro), Túnez se abroqueló con dos líneas de cuatro bien pegadas y sin intenciones de arriesgar en ataque. En cierto modo, el juego encontró similitudes con los segundos 45 minutos de Argentina-Islandia. Los ingleses se empecinaron atacando por la derecha y terminaron apelando al recurso que mejor dominan desde que inventaron el fútbol: los centros. Southgate sacó a Dele Alli, otra de las potenciales estrellas del Mundial que pasó por la primera fecha silbando bajito, y mandó a la cancha a Loftus-Cheek. También excluyó a Jesse Lingard y a Raheem Sterling, para darles paso a Eric Dier y a Marcus Rashford. Nada funcionó.

Parecía empate, uno más en este abanico de resultados sorpresivos que Rusia 2018 regala como caramelos de vuelto. Pero lo que no hicieron Lionel Messi, ni Neymar, ni Timo Werner, lo consiguió la estrella de Tottenham, esa que Mauricio Pochettino no quiere dejar marchar por más millones que pongan los grandes de Europa. Corría el tiempo extra, un córner cayó al corazón del área tunecina y tras el cabezazo de Stones, Kane definió con una frialdad digna de su olfato. Y lo festejó como si se tratara de la final en el Luzhniki, con la cinta de capitán refulgiendo en el brazo en alto.

En la primera fecha del Grupo G primó la lógica. En los papeles se esperaba una definición Inglaterra-Bélgica por el primer puesto y todo indica que es lo que ocurrirá cuando estén frente a frente.

Los belgas se deshicieron con facilidad de Panamá, pero los ingleses no pueden decir lo mismo de Túnez y eso los obliga a preocuparse. Si el equipo del primer tiempo se consolida tienen con qué pisar fuerte en el Mundial; de lo contrario dependerán de Kane, el depredador que, al menos ayer, exhibió un apetito voraz.

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