Por qué los tucumanos se casan cada vez menos

Por qué los tucumanos se casan cada vez menos

En los últimos años bajó a la mitad la cantidad de bodas. El nuevo código civil quitó el rótulo despectivo de “concubinato”

BAJA HISTÓRICA DE CASAMIENTOS. El año pasado en Tucumán se registraron casi 17.000 matrimonios menos que en el 1988. BAJA HISTÓRICA DE CASAMIENTOS. El año pasado en Tucumán se registraron casi 17.000 matrimonios menos que en el 1988.

- ¿Para cuándo los confites?, le preguntaron a Mariano Sánchez (28) sus padres, al verlo feliz viviendo en pareja hace dos años.

- ¿Los qué?, respondió él.

La pregunta tiene hoy cierto aroma a naftalina. El “sí quiero” dejó de ser algo primordial en la vida de muchas personas. Al menos eso es lo que se ve en el Registro Civil, donde la cantidad de casamientos ha bajado a la mitad en los últimos años. Pero eso no significa que la gente se quiera menos, que no apueste al amor o que no desee vivir en pareja. Cada año aumentan los pedidos de uniones convivenciales al punto que es el trámite más requerido en la institución.

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En el año 2000 la tasa de nupcialidad en nuestra provincia era de 4 (es el número de matrimonios por cada 1.000 del total de habitantes). Según las últimas estadísticas oficiales, 17 años después se casan la mitad de los tucumanos: dos de cada 1.000.

Sandra González, jefa de la sección Matrimonios del Registro Civil capitalino, confirma que las bodas están mostrando bajas históricas desde hace tres años aproximadamente, cuando entró en vigencia el nuevo Código Civil. Hasta ese año se registraban unos 10 o 12 casamientos por día. Ahora hay seis como máximo.

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¿Y quiénes son los que están apostando a decir “sí quiero” ante un juez? Los mayores de 45 o 50 años para arriba, muchos reincidentes que vuelven a apostar por al matrimonio. También hay jóvenes, pero no tantos como antes, resalta González. “Los que hoy tienen entre 25 y 30 años apuestan a la convivencia. Antes se casaban por la obra social, pero ahora como pueden resolver esto con el trámite de unión convivencial prefieren hacerlo así”, añade.

El trámite es prácticamente el mismo para casarse que para obtener la unión convivencial: hay que llevar actas de nacimiento, DNI y dos testigos. No se le exige a la pareja presentar análisis de sangre, describe González. Y añade que también ha bajado la cantidad de personas del mismo sexo que se casan. Hay una ceremonia cada dos o tres meses.

Las causas

¿Por qué vivir juntos es una opción que cada día gana más adeptos? Hasta hace un tiempo “estar juntados” o “vivir en concubinato” eran términos que encerraban un aire peyorativo. Sin embargo, con la reforma, el Código Civil y Comercial se aggiornó; ahora los concubinatos se llaman “uniones convivenciales” eliminando así la connotación despectiva de la palabra concubina.

Ese es el primer análisis que hace la abogada de Familia Stella Moreno Perea de Roldán Vázquez. Desde el punto de vista legal, hoy la unión convivencial contempla prácticamente todos los derechos que hay en un matrimonio (Ver diferencias). No obstante, según la especialista tiene que ver con algo más cultural que legal y que hoy hay más libertad para elegir cómo relacionarse.

“Hasta hace unas décadas no existía la posibilidad de irse a convivir con el novio. Nos casábamos o no nos íbamos de casa. Hoy la mujer está en otra posición”, considera.

Algo parecido opina la demógrafa Nora Jarma. Que haya bajado la tasa de nupcialidad, según la experta, responde a distintos cambios en la familia que se vienen viendo desde hace un tiempo, los cuales están atravesados por cuestiones culturales, económicas, jurídicas y laborales, entre otras.

Susana Torrado, en su libro “Historia de la familia en la Argentina moderna”, sostiene que la hegemonía de la familia conyugal ha ido abandonando las formas tradicionales para dar lugar a modalidades que parecen escapar por completo al control social. En el texto habla de desacralización del matrimonio como institución, unión libre, divorcio, labilidad de los lazos intergeneracionales y privilegio de la esfera privada sobre la pública.

Los convivientes

¿Y ellos, los que eligen la convivencia antes que el matrimonio, qué opinan? Para Romina Eustacchio, de 37 años, son más importantes los sentimientos. “El casamiento sólo es una formalidad. El amor y el compromiso no necesitan papeles”, resalta. Junto a Carlos, de 46 años, tienen tres hijos y nunca se les pasó por la cabeza poner la firma en la libreta.

Para Florencia Caram, la convivencia es fundamental por que es donde uno se conoce realmente, se descubre y se enamora o no. “Después veremos si hay casamiento o no”, resume.

“Los sentimientos no pueden ser ni más ni menos por el hecho de tener o no la firma en un cuaderno. Yo apuesto a la convivencia y estoy convencida de que no es porque no quiera comprometerme; para nada. Sigo creyendo en la fidelidad como un pilar de mi relación. Nos respetamos, nos amamos, cuidamos nuestro hijo y apostamos cada día a esta familia que formamos hace ya dos años. No necesito entrar vestida de blanco hasta el altar”, expresa Virginia (28) Junto a su pareja, Mariano Sánchez, hicieron el trámite de unión convivencial que les exigía la obra social. Así y todo desde hace tiempo vienen esquivando la pregunta de sus padres: ¿por qué no se casan?. “Porque sencillamente no nos importa para ser felices”, rematan.

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