Cartas de lectores

Día de la Mujer

En LA GACETA del 8 de marzo, en la sección Entretenimientos -”¿Sabías que...?”, con el título “Día Internacional de la Mujer”, en el último párrafo de la nota debería haberse citado también a la inolvidable Alicia Moreau de Justo. Desde 1906, pensadora, médica, docente, escritora, conferencista, oradora, luchó -sin prisa y sin pausa hasta su muerte a los 100 años, en 1986- por la educación primaria, secundaria y universitaria sin distinción de género, en una época en que la mujer carecía de esos derechos. En 1932 elaboró un proyecto de sufragio femenino que fue rechazado en el Senado. En 1951, se votó por primera vez en Argentina, pero -irónicamente- ella no pudo votar porque estaba detenida como otros dirigentes opositores al peronismo. Militante socialista, organizadora y participante en favor de los derechos políticos y del trabajo de las mujeres, argumentaba: “Estoy convencida que es posible hacer transformaciones revolucionarias pacíficamente”. Al recordarla, honramos su memoria.

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Silvia Helman

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Aborto (I)

Lo que está en discusión no es el aborto sino su despenalización, basada en realidades comprobadas e indiscutibles. La ilegalidad no disminuye la cantidad de abortos realizados; sólo aumenta los clandestinos, que son potencialmente mortales para la mujer. Ninguna mujer deja de abortar porque sea ilegal. En los países donde es legal, no hay mayor cantidad de abortos, pero las muertes de mujeres por los mismos son casi nulas. Es decir, las mujeres no abortan más por el hecho de ser legal. Es imposible lograr una educación sexual que garantice en un cien por ciento la ausencia de embarazos no deseados. Incluso, los anticonceptivos tienen un margen de falla. Es por eso que en los países desarrollados, donde la educación sexual es la mejor, el aborto es legal. La despenalización no obliga a las mujeres a abortar, sólo les da garantía de sobrevivir a las que eligen hacerlo. En los países en los cuales el aborto es legal, las mujeres no lo utilizan como método anticonceptivo. Una mujer muerta por aborto incluye, además, a un hombre viudo, hijos huérfanos y padres sin su hija. Quien lucha en contra de la legalización del aborto, aunque se sienta conforme y orgulloso/a de su posición, debe saber que su lucha no disminuye la cantidad de abortos, sólo aumenta el número de mujeres pobres que mueren en manos de una sociedad que las margina. Se puede estar en contra del aborto, pero a favor de su despenalización.

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Guillermo Golcman

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Aborto (II)

Al final de la monarquía del rey Luis XVI y de la reina María Antonieta de Francia, tenían un asesor oculto, pero muy influyente, que aconsejaba la guillotina para los deudores, opositores, etcétera. Así hasta que, llegada la Revolución, el rey y la reina terminaron sus días en la misma guillotina y verdugo. Luego, este asesor se pasó a las filas de la Revolución Francesa, y empezó a perseguir a monarquistas para matarlos en la guillotina, justificando la muerte como antes. Asesinó a miles de personas, hasta que un día también encontró la muerte, la misma guillotina y verdugo. Su gobierno se conoció como el Reino del Terror, el Verdugo de París. Maximilien Robespierre no creía en el Dios de la religión católica; hablaba de un Ser Supremo y al poco tiempo se exponía para ser adorado por sus seguidores políticos (narran las crónicas de la época), es decir, que él era “dios”. Cuando tratas con la muerte como amiga, la muerte te llegará por el mismo camino, porque la muerte no tiene amigos. Muchos hablan en Argentina a favor del aborto y de la pena de muerte, pretenden que el pueblo argentino les conceda el poder de una ley para manchar con sangre, y en su nombre, el suelo bendito. Pregonando que nuestra Patria se librará de la muerte con más muerte es un nefasto delirio. Verdugo de niños, el camino que transitas, el del terror, ya ha sido transitado antes por otros reinos y verdugos, que no respetaron la vida y al final terminaron solos, en la guillotina, y sus seguidores al ver rodar sus cabezas, comprendieron que, además, no era el dios en quien creían. La Santa Biblia - Mateo 18: 1-14.

Pedro Isaac Pabon

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Aborto (III)

El domingo 4/3, el Evangelio de San Juan narra el enojo y la reacción de Jesús, ante la corrupción de los mercaderes en el Templo de Dios. En la misa, el sacerdote lo asemejó con la actual corrupción y la falsedad o doble vida de los católicos y, nos llamó a alzar la voz, al igual que Jesús, en las circunstancias que afecten a Dios, a la ética y a la moral. Ayer, 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. Por otro lado, se está debatiendo la legalización del aborto en Argentina, continúa la violencia de género, la explotación y hambre de mujeres y niños. Resulta llamativo que, en un país donde, según una encuesta no muy lejana, el 90% de la población se considera católica, las autoridades y la gente pidan a gritos la despenalización del aborto. Nadie debe “matar”, salvo en defensa propia, sobre todo a los niños en gestación o por nacer. Si bien existen circunstancias en que los niños son concebidos por abusos o ignorancia, bajo ningún punto de vista está justificada su extinción por la “mano del hombre”, dado que el bebé no es culpable y tiene el derecho a nacer y a vivir. Sólo Dios dispone de nuestras vidas. Existen varias instituciones que instruyen, acogen o se ocupan de dar en adopción, a los chicos que las madres no pueden criar, a matrimonios que esperan la llegada de un hijo a su hogar. De esta forma, si se aceitara este circuito de adopción, se beneficiarían los matrimonios y los chicos acogidos, evitando las muertes prematuras y la carga de conciencia de las madres al abortar. Pido al pueblo, a la Iglesia católica y a las autoridades (sobre todo a los que juraron sobre los Santos Evangelios) rechazar la Ley del Aborto y alzar la voz en defensa de la mujer, los niños y la vida. El 25 de marzo (Día de los Derechos del Niño por Nacer), se convoca a la “Marcha por la Vida”. Protejamos a los niños concebidos, a nuestras familias y a nuestro país, consagrándonos, al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.

Marcos A. Machado

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Aborto (IV)

El juramento hipocrático es un juramento público que pueden hacer las personas que se reciben de médicos. Tiene, en sí, un contenido ético y, por ende, orienta al profesional en su práctica futura. En su origen, propiciaba y regulaba las obligaciones para con el maestro, discípulos, colegas y pacientes, y en la actualidad sigue practicándose como una consagración de lo que debe representar el trabajo del médico en la sociedad. Aun cuando en los tiempos que corren tenga un valor histórico y tradicional, es como un rito de iniciación después de la graduación y previo al ejercicio como médico. En lo personal y a la distancia, recuerdo que sentí mucha emoción al realizar mi juramento hipocrático, ya que estuvo conmigo mi querido padre, médico de vocación. En su texto original, Hipócrates (siglo V A.C.) establecía que: “Se abstendría el médico de aplicar a las mujeres pesarios abortivos”, entre otros propósitos nobles en pos de la vida, la curación y el respeto por los pacientes. En el año 1948 se corrigió y se redactó un nuevo juramento hipocrático en la Convención de Ginebra, después de la Segunda Guerra Mundial. Finalizaba así: “tendré absoluto respeto por la vida humana. Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor”. Creo que tengo, por lo menos íntimamente, el derecho a pensar y sentir así.

Juan L. Marcotulllio

Ituzaingó 1.252, 
Yerba Buena

Alcoholismo en Tafí Viejo

Estoy totalmente de acuerdo con la carta “Alcoholismo en Tafí Viejo”, del lector Jacinto Barrionuevo (8/3), mediante la cual solicita que se activen con urgencia los mecanismos de control, trabajando mancomunadamente las autoridades y los padres de los jóvenes que ven desbordadas sus conductas por la ingesta de alcohol. Es necesario impulsar tales medidas en todos los parajes veraniegos con los que cuenta nuestra provincia que, en estos meses, están colmados de jóvenes ansiosos de pasarla bien. No estaría de más que la autoridad encargada del turismo de la provincia organizara campañas, debidamente publicitadas, en esos parajes. Los expertos podrían exponer en ellas, con la crudeza necesaria, las dramáticas consecuencias que acarrea la ingesta de alcohol en todos los órdenes de la vida y la rapidez con la cual esto que parece ocasional puede convertirse en un hábito destructivo.

Carlos Marcolongo

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Enseñanza

“¿Quién enseña qué?” Entre culpables, culpas, responsablidades y roles; y más allá de santificar muy erróneamente profesiones, en dos días de clases perdidos la enseñanza académica adeudada a miles de pequeños es ínfima en relación a la impuesta socialmente. Entre padres quejosos por no poder depositar a sus hijos en la escuela pública ya malograda, pulseadas de números y cifras porcentuales una sociedad toda enseña miseria. Miseria “humana” no económica, esa de la que nunca se logra recuperar a individuo alguno, esa que acuña a una Nación para siempre. Curiosa forma de educar la nuestra...

Karina Zerillo

Cazzaro
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Explicación de una renuncia

Utilizo este prestigioso espacio periodístico para aclarar los reales motivos de mi renuncia. Antes que nada, reitero mi agradecimiento, como ya lo hice oportunamente, al gobernador y vicegobernador, al ministro de Seguridad y a todos los que directa o indirectamente confiaron en mi designación. También debo hacer extensivo mi reconocimiento a todos los que hoy, a pesar de la situación que afronto, me siguen apoyando, me entienden y confían en mi persona. El motivo de la presente es aclarar cierto escepticismo y falsos comentarios que se generaron en distintos sectores de la provincia sobre los motivos de mi alejamiento. Pero hoy no les escribe el funcionario, sino un ciudadano más como todos ustedes; esposo, padre, abuelo, hermano, tío, vecino, etcétera, y lo hago sin pelos en la lengua, como un verdadero tucumano que soy. Hacía tres meses que el trabajo y la problemática de la inseguridad nos atraparon a todas las personas que integran el comprometido equipo del Ministerio de Seguridad; es así, que el día a día nos resultaba corto para poder atender, conformar y dar respuestas a todas nuestras obligaciones. Imaginen lo que ello ocasionó en mi familia. Sin darme cuenta, la dedicación y entrega total al trabajo causaron ausencia, reclamos, incomprensiones y discusiones en el seno familiar. Hasta que la más pequeña de mis hijas apareció con dos cartitas en sus manos, hechas de puño y letra, en hojas de carpeta y nos las entregó. Al leerlas nos tembló el cuerpo y el alma; quedamos estupefactos, sin respuestas y reacción en esos momentos, pero nos trajo a la realidad. Ahí comprendí que mi pasión y entrega por lo que hago, el hecho de querer atender y resolver todo me estaban llevando a descuidar lo más que quiero en vida, mi familia. Esta situación, y no otra, es la que me llevó, francamente, a priorizar mi familia y a poner en manos del ministro de Seguridad mi renuncia, porque entiendo que aquí nadie es imprescindible y que existían suficientes motivos que me imposibitaban seguir cumpliendo la función como las circunstancias lo exigen. Sinceramente, no me da vergüenza revelar algo tan personal; tampoco pretendo transformarme en ridículo ni generar en los demás sentimientos de lástima, compasión o tristeza; es más, me siento satisfecho de poder aclararlo y estoy orgulloso de mi esposa e hijos y especialmente de la más pequeña, que tuvo la valentía de manifestar lo que sentía y quiere para su familia. Por último y como reflexión, quiero decirles que esta es una realidad desconocida por muchos, incluso por el propio Estado y las instituciones. Creemos que el policía, el agente penitenciario, el bombero, el médico y los servidores públicos en general son solamente una máquina de dar respuestas; y cuando esto no acontece, sólo cuestionamos, pero no nos detenemos averiguar el porqué, a mirar un poquito más allá, lo que pasa en el interior de la persona y de su seno familiar.

Miguel Ángel Gómez

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