Sorprendidos con la guardia baja

Febrero promete ser mucho más eléctrico que el desenchufado enero, al menos de la política. Acabadas las vacaciones para los principales dirigentes de la provincia, la actividad volverá a poner sobre la superficie todos los asuntos irresueltos. Y como las cuestiones pendientes no hacen distinciones entre oficialismo y oposición, todos estarán bastante atareados.

Es en la capital donde más urgidos están. La pelea política hizo que pasaran diciembre y enero sin ponerse de acuerdo para actualizar las tarifas del transporte público de pasajeros. Así, el intendente macrista Germán Alfaro y el presidente del Concejo Deliberante, Armando Cortalezzi, retomarán las tareas con el apuro de hallar una salida al laberinto en el que se encerraron, antes de que vuelva a pararse el servicio público. ¿Se avanzó algo tras los choques de 2017? En absolutamente nada. El esguinzado jefe municipal (volvió de las vacaciones con una férula en uno de sus tobillos) espera que los ediles de la Casa de Gobierno cedan alguna de las comisiones estratégicas. Recién entonces aceptaría sentar en esos grupos a sus concejales. Sin dictamen, insiste Alfaro, no convocará a sesión extraordinaria para tratar el aumento del boleto. Desde la presidencia del Concejo están dispuestos a charlar, pero no a entregar la mayoría en las comisiones que marcan el pulso de una gestión, como Hacienda, Obras Públicas, Peticiones y Transporte. “Si se acuerdan cuestiones básicas va a tener lo que necesite para gobernar, pero no tiene la mayoría en el Concejo y ya no la va a recuperar”, respondió uno de los operadores de la Casa de Gobierno en el Concejo sobre la relación con la Intendencia. ¿Cuándo podrían surgir novedades en torno a la bomba que quedó activada del año pasado? A fines de la segunda semana de febrero, sobre el filo de un nuevo paro de choferes. Alfaro, en paralelo, tiene sobre sus espaldas a un sector del empresariado de colectivos muy ligado al núcleo duro del PRO. Ya el año pasado, por las reiteradas quejas de estos dirigentes, el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, le había enviado una “delegación” al municipio. Ahora, el funcionario de Mauricio Macri ya fue puesto al tanto de las últimas novedades tucumanas.

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En el oficialismo provincial también cargan con sus cruces. La semana finalizó recordándole al gobernador, Juan Manzur, que poco y nada hizo para que miles de tucumanos no sufran las consecuencias de las inundaciones. Esta vez no fue el sur, pero sí la capital y varias localidades cercanas. Bastaron las primeras lluvias fuertes para desnudar el desgobierno. Con Manzur más preocupado por el lobby nacional y ajeno a los quehaceres domésticos, la crisis encontró a los funcionarios que deben dar respuestas inmediatas con la guardia baja.

La interna en el peronismo que gobierna la provincia también retomará impulso en estos días, con el reintegro del vicegobernador, Osvaldo Jaldo. El tranqueño sabe que debe contrarrestar la foto que José Alperovich le arrebató a Manzur en la Secretaría General de la Gobernación. Tendrá su revancha cuando los principales referentes alperovichistas, afectados por la poda en la Legislatura, vayan a verlo. Para seguir teniendo esos beneficios, deberán hacer un nuevo juramento de fidelidad. Jaldo no está dispuesto a quedarse quieto porque, aunque intuye que Manzur querrá repetir la fórmula en 2019, está lejos de ser un hombre confiado.

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Enfrente, un recién aterrizado José Cano también deberá comenzar a ordenar su propio desorden. Aunque le resta importancia, mira de reojo el arribo del ex ministro Alfonso Prat Gay; en especial, porque el primero que le abrió las puertas de Tucumán fue el propio Alfaro. También, porque en Buenos Aires se escucha cada vez más seguido que nadie tiene el lugar asegurado en las candidaturas de 2019. La senadora Silvia Elías de Pérez es una de las que repite esa advertencia y, en consecuencia, la que consulta cada tanto en la Capital Federal: quiere asegurarse que haya margen para levantar la cabeza. Con la idea de recuperar vitalidad, Cano ya mantuvo conversaciones con Domingo Amaya para organizar una suerte de relanzamiento de Cambiemos en Tucumán. La idea es que se concrete a fines de este mes. La clave para el diputado será mostrar unidad y respeto hacia los 300.000 votos que, dice, lo respaldan.

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