Video: el "niño del cerro" llegó sin previo aviso

Video: el "niño del cerro" llegó sin previo aviso

A la vera de la ruta 307, camino a los Valles, una joven dio a luz a un bebé dentro de una ambulancia. La mamá asegura que no sabía que estaba embarazada. El “partero” fue un comisario al que justo se le había parado el auto en esa zona. Y hubo final feliz.

17 Enero 2018

La primera luz que vio en su vida Pablo Agustín Costilla fue la brillante y temblorosa linterna de un celular. Y antes de que decidieran su nombre, la circunstancia lo bautizó con su apodo. “El niño del cerro”, para algunos, “El niño de la ruta”, para otros, llegó al mundo el domingo poco antes de la medianoche, en la oscura y fría orilla de la ruta 307, muy cerca del Monumento al Indio.

El nacimiento del pequeño Pablo -literalmente pequeño, porque pesó apenas 2,30 kilos- fue una historia de película. Una conjunción de sucesos azarosos que dejó a todos sorprendidos. Principalmente a sus jóvenes padres, quienes aseguran que no sabían nada del embarazo. La misma cara de asombro tenían los abuelos del nene, que hasta ayer estaban instalados en el Hospital de Concepción acompañando a su hija y a su nieto en las revisiones de rutina.

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¿Vesícula? Nada de eso

Isabel Luna tiene 21 años, pero físicamente parece una adolescente. Delgada, de cara aniñada, ahora está infinitamente enternecida por lo que sucedió el domingo. Junto a un grupo de amigos y a Agustín Costilla, su novio de 19 años, habían ido a pasar el fin de semana en El Mollar. Ella es de Alto Verde, localidad ubicada a 15 kilómetros de Concepción. “Estábamos a la orilla del lago pasando la tarde y sentí unos fuertes dolores en la panza. Entonces le pedí a Agustín que me acompañara a la casa en la que estábamos parando”, cuenta la flamante mamá.

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Los dolores no aflojaban. Por el contrario, eran cada vez peores, así que pidieron asistencia a una vecina. Ella los acompañó al CAPS de El Mollar, donde pensaron que se trataba de la vesícula, por lo que pidieron una ambulancia para trasladarla a Concepción.

A Agustín no le gustan las curvas y contracurvas del cerro. Dice que lo descomponen, lo marean y le dan ganas de vomitar. Eso, más el susto por el estado de su novia, más la velocidad a la que iba la ambulancia, lo hicieron vivir el peor viaje de su vida. Y todo empeoraba, porque comenzó a ver que algo extraño salía de la parte baja del abdomen a su novia. Ella estaba al borde del desmayo y él también, pero le quedaron reflejos pera pedirle ayuda al chofer de la ambulancia, quien atinó a frenar a la orilla de la ruta. En ese momento, Carlos Yelma, el conductor, se percató de que el problema de Isabel no era la vesícula. Ella había entrado en trabajo de parto y a los pocos minutos perdió el conocimiento.

Un Ángel

Cuando se despertó, Isabel ya era otra persona. Una mujer que se había convertido en mamá. Estaba en el último tramo de un parto inesperado, desconcertada, mirando la desesperación de su novio, del chofer de la ambulancia, de un médico que justo pasaba por la ruta y de lo que ella, varias horas después, llamó “un ángel”. Es que Ángel Benjamín Rodrigo, policía que esperaba un auxilio mecánico en la 307, se convirtió en su partero (ver aparte). “No nos veíamos ni las manos, todo fue a la luz de la linterna del celular”, contó Rodrigo.


A pesar de todo el trajín, fue un parto sencillo. Pablo Agustín llegó a los brazos de su mamá sin más inconvenientes que la improvisación y -nuevamente- la sorpresa que ocasionó a toda su familia. En diálogo con LA GACETA, Isabel sostenía una y otra vez que no se había percatado de que estaba embarazada. “Quizás se movía de noche, porque de día nunca sentí nada raro”, afirmó.

La casualidad lo convirtió en héroe

Son esas cosas que pasan muy pocas veces en la vida, pero para las que hay que estar preparados. Ángel Benjamín Rodrigo, comisario de la Policía de Tucumán, fue héroe por una noche. Adentro de una ambulancia y en medio de la ruta 307 ayudó a traer al mundo al hijo de Isabel Luna.

Rodrigo se desempeña en la seccional Primera, en San Miguel de Tucumán. Pero había ido a pasar el fin de semana a Amaicha del Valle. Cuando regresaba, su vehículo sufrió un desperfecto y quedó varado. “Eran las 22 y se me apagó el auto mientras manejaba. Logré estacionar en una curva y poner las balizas. Era la bomba hidráulica”, le explicó el policía a LA GACETA. “El auto que iba atrás paró para auxiliarnos y llevó a mi familia hasta la ciudad. Yo me quedé solo. Estaba muy oscuro, no me podía ver ni las manos”, contó.

No lo niega: en medio de la oscuridad sintió algo de miedo. Temía ser víctima de un robo o que se produjera un choque, porque la ruta a los Valles tiene una banquina angosta. Y mientras esperaba que llegase la grúa sucedió algo que califica como “maravilloso”. “Como a las 23, una ambulancia se paró detrás de mi auto. Yo, en mi desgracia, me acerqué para ver si necesitaba ayuda”, relató entre risas el comisario. Carlos Yelma, el chofer de la ambulancia, le explicó lo que ocurría.


“Tenía a una chica muy jovencita, de 21 años, pero parecía de 16 o 17, y otro joven de edad similar (el novio, Agustín Costilla, de 19 años). Ella estaba a punto de dar a luz. Carlos me dio unos guantes. La chica venía con un diagnóstico de dolores en el vientre. Los chicos no sabían que traían un bebé al mundo”, contó Rodrigo. “Hice lo que me enseñaron en la Escuela de Policía”, relató.

“Dios hizo posible lo imposible y el chico salió solo; la chica casi que no hizo fuerza. Lo recibimos y al toque lo tapamos con una manta. Le hice los dos nudos al cordón umbilical con el cordón de mi zapatilla para cortarlo, porque en la ambulancia no había con qué hacerlo. Cuando fui a buscar un cuchillo que tenía en el auto, estacionó un joven y nos dijo que era médico. Él le corto el cordón. Cuando le quisimos dar el nene, la chica estaba confundida, primero no lo quería recibir”, manifestó Rodrigo, que se autoproclamó como el “policía partero”.

La ambulancia siguió su camino hacia Concepción con la nueva familia y Rodrigo se quedó esperando la grúa. Cuando Yelma volvió a pasar por el lugar, el policía todavía seguía allí, así que le dejó una gaseosa y continuó hasta El Mollar. La grúa llegó cerca de las 3 de la mañana y el comisario recién pudo volver a su casa.

En calma: la mamá y el bebé están saludables


“Sí, es posible que la joven no se haya dado cuenta de que estaba embarazada. Estaba tomando anticonceptivos y pensó que por eso no le venía la regla. Le vamos a enseñar el uso correcto de los anticonceptivos. El bebé nació prematuro tardío, es decir que cumplió los meses de gestación pero no maduró como lo hace un bebé normal de 36 semanas. Está en buen estado, pero igual le harán los estudios correspondientes para asegurarnos”, detalló Aída Carrizo, subsecretaria del Hospital Regional de Concepción. “Estamos contentos de haber recibido al “El niño del cerro”, destacó Carrizo.

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