Es cosa de creer o reventar

Es cosa de creer o reventar

¿Ayudó? El brujo Manuel viajó a Ecuador pero no hizo goles. Messi, sí. ¿Ayudó? El brujo Manuel viajó a Ecuador pero no hizo goles. Messi, sí.

No habrá Tilcara ni brujo Manuel, pero sí Messi. “Leo” sigue afilado. Tanto que suena cada vez más insultante ver que tiene menos premios individuales en esta última década que Cristiano Ronaldo. “Es de vergüenza que lo comparen con cualquier otro”, dijo días atrás su ex compañero de Barcelona, Xavi, en una formidable entrevista al diario “El País”, de Madrid. Concedamos que Messi no brilla con la misma consistencia en la Selección. Pero Argentina jamás le aportó laterales-socios como Dani Alves ayer, o Jordi Alba hoy. Ni un Xavi, Andrés Iniesta o Sergio Busquets. Y ya quedó claro que, Messi solo, no puede ganar un Mundial.

Pero el equipo es hoy tarea de Jorge Sampaoli. No de la supuesta vieja promesa a la Virgen, jamás cumplida, razón por la que muchos creen que Argentina nunca volvió a salir campeón. Por “la maldición de Tilcara”. Otros piensan en el brujo Manuel.

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La polémica de Tilcara volvió en estos días después de que el intendente Ricardo Romero prometió la asistencia de Oscar Ruggeri, Ricardo Bochini y Jorge Burruchaga, entre otros campeones de México ‘86, para cumplir la supuesta promesa de agradecimiento al santuario de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral. En ese mismo acto, en diciembre pasado, y con la presencia del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, Romero también anunció presencias de artistas como Los Caligaris (popular banda cordobesa) y hasta del Chaqueño Palavecino. No fueron. Y también los jugadores dijeron que nadie había hablado con ellos. El que se enojó más en los últimos días fue Ruggeri.

“Esto dejó de ser joda, es una falta de respeto para la gente de Tilcara”, dijo el “Cabezón”. Los jugadores aclaran que pueden ir si se organiza bien. Pero aseguran que nadie hizo jamás una promesa formal de volver a Tilcara para agradecerle a la virgen si Argentina se coronaba en México.

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“La dijo así, como al pasar, uno de ellos en una charla informal, donde hablábamos de lo difícil que estaba todo en ese momento y lo difícil que parecía ganar el Mundial”. Me lo dijo David Gordillo en una charla radial el viernes pasado. Gordillo era uno de los pibes que en 1985 no podían creer tener entre ellos a jugadores consagrados, a quienes ni siquiera podían ver por TV, porque entonces no había televisión en Tilcara. Los conocían por fotos de “El Gráfico” o de diarios. Entre el 6 y el 15 de enero de 1986, el DT Carlos Bilardo llevó a 14 jugadores a Jujuy. De San Salvador, en ómnibus hasta Tilcara, por camino de tierra, porque la ruta estaba cubierta por el desborde del río Grande. Un trayecto se hizo a pie por temor a derrumbes. Tilcara tenía 2.000 habitantes y un solo teléfono, que dejaba de funcionar a las seis de la tarde. Está a 2.488 metros sobre el nivel del mar, una altura parecida a la que tendría que soportar la Selección en el Distrito Federal de México. Tilcara era ideal para probar la reacción de los jugadores en altura. Once de los 14 jugadores que Bilardo llevó a Tilcara terminaron viajando a México.

No había cancha reglamentaria. Pura tierra. Y piedras. Entrenamiento doble. Durísimo. Es conocida la anécdota de José Luis Cucciuffo. “Muchachos, ustedes sigan corriendo, pero yo me desmayo”, le dijo a sus compañeros. Y se cayó. El plantel viajó media hora para jugar dos amistosos en Humahuaca, en la cancha ya con buen césped de Estudiantes. Ganó 5-0 y 5-1. Sergio Cazón, que tenía entonces 16 años, contó al colega Andrés Burgo que gambeteó dos veces a Néstor Clausen, hasta que el ex lateral de Independiente le avisó que la próxima lo “revoleaba por el techo”, porque se estaba jugando el puesto. ¿Y la promesa? Según Gordillo, en una de las tantas charlas, los jugadores se interesaron al saber que el pueblo de Tilcara era muy creyente de la virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, un paraje a 25 kilómetros al que se llega a lomo de burro o a pie, por la montaña, en un viaje de seis o siete horas.

“Pero si la virgen es tan milagrosa le vamos a pedir que nos ayuden a obtener el título de México y después vamos a volver”, dijo supuestamente un jugador. Nadie dice quién.

Más que de Tilcara ahora son tiempos del brujo Manuel. Vidente católico de 57 años, todo un mito en Estudiantes de La Plata, ganó fama nacional tras su presencia en el estadio “Atahualpa” de Quito, horas antes de que Argentina le ganara 3-1 a Ecuador con tres goles de Messi y acabara con el sufrimiento para ir a Rusia.

A escondidas, sin nadie en el vestuario, Manuel ensayó algo así como una plegaria frente a las camisetas de Messi y Di María, y besó sus escudos. Repitió el rito frente a los botines de “Leo”. Recorrió luego el campo de juego. La gestión fue de Javier “Pipo” Marín, integrante del departamento de selecciones de AFA, con el visto bueno del presidente Claudio “Chiqui” Tapia. Uno de los utileros le regaló la camiseta de Messi tras el partido. El brujo Manuel no irá a Rusia, anticipan desde la AFA. El fútbol, se sabe, es un ambiente que combina mucho de superstición, de cábala y lo que fuere útil para ganar. Pero la pelota avisa desde hace tiempo que sólo reconoce a San Messi.

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