Oprah, el sueño americano de millones de electores huérfanos

Oprah, el sueño americano de millones de electores huérfanos

La presentadora es la “esperanza” demócrata para recuperar la Presidencia en 2020 El alegato de Winfrey en contra del acoso sexual en Hollywood desnudó la carencia de liderazgos éticos en la superpotencia

 Oprah Winfrey. FOTO TOMADA DE LA NACIÓN. Oprah Winfrey. FOTO TOMADA DE LA NACIÓN.
11 Enero 2018

La popular productora, conductora y actriz Oprah Winfrey no sólo expuso la crisis de identidad que atraviesa Hollywood con su potente discurso en los Globos de Oro, sino que, más tarde y quizás sin quererlo, dejó al desnudo la falta de liderazgos políticos éticos e inspiradores en Estados Unidos, la gran potencia mundial dominada por la verborragia misógina y discriminadora de su presidente.

Oprah, como la llaman todos los estadounidenses después de 25 años de verla en la televisión en The Oprah Winfrey Show, el programa diurno más popular de la historia del país, habló de la lucha de las mujeres, de las mujeres negras y de las mujeres negras y pobres.

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Fue dura, directa, pero, fiel a su estilo, concluyó con un mensaje de esperanza y de superación. “Entrevisté y presenté a personas que enfrentaron algunas de las cosas más feas que la vida te puede poner delante, pero todos parecían compartir una misma característica, la habilidad de conservar la esperanza de un mañana mejor, aún en nuestras noches más oscuras”, sentenció, emocionando a millones en EEUU y el mundo.

Una infancia abusada

Oprah no es la única que dio un discurso movilizante esa noche en Los Angeles ni la única figura pública en Estados Unidos que busca contrarrestar el clima de desesperanza que corroe a una parte importante de la población desde que Donald Trump ganó las elecciones en noviembre pasado y asumió la Presidencia hace casi un año.

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Pero sus palabras tienen un poder especial con el público estadounidense, un público que conoce su historia, que la vio crecer detrás del micrófono y frente a las cámaras, y al que Oprah se acercó en los 80 con una sola promesa: escucharlo.

A sus 63 años y después de 40 años de carrera en los medios, es una de las mujeres más ricas de Estados Unidos -tiene una fortuna estimada en U$S 2.900 millones, según la revista Forbes- y representa el ejemplo más acabado del sueño americano.

Mientras la credibilidad estalló por los aires en Hollywood y hace tiempo que está en baja en Washington, Oprah siempre vinculó sus posiciones e ideas con su historia personal.

Nació en un pequeño pueblo de Mississippi en 1954, cuando en el sur de EEUU dominaba el racismo y la segregación. Pasó los primeros años con su abuela en el campo y aprendió la disciplina de esa época a los golpes.

Más tarde, se fue a vivir con su madre, una mujer soltera y trabajadora. A los nueve años fue violada por primera vez y sufrió abusos hasta los 14, cuando quedó embarazada. El niño nació, pero murió poco después.

Para entonces ya vivía con su padre, quien la incentivó a estudiar, al mismo tiempo que le limitó la vida social, especialmente con el sexo masculino, al máximo.

Empezó a trabajar en una radio local mientras iba al secundario y a los 19, cuando ya estudiaba con una beca en la universidad, empezó a co-conducir un noticiero nocturno.

Su carisma y, principalmente, su habilidad para escuchar a la gente y lograr que se abran ante el micrófono le garantizaron un ascenso meteórico.

Una adultez exitosa

Cuatro décadas después su figura trasciende las líneas partidarias, de género y, sin dudas, de clase social.

Tanta es su proyección que en septiembre pasado (mucho antes de que dominara la ceremonia de los Globos de Oro con sus palabras), el diario The New York Times la incluyó -al fondo, pero la incluyó- en la lista de potenciales candidatos presidenciales del Partido Demócrata para derrotar a Trump en 2020.

La lista nombra a varios gobernadores, alcaldes y legisladores, algunos incluso ya cayeron en gracia por denuncias de abuso y acoso sexual, como el senador Al Franken, una de las ex estrellas del show Saturday Night Live, quien hace unos pocos días renunció a su banca.

Ninguno de los mencionados ha conseguido, por ahora, convertirse en una figura de proyección nacional, ni siquiera en los medios de comunicación más afines al Partido Demócrata.

La figura de Oprah, en cambio, sigue en ascenso.

Una madurez meditada

La empresaria prometió varias veces en entrevistas que “nunca” se presentaría como candidata a Presidenta u otro cargo. Sin embargo, cuando su pareja de hace 30 años, Stedman Graham, sacudió a los medios tras los Globos de Oro al afirmar que ella “está activamente considerándolo”, Oprah no lo confirmó ni desmintió.

Más allá de lo que finalmente decida, la sola mención de su nombre en las redes sociales y los medios como una opción para las próximas elecciones presidenciales, desató la esperanza de mujeres, hombres, demócratas e independientes que hace un año siguen atónitos las polémicas, los agravios y las políticas de Trump.

Un cambio desafiante

Al incluir a Oprah hace cuatro meses como una posible presidenciable demócrata, The New York Times, citó a una columna de un analista conservador, John Podhoretz, que había sido publicada unos días antes bajo el título: La mejor esperanza de los demócrata en 2020: Oprah.

“Si una figura en EEUU merece ser seguida de cerca en los próximos años mientras nuestra cultura política continúa la transformación radical que llevó a la elección de Trump, es Oprah”, escribió. Y concluyó: “Se necesita un ladrón para atrapar a un ladrón, se necesita una estrella -una gigantesca, magnífica y audaz estrella que no se deje intimidar u opacar por Trump- para atrapar a una estrella”. (Télam)

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