Cartas de lectores
05 Enero 2018

Protocolo para Parapente

Leyendo la charla entre Vargas, el padre de Natalia, y el señor Bujazha, el primero le plantea que deberían existir protocolos más seguros para este tipo de negocio, a lo que el piloto le contesta que “no es un negocio sino un club”. Discrepo con usted señor Bujazha, en todo caso es un club que lleva adelante un gran negocio ya que tengo entendido que los vuelos no son gratuitos y se deben reservar con anticipación. Respecto de que fue una falla humana, que existen en cualquier actividad, considero que fue un comportamiento de total irresponsabilidad; no podemos atribuirle al público presente la falta de verificación. Más aún, cuando todos los pilotos declaran no menos de 20 años en la actividad, lo que me hace pensar que la vida del pasajero depende de su profesionalismo y formación. Dejemos de convertirnos en corporaciones para defender a los que las integran y tal vez desaparezcan las grietas de las que tanto hablamos. A la familia de Natalia un fuerte abrazo, y que Dios les dé sabiduría para aliviar estos momentos.

Publicidad

Fernando C. Brunet

[email protected]


“El hombre mediocre”

Cuando leo alguna reflexiones que hacen públicas ciertas personas, con marcado acento reaccionario y referidas a denostar la personalidad de eximios dirigentes argentinos de los procesos populares -no populistas-, como Juan Manuel de Rosas, Hipólito Yrigoyen o Juan Domingo Perón, de inmediato vienen a mi recuerdos de las hermosas pláticas que mantuve con un insigne presidente: Arturo Frondizi. Lo entrevistamos a este hombre destacado por sus cualidades intelectuales, junto con el doctor Lucio Garzón Maceda, cuando asumió la presidencia con el voto popular. En aquella época, yo era dirigente de la Federación Universitaria de Córdoba y Garzón Maceda profesor de Derecho Laboral. En la entrevista, le pedimos a Frondizi su opinión sobre Juan Manuel de Rosas, y nos dio una lección sobre el proceso histórico de nuestro país y señaló que la historia es lo que es y no lo que debió ser. Nos dijo que era necesario destacar que la lucha entre unitarios y federales respondía a dos concepciones cuasi antagónicas sobre la integración nacional. Hoy, al leer declaraciones sin contenido filosófico de los que miran el pasado con ceguera intelectual, los ubico en la categorización formulada por el extraordinario pensador José Ingenieros, de quien soy un apasionado lector. En su obra “El hombre mediocre”, manifiesta que la sociedad se integra con hombres inferiores, hombres mediocres y hombres superiores. Frondizi pertenece a esta última categoría, por ello estimo que los que escriben con odio sobre los procesos populares están, según mi concepto, en la categoría de mediocres. Por eso pido que reflexionen; el país se integra con intelectuales pero también con millones de personas que forman el pueblo en todas sus manifestaciones, generando así el desarrollo económico y cultural para la grandeza de la Nación.

Publicidad

Angel Modesto Gómez

[email protected]


El jardín y el desierto

El calor azota la provincia pero la desertificación continúa implacable. No hay ningún proyecto para aminorar su devastador efecto. Basta cruzar las peatonales, una versión propia del desierto, para experimentar que los extraños hilos que las decoran no ayudan para enfriar. Lamentablemente no se toma conciencia de la importancia de los árboles. Sólo se ven unos raquíticos ejemplares y el resto es todo cemento. Como si nos rebeláramos contra el nombre de Jardín de la República de nuestra querida provincia, y hubiéramos decidido darle la espalda a la naturaleza.

Carmen Perilli

[email protected]


La secundaria y los oficios

Un lector, sobre “el secundario y los oficios”, opina que “los países centrales han dado por concluida esta polémica hace al menos 30 años”. A la “panoplia de saberes” (asignaturas actuales), sostiene, se le “agregan aquellos que van a ser necesarios a los jóvenes en el mundo real, es decir que le otorguen empleabilidad”. Afirma que “en los países que ostentan un nivel de vida más elevado que el nuestro, como Francia, sus colegios secundarios enseñan oficios desde el cuarto hasta el sexto año”. Voy a referirme a otro ejemplo, ya que en el caso francés carezco de información inmediata. Estados Unidos es uno de los países que más reformas educativas ha sufrido (de primera, segunda y tercera generación). La descentralización y la articulación con las empresas (“empleabilidad”, lo denomina) diezmó la educación estadounidense de tal forma que en las décadas del 60 y del 70 en adelante, el 13% de los jóvenes de 17 años eran funcionalmente analfabetos; una cuarta parte de los reclutas de la marina de EEUU no era capaz de leer y entender instrucciones por escrito sobre seguridad y las pruebas de aptitud estandarizadas mostraban un descenso continuo (“A Nation at Risk: The imperative for Educational Reform”. Informe de la Comisión Nacional sobre Excelencia Educativa, Washington, 1983). Esto como consecuencia de la desaparición de lo que denomina “panoplia de saberes” (armadura). En el mismo sentido se expresa un informe del Massachusetts Instituto of Technology (MIT) que concluyó que “las deficiencias del sistema de formación de recursos humanos de los Estados Unidos repercutieron en forma importante en la pérdida relativa de competitividad de la economía” (“Made in América: Regaining the Productive Edge, Cambridge, MIT 1989). La primera generación de reformas dio como resultado que más del 30% de los jóvenes estadounidenses no pudieran comprender una nota del New York Times, ni las indicaciones del recorrido de un bus, lo que fue vinculado a la masividad y extensión del sistema, a la génesis de las familias, a la relación insumos-alumnos (excesiva inversión para un resultado menor) y toda suerte de diagnósticos planteados por los funcionarios expertos de los gobiernos estadounidenses. Pero fundamentalmente “la baja eficiencia del sistema educativo de EEUU ha sido vinculado con su alto grado de descentralización” (“Educación y conocimiento”, Cepal, Op.Cit.). Desde la década de los 80 hubo una segunda generación de reformas, en medio del auge de los conservadores de Reagan y del “neoliberalismo”. Impuso más autonomía, mayor flexibilidad laboral docente, mayor vinculación entre las empresas y la educación junto a una amplia red de “community colleges” o secundarias sui generis. Para otro escrito queda explicar las reformas de segunda y tercera generación en EEUU. Lo planteado, por el lector, es algo similar (con diferencias) a lo esbozado por una visitante importante, aunque bastante desapercibida. Durante 2016 vino Jill Biden, esposa del ex vicepresidente, a Tucumán. En el teatro Mercedes Sosa, ante decenas de docentes, una simpática doctora en educación de la Universidad de Delaware explicó “la necesidad de desarrollar los institutos de oficio ligados a la demanda del mercado laboral”, tan cuestionada en su país. La crisis educativa debe ser objeto de discusión y de transformación por los sujetos de la educación (los que están en las aulas).

Pedro Pablo Verasaluse

[email protected]


Gobiernos muy parecidos

El Gobierno de la Nación que preside Macri presume de los argentinos que veranean en la costa. Pueden verse los mensajes en distintas redes sociales haciendo alusión a que no hay aflicción económica en la gente y que las playas están abarrotadas. Recuerdo que el gobierno anterior de Cristina Fernández hacía lo mismo. El “impresentable” de Guillermo Moreno, entonces secretario de Comercio Interior, se encargaba de hacernos creer que el país estaba bien porque los porteños llenaban Mar del Plata. Mientras los índices que se publican sigan generando desempleo, porque la lluvia de inversiones no llegó; mientras los índices marquen incrementos de pobreza e indígencia, porque el plan pobreza cero no arrancó; mientras el atropello a los jubilados sumado a la mentira de la eliminación del Impuesto a las Ganancias, la inflación que sube como el dólar sin frenos y cuántas cosas más, quizás ahí puedan entender los convencidos de Cambiemos que la provincia de Buenos Aires no es toda la Nación Argentina. Que las pobrezas son distintas y que en el NOA los desnutridos se mueren de hambre. Por eso es irresponsable “medir” en las vacaciones de los que pueden, la pobreza de los que no tienen. Este Gobierno y el anterior se parecen tanto, que a veces que preocupa y mucho.

Williams Fanlo

Azcuénaga 980, San Miguel de Tucumán


El cobro del impuesto automotor

¿Qué tal si los amigos del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán en vez de andar peleando en términos políticos, se ponen de acuerdo y solicitan al Gobierno provincial la recaudación total del Impuesto al Automotor? La Municipalidad de la capital es la que otorga el carnet de manejo, repara las calles y las avenidas, ordena y controla el tránsito automotor, realiza las señalizaciones... ¿Entonces, a qué obedece que la provincia se quede con esa importante masa de dinero, que bien podría fortalecer económicamente a la comuna para encarar más y mejores obras? Espero tener alguna vez una respuesta y menos peleas intestinas. Para eso los eligió la ciudadanía.

Hugo César Navarro

Avenida Francisco de Aguirre 1.582, San Miguel de Tucumán


Aclaración de rentas

En la sección Cartas de Lectores, bajo el título “Nuevo” Impuesto Inmobiliario, se publicó una carta de Cristina Argota ((04/01), en la que expone una supuesta “disposición, inconsulta y arbitraria” en el Impuesto Inmobiliario del período fiscal 2018, estimando que el incremento entre el año citado y el 2017 representa un 240%. Al respecto, y atento a los evidentes errores que se desprenden de la citada carta, corresponde formular las siguientes aclaraciones: a partir de 2013, inclusive, el impuesto se abona mediante cuotas mensuales. Por ello los valores que cita, $ 343.58 y $ 412.30, corresponden a las cuotas mensuales de los años 2017 y 2018 respectivamente, por lo cual el incremento entre ambos años es del 20%. Este porcentaje coincide con el incremento en la valuación fiscal de los inmuebles entre los años citados.

Marta Isabel Najar

[email protected]

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios