Cuando las malas películas pueden inspirar filmes interesantes

ESTRENOS DE CINE

Las referencias a la peor película de la historia son muchas y diversas. Cada vez que se elige a alguna, algún crítico disiente y ubica a otra en el pedestal de dudoso prestigio. Hasta que Tim Burton blanqueó su devoción por el impresentable director Ed Wood en la película homónima, se hablaba de ellas en voz baja.

Hace 14 años, “The room” llegó a los cines por el impulso de su guionista, director, productor y actor protagónico, Tommy Wiseau. Ese triángulo romántico que deviene en tragedia fue descalificada en algunos círculos, lo que fue usado para construirla como un filme de culto en funciones de trasnoche por su oscuro humor especial. 
  

La historia de su rodaje y de su fracaso se transformó en un libro de la mano de Greg Sestero, uno de los actores de un reparto plagado de desconocidos. Ese texto mutó en “The disaster artist: obra maestra”, el único estreno de la semana en los cines tucumanos, con James Franco como protagonista y director, en el personaje de Wiseau. La trascendencia que no logró “The room” parece estar destinada a esta película: ya ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián y está postulada como mejor comedia a los Globos de Oro, a los Critics Choice Awards y al National Board of Review, mientras que Franco cosecha postulaciones como mejor actor. Todo ello le abre la puerta a varias candidaturas para los Oscar.

La historia original de un millonario que quiere triunfar en Hollywood es abordada desde la sátira dura, pero desde el amor que se tiene a un proyecto, que impulsa a no conocer límites para concretarlo y a buscar alianzas y forjar amistades entre personajes que no logran entender la tarea que encaran. Ese costado emotivo equilibra el relato y deja al descubierto la frialdad de los grandes críticos.