A mitad de camino

Las sentencias hablan. Y en este caso mucho. Por primera vez un tribunal transformó en realidad todas las sospechas que existían en torno al Clan Ale desde hace muchísimo tiempo. Los trató, sin dudas, de ser un grupo mafioso. Y llegó a esa conclusión porque dio por probado que se trataba de una asociación ilícita que se dedicaba al lavado de dinero que provenía de la explotación sexual mujeres, usura, extorsión y tráfico de drogas.

Rubén “La Chancha” y Ángel “El Mono” Ale quedaron perplejos al escuchar el fallo. Jamás en su vida se imaginaron que serían condenados por haber cometido estos ilícitos. A lo largo del debate que duró más de 12 meses, insistieron que esta era una causa política. Dijeron que la causa fue armada por el kirchnerismo a través de la Unidad de Información Financiera, pero no dijeron ni una palabra que fue mantenida por el macrismo que aportó los datos claves para que sean condenados.

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Por otro lado, no se entienden algunas resoluciones de este fallo. Por ejemplo fueron condenados por delitos graves y se retiraron a sus casas sin custodia, donde permanecerán detenidos hasta que el fallo quede firme. Esta decisión no suena bien ni argumentando que eso es lo que sucede normalmente.

Tampoco es comprensible que sólo se los haya multado únicamente a los hermanos Ale y no a todos los condenados que formaron parte de esta banda que lavaba activos. Por último, el tribunal tampoco suspendió a las empresas Cinco Estrellas (es de la actual pareja de “La Chancha” y de su hijo) y de Point Limits SRL, como se lo habían pedido los querellantes porque entendían que esas fueron las firmas que se había utilizado para hacer ingresar ese dinero espurio al mercado financiero.

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