La ciudad ya tiene un nuevo museo para visitar, el templo de San Francisco

La ciudad ya tiene un nuevo museo para visitar, el templo de San Francisco

En el nuevo museo de sitio del convento se funden la historia, la patria y la fe religiosa. La primera bandera en Tucumán, el rastro de los jesuitas y los enseres de los religiosos franciscanos

UNA PAVA, LATAS DE SARDINAS Y DENTÍFRICO. Durante las excavaciones hallaron enseres de uso cotidiano de los religiosos que pasaron por el convento de San Francisco en distintas épocas. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO UNA PAVA, LATAS DE SARDINAS Y DENTÍFRICO. Durante las excavaciones hallaron enseres de uso cotidiano de los religiosos que pasaron por el convento de San Francisco en distintas épocas. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO
15 Diciembre 2017

“Mi amigo: ...he dicho a usted lo bastante; añadiré únicamente que conserve la bandera que le dejé; que la enarbole cuando todo el Ejército se forme; que no deje de implorar a Nuestra Señora de las Mercedes, nombrándola siempre nuestra Generala, y no olvide los escapularios a la tropa...”

En ese fragmento de la carta enviada por Manuel Belgrano a José de San Martín, fechada el 6 de abril de 1814, habita el encuentro entre la lucha por la libertad patriota y la fe religiosa. Dos siglos después de esas palabras, el mismo encuentro se produce en el templo de San Francisco, que desde ayer ha abierto un nuevo museo de sitio que se incorpora al circuito turístico “La ruta de la fe”.

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MESA DE LA JURA. El mobiliario que prestó el templo para el Congreso de 1816 ahora está exhibido. 

El museo, que consta de una sala principal y de un recorrido por uno de los pasillos del convento, se armó casi por necesidad cuando comenzó la obra de restauración del edificio, cuya construcción data -en los inicios- de 1685, con el traslado de San Miguel de Tucumán desde Ibatín. Es que durante las excavaciones los especialistas encontraron piezas que muestran, como en capas, las distintas etapas de la historia del templo.

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La estrella de la muestra es la bandera de 2,64 m de largo x 1,50 m de ancho, identificada como la primera fabricada en Tucumán, en 1814. Fue confeccionada por la entonces Escuela de San Francisco y en 2011 había comenzado a ser restaurada; durante años estuvo confinada a un rincón del altar, al igual que otras valiosas piezas del patrimonio histórico, arquitectónico, artístico y religioso que conserva el templo. Entre ellas, los muebles que se prestaron para el Congreso de 1816 (sillones, la mesa donde se firmó el acta de la Independencia y un Cristo) o la casulla de San Francisco Solano (siglo XVII), por ejemplo.

LA BANDERA. Es quizás la pieza más valiosa dentro del museo.

Todo ese acervo ahora está clasificado, exhibido y puesto en contexto con cartelería, lo que dota de sentido a todas las piezas de un enorme rompecabezas. “San Francisco siempre formó parte de la ‘Ruta de la fe’, pero de esta manera acerca todo el patrimonio a los turistas que visiten el templo. Antes, todo lo que vemos en el museo de sitio estaba en el altar, y los visitantes, en su mayoría, no entran a los altares por respeto”, explicó Gustavo Macció durante la inauguración. Macció es responsable del área de Turismo Religioso del Ente de Turismo.

Lo que sigue es disponer de guías para que cuenten la historia del templo, que es también la historia de Tucumán, porque los objetos no la cuentan por sí mismos. Según Macció, se están gestionando acuerdos con estudiantes de Historia para hacerlo. “Ojalá que podamos tenerlos para este verano, pero lo cierto es que no tenemos fecha concreta”, explicó.

El derrotero del edificio 
- Cuando se traslada la capital tucumana desde Ibatín (1685) comienza a construirse el primer templo. Medía unos   40 x 8 metros.  
- En 1767, cuando expulsan a los jesuitas de toda América, el templo ya estaba casi terminado.
- En 1785 el deteriorado edificio jesuita es transferido a la orden franciscana. 
n En 1879 los franciscanos deciden reconstruir el templo. Hacia 1887 ya tenía un aspecto similar al que vemos hoy

ACCESO. Ilustraciones donadas por el dibujante César Carrizo.

> El derrotero del edificio 
- Cuando se traslada la capital tucumana desde Ibatín (1685) comienza a construirse el primer templo. Medía unos   40 x 8 metros.  
- En 1767, cuando expulsan a los jesuitas de toda América, el templo ya estaba casi terminado.
- En 1785 el deteriorado edificio jesuita es transferido a la orden franciscana. 
- En 1879 los franciscanos deciden reconstruir el templo. Hacia 1887 ya tenía un aspecto similar al que vemos hoy.


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