Un presunto milagro pone a Esquiú a un paso de ser beato

Un presunto milagro pone a Esquiú a un paso de ser beato

Un tribunal eclesiástico estudiará una curación inexplicable para la ciencia ocurrida en Tucumán. Para ser santo se necesita otro milagro.

LA MANO SOBRE LA BIBLIA. El arzobispo Sánchez jura ante el tribunal que investigará el supuesto milagro atribuido a la intercesión de Esquiú.LA GACETA / FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO.- LA MANO SOBRE LA BIBLIA. El arzobispo Sánchez jura ante el tribunal que investigará el supuesto milagro atribuido a la intercesión de Esquiú.LA GACETA / FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO.-
07 Diciembre 2017

Tucumán vuelve a ser cuna de un presunto milagro. Es el tercero, después del intercedido por la venerable Madre Camila Rolón, fundadora de las Hermanas Josefinas, el año pasado; y del que beatificó a la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Esta vez el intercesor es un fraile catamarqueño que ya goza de la veneración popular en Argentina, fray Mamerto Esquiú. El milagro que se le atribuye es la curación de una persona de manera extraordinaria, es decir, sin explicación científica. De ser aprobado por el Papa, Esquiú será declarado beato. Luego tendrá que aparecer otro milagro para ser considerado santo.

El hecho sucedió hace más de dos años en Tucumán, pero se mantuvo en secreto para no despertar expectativas. Se recabaron las pruebas médicas y se determinó que podía ser incorporado a la causa de beatificación iniciada en 1946. Ayer la Iglesia de Tucumán nombró y tomó juramento a un tribunal que estudiará el caso y determinará si se trató de un milagro. Forman parte del tribunal el arzobispo, monseñor Carlos Sánchez, el padre Marcelo Lorca Albornoz, rector del Seminario Mayor y delegado episcopal, fray Oreste Mateo Krupsky OFM, promotor de Justicia; el doctor Guillermo Recúpero, profesor de Infectología de la Facultad de Medicina de la UNT, como perito médico; y el padre Julio Javier Suárez y Aldo Fabián Sánchez, notarios. El vicepostulador de la causa es el franciscano fray Marcelo Méndez.

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La ceremonia se inició con una oración de invocación al Espíritu Santo, a la que accedió LA GACETA aunque sólo en parte, porque hubo un momento en que tuvo carácter privado. Se rezó el Credo completo y luego el padre canciller, Darío Monteros, leyó el decreto de conformación del tribunal. A continuación el arzobispo tomó juramento a las personas que integrarán ese grupo y él también puso su mano sobre la Biblia, prometiendo actuar siempre con la verdad, con prudencia y silencio mientras dure la investigación.

Los pasos de la causa

El padre Lorca Albornoz explicó que el tribunal tiene la misión de investigar el supuesto milagro, revisar las pruebas y tomar testimonio a los testigos que estuvieron en contacto con la persona que recibió la gracia. La mayoría de los testigos son médicos y enfermeros, y el perito médico designado es un profesional de la especialidad que goza de prestigio, en este caso es el doctor Recúpero, explica el padre Lorca Albornoz. Los notarios son los encargados de poner todo por escrito.

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Si el resultado de la investigación es positivo, las conclusiones serán revisadas por un experto del hospital Pirovano de Buenos Aires. A la vez que otros dos médicos analizarán el estado de salud de la persona que recibió la gracia. Sólo entonces se pondrán todas las pruebas y las conclusiones firmadas por los distintos profesionales en carpetas lacradas, que un emisario llevará personalmente a la Congregación para las Causas de los Santos. Allí comenzará otro proceso de revisión médica hasta llegar a un equipo de teólogos y después de cardenales que lo enviarán al Papa para el veredicto final.

corazón robado dos veces
Los restos del fraile franciscano se repaRTEN ENTRE CÓRDOBA Y Catamarca  
Fray Mamerto Esquiú nació en Piedra Blanca, Catamarca, el 11 de mayo de 1826. Hijo de humildes labradores, Mamerto vistió el hábito de San Francisco de Asís a los cinco años, a causa de una promesa que había hecho su madre cuando él era niño. Luego ella murió y él debió ingresar al convento franciscano de Catamarca a los 10 años. A los 17 ya era un estudiante sobresaliente. Fue diputado por su provincia y participó en el congreso que elaboró la Constitución Nacional. Fue obispo de Córdoba. Murió en 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho, y sus restos descansan en la catedral de Córdoba, a excepción de su corazón, que, incorrupto, está en el convento franciscano de Catamarca. Ese corazón fue robado dos veces, la última en 2008. Alguien rompió la vitrina y se lo llevó, pero fue detenido. Antes había sucedido en 1990. El corazón apareció a la semana siguiente en un techo del convento.

> Corazón robado dos veces

Los restos del fraile franciscano se reparten entre Córdoba y Catamarca 

Fray Mamerto Esquiú nació en Piedra Blanca, Catamarca, el 11 de mayo de 1826. Hijo de humildes labradores, Mamerto vistió el hábito de San Francisco de Asís a los cinco años, a causa de una promesa que había hecho su madre cuando él era niño. Luego ella murió y él debió ingresar al convento franciscano de Catamarca a los 10 años. A los 17 ya era un estudiante sobresaliente. Fue diputado por su provincia y participó en el congreso que elaboró la Constitución Nacional. Fue obispo de Córdoba. Murió en 1883 en la localidad catamarqueña de El Suncho, y sus restos descansan en la catedral de Córdoba, a excepción de su corazón, que, incorrupto, está en el convento franciscano de Catamarca. Ese corazón fue robado dos veces, la última en 2008. Alguien rompió la vitrina y se lo llevó, pero fue detenido. Antes había sucedido en 1990. El corazón apareció a la semana siguiente en un techo del convento.

> Vicepostulador

“Fray Mamerto Esquiú trabajó por la unidad de los argentinos en momentos de anarquía”

“Este milagro es un regalo de Dios para los argentinos y en especial para Catamarca, ahora que se cumplen los 400 años de la presencia de la Virgen del Valle”, señala el vicepostulador de la causa de beatificación (paso previo para la canonización) de fray Mamerto Esquiú, fray Marcelo Méndez. “Siempre hubo mucha memoria de fray Mamerto Esquiú no sólo como obispo de Córdoba sino como sacerdote y hombre que ayudó mucho a la unidad de los argentinos en momentos de mucha anarquía”, remarcó el sucesor del padre José Martínez, que trabajó incansablemente por la causa. “Pero lo que más nos interesa es el modelo de cristiano que fue Esquiú, un hombre que vivió sus virtudes cristiana en forma heroica y llevó mucha unidad a la comunidad de frailes -dijo-. Fue un modelo de humildad que rechazó honores y glorias humanas para buscar la gloria de Dios”.

> Arzobispo de Tucumán

“Santo no es el que hace milagros sino el que hace bien las cosas de todos los días”

“El hecho de que este sea el tercer milagro ocurrido en Tucumán habla de la fe de nuestro pueblo”, remarca el arzobispo Carlos Sánchez. “Los tucumanos no dudan en recurrir al Señor en los momentos de desesperación. La fe es un regalo muy grande para nuestra iglesia. Este milagro es una bendición porque se trata de una causa que tardó muchos años, como ocurrió con la del Cura Brochero o la de Ceferino Namuncurá hasta que salió la beatificación. Todos ellos son muy argentinos y en el caso de Esquiú el pueblo ya la proclama. Es decir, el proceso canónico se tiene que hacer pero es corroborar lo que ya el pueblo ha ‘primeriado’ con su fe”, remarcó. Sánchez piensa que esta sucesión de gracias para los tucumanos es un llamado a ser más buenos, a ser más santos. “Porque el santo no es el que hace milagros sino el que hace bien lo que tiene hacer todos los días, por amor al Señor”, subrayó.


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