El vecindario ideal esconde racismo, traición y muerte

George Clooney consolidó una interesante carrera como director, aunque en sus proyectos muchas veces estuvo de los dos lados de la cámara, como protagonista o en papeles secundarios de peso (“Operación Monumento”, “Secretos de Estado” y especialmente “Buenas noches y buena suerte”, por ejemplo). En “Suburbicon”, subtitulada en Argentina “Bienvenidos al paraíso”, se alejó de la función de actor y concentró sus fuerzas en la conducción artística de su sexta película, que navega en el juego de los engaños.

Claro que tiene en quiénes confiar las actuaciones, empezando por el dúo protagónico a cargo de Matt Damon y Julianne Moore, nombres que garantizan éxito de taquilla más allá de su talento artístico. El real desafío para Damon era construir un personaje alejado de sus reiteradas composiciones de asesinos entrenados para entrar en otros colores interpretativos. En ese sentido, este filme puede oficiar de transición ya que, sin dejar de lado el clima del policial, se introduce en otras áreas.

La comunidad a la que hace referencia el título está a las afueras de una gran ciudad, donde todo se presenta como ideal para criar pacíficamente una familia norteamericana a fines de la década de 1950, y en plena guerra fría, que tenía a todos angustiados. Al mismo tiempo, eran los años de la confirmación de Estados Unidos como la potencia dominante en Occidente, que exportaba tanto bienes como valores éticos y morales para ser copiados en el resto del mundo, ante la amenaza de ser sospechados de simpatizantes comunistas.

Ese sitio perfecto de casas agradables con jardines adelante es el que tentó a la familia que encabeza Gardner Lodge para instalarse. Pero al mismo tiempo, se descubre que se esconden secretos temibles, a los que se deberá enfrentar en una dinámica que incluye decisiones equivocadas y hombres malos, que quedan en exposición a partir de un hecho cotidiano de carácter policial.

El guión está en manos expertas, que saben muy bien cómo contar una historia de traición, sospecha, violencia y muerte: los hermanos Joel y Ethan Coen, aunque Clooney también metió mano (les compró los derechos) para añadirle un contexto de tensión racial como el que existía en los años en que está ambientada. Pese a haber sido escrito en 1985 (apenas después de su resonado debut con “Simplemente sangre”), la historia lleva el sello indeleble de los Coen, con características escenas de humor negro.

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