Una memorable edición

Una memorable edición

Las “Actas de la Sala de Representantes”

ALFREDO COVIELLO. El destacado intelectual, a la derecha, conversa con el ex presidente Marcelo T. de Alvear, en Tucumán. ALFREDO COVIELLO. El destacado intelectual, a la derecha, conversa con el ex presidente Marcelo T. de Alvear, en Tucumán.

Es por cierto conocido que Alfredo Coviello (1898-1944) fue un muy destacado periodista, ensayista y animador cultural de Tucumán. Lo que no es muy conocida, es su tarea de compilador documental, de la que quedaría una sola pero brillante muestra. En efecto, por encargo de la UNT, acometió la realmente memorable edición de las “Actas de la Sala de Representantes de Tucumán”. Se plasmó en dos tomos que abarcaban el período 1823-1852. Tenían 662 y 481 páginas respectivamente, y aparecieron en 1938-39.

Cuidadosamente impresa en Buenos Aires, llevando pie editorial de nuestra casa de estudios, la transcripción se ejecutó con total sujeción a las normas científicas establecidas para esa clase de trabajos. Contenía notas aclaratorias y algunos facsímiles de documentos estampados en papel ilustración. Nunca se había llevado a cabo, en Tucumán, una tarea de esas características.

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En una sustanciosa y sugestiva “Introducción”, Coviello desarrollaba sus reflexiones sobre la importancia que tenían las actas, dotadas de un sentido que iba bastante más allá de lo meramente histórico. Esto además de describir, en detalle, las características de cada legajo de la masa documental que manejó. Como apéndice insertaba, en las cincuenta páginas finales del último tomo, el valioso ensayo de Juan B. Terán, “Tucumán”, escrito en 1910. Ambos volúmenes se enriquecían con serviciales sumarios de cada acta, además de índices cronológico, de conceptos y de nombres propios.

En suma, estos libros, editados ya hace casi ocho décadas, constituyen hoy una verdadera joya bibliográfica, aparte de mantener intacta, obviamente, su utilidad para los investigadores. Reafirman, una vez más, la dimensión de la obra cultural que Coviello desarrolló en Tucumán y que solamente pudo interrumpirse con su prematura muerte.

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