El puente sobre el río Muerto y una ruta muy angosta inquietan a vecinos de El Corte

El puente sobre el río Muerto y una ruta muy angosta inquietan a vecinos de El Corte

Residentes les piden a los gobernantes que construyan un nuevo terraplén y que ensanchen el camino. “Acá hay tantos accidentes que ni salen en los diarios”, dicen. La Dirección de Vialidad desempolvó un proyecto. “Una tormenta como la de 2015 puede llevarse el puente”, reconoce Abad, titular de esa repartición.

PELIGRO. El puente está en muy mal estado. Según las autoridades, una tormenta fuerte puede llevárselo. También se ve la necesidad de banquinas. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA.- PELIGRO. El puente está en muy mal estado. Según las autoridades, una tormenta fuerte puede llevárselo. También se ve la necesidad de banquinas. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA.-

Se va a dar: si mantienen su insistencia, se les va a dar. Eso es lo que piensan algunos residentes de El Corte, el paraje más pedemontano de la ciudad de Yerba Buena. Y lo que ha de dárseles es un puente. El que tienen -que sobrevuela el río Muerto, en la ruta 338- ha sido puesto en duda. En los últimos años, los extractores de áridos se llevaron el ripio que envolvía los cimientos. Tanto sacaron, que hoy la estabilidad de ese cruce es un peligro.

Y no es que lo digan los vecinos, únicamente. Lo ha alertado -puntualmente- la Dirección Provincial de Vialidad (DPA), que es el organismo que se encarga del mantenimiento de los caminos. Cuatro meses atrás, esa dependencia desempolvó un viejo proyecto suyo, que propone la construcción de un nuevo puente y el ensanchamiento del camino en el tramo que va desde Horco Molle hasta El Paraíso; es decir, la obra se iniciaría en la rotonda de la avenida Aconquija y culminaría en la comisaría que se encuentra al cabo de un kilómetro, aproximadamente.

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Al momento de los argumentos, los técnicos de esa dependencia escribieron -justamente- que la extracción de áridos aguas abajo ocasionó una erosión retrógrada. Eso destruyó las obras de estabilización en el cauce; descalzó los terraplenes de acceso y puso en riesgo las fundaciones de la plataforma y su estabilidad.

Otro motivo que dieron -menos amenazante, más no menor- es que el crecimiento de Yerba Buena -y en particular, de El Corte- ha transformado el uso de esa senda. Inicialmente -escribieron- era una ruta de montaña, que se utilizaba con fines turísticos. Pero con el correr de los años, el tránsito ha ido en aumento, con el consiguiente incremento de maniobras de incorporación, cruce y salida. “Hoy, la ruta 338, en ese trayecto, tiene todas las características y problemas inherentes al tránsito urbano”, se lee.

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En consecuencia, esa dependencia del Gobierno provincial concluyó que se deben hacer mejoras para que la carretera responda a las exigencias actuales. Así las cosas, resolvieron que habría que pavimentar las banquinas. Eso extendería la calzada existente, de los seis metros de ancho actuales, a poco más de 11 metros. Estos anexos funcionarían para la circulación de motos y de bicicletas, y para que los vehículos se aparten de los carriles centrales cuando necesiten disminuir su velocidad. El proyecto contempla, además, la construcción de veredas.

Con respecto al puente, se especifica que debe ser vehicular y peatonal, que tiene que estar hecho de hormigón pretensado y que incluiría protecciones en los cauces y en los márgenes. El planteo estructural consiste en un tablero, apoyado sobre dos vigas cabeceras.

“Hoy, la estructura del puente está dañada”, reconoce Ricardo Abad -el jefe de Vialidad-. Enseguida explica que, en 2016, se hicieron tareas de prevención para evitar que esa erosión retrógrada -mencionada en el informe- se profundice. Tras esas reparaciones, los especialistas dijeron que el puente no se caerá debido al tráfico habitual. Eso sí -aclara el ingeniero- lo que sí puede voltearlo es un aguacero. “Si tenemos una tormenta fuerte, se lo lleva”, advierte.

Sin plata que alcance

El documento central ha sido confeccionado por el departamento de Estudios y Proyectos de la DPA, y para las tareas complementarias de ingeniería intervinieron otras áreas. A precios de junio de este año, hacer eso costaba unos $ 26 millones.

No obstante, y pese a la ambición de los planteamientos, los funcionarios barajan la posibilidad de concretar, únicamente, el viaducto. Dice Abad que todavía no han conseguido dinero. Y que, de hacerlo, tal vez alcance para esa etapa de la obra, que oscilaría en $ 18 millones. En concreto, cuenta que fueron a golpear a las puertas del Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional, que es un programa de desarrollo.

“Todo depende de ese trámite. La Provincia avanzó hasta donde podía. Ahora, eso se encuentra en manos del Gobierno nacional. Pero ha quedado paralizado. Hasta después de las elecciones, no habrá noticias”, manifiesta, en referencia a los comicios legislativos de mañana.

El ingeniero piensa que el cambio climático y el mal uso de los suelos han provocado que los volúmenes de agua que bajan por los ríos sean mayores a los que descendían antaño, cuando estas estructuras fueron diseñadas. La caña de azúcar -ejemplifica- servía para retener el agua. Las actuales plantaciones de soja y de citrus, en cambio, no colaboran con esa misión. Mucho menos, los desmontes.

La excusa del político

Conocedor de esas cuestiones, Juan Leónidas Minetti -climatólogo y director del Laboratorio Climatológico Sudamericano- dice que, aunque es cierto que desde la década del ‘50 en adelante las probabilidades de ocurrencia de una tormenta severa se han multiplicado, también es real que el cambio climático les ha venido como anillo al dedo a los funcionarios. “Se agarran de eso. Como no hicieron obras, buscan un elemento de exculpación”, añade.

Según él, en las últimas décadas faltó una política de manejo de cuencas. Y cuando habla de cuencas no se refiere sólo a la infraestructura, sino también al ejercicio del poder de policía que le incumbe al Estado, para controlar la deforestación y la extracción de áridos. “En eso ni piensan los políticos”, dice.

Con las lluvias del verano a la vuelta de la esquina, lo primero que les inquieta a los vecinos es la fragilidad de esa plataforma. Lo segundo, más que coyuntural, es permanente: la angostura de la ruta 338. Hay que verlo a Raúl Ríos cuando camina por esa calle sin veredas. Lleva a su nieto, de cinco años, de la mano. Las camionetas les agitan la ropa, cada vez que pasan a centímetros de ambos. “Tengo 76 años. He nacido en El Corte y esto ha estado siempre igual, excepto por la gente. Cada vez hay más tráfico. Se ha vuelto un peligro. ¿O será que yo me he vuelto miedoso?”, se pregunta. Hay que oírlo, luego, a Raúl Morales, el repartidor de diarios del paraje. Dice que, pese a la estrechez de la carretera, los automovilistas ignoran a quienes van a pie. “¡Vea la velocidad a la que bajan del cerro!”, dice, y señala a un auto que pasa en ese momento y que lo obliga a elevar la voz para ponerla por encima del ruido del motor. Hay que conversar, también, con la directora de la escuela pública República de Italia, Débora Gutiérrez. Se encuentra en su despacho, escribiéndoles una nota a los funcionarios. Quiere que poden un árbol que -cree- pone en riesgo la integridad de los 137 niños que concurren allí. Se trata de la segunda carta que redacta con esa intención, pues el 12 de enero -dice- hizo el primer pedido. Nueve meses han transcurrido... Entonces compara esa solicitud (”tan simple”) con el proyecto de agrandamiento de la calzada: “pienso que hay una desesperanza instalada en la población. Para revertir eso, el Estado tiene que empezar a dar respuestas”.

Roberto de la Rosa tiene los planos del nuevo puente, elaborados por Vialidad. Los mira y dice que no quiere que el proyecto se postergue. Eso es lo que ha sucedido, cuenta, en los últimos años. “En esta ruta, la inseguridad vial es terrible. Hay accidentes que ni salen en los diarios”, agrega. Esos croquis han llegado a sus manos hace unos días, pues el centro vecinal “El Paraíso de El Corte”, cuya comisión directiva integra, ha solicitado copias del proyecto.

De la Rosa no se encuentra solo en esa inquietud. Patricio Smitsaart -el presidente de la agrupación- remarca dos cosas: que el reemplazo del puente les resulta urgente y que también es importante el arreglo de la ruta. “Si se cae el puente, nos quedamos sin poder pasar. Y este camino no da abasto. La zona se ha poblado mucho. Esto es recontra peligroso”, describe. Agrega que han pensado en pedirle una audiencia al intendente, Mariano Campero, del mismo signo político del Gobierno nacional

- ¿Qué van a plantearle?

- Queremos que actúe como mediador. Nos irrita, nos enoja que no puedan ponerse de acuerdo los gobernantes. Las políticas públicas deberían estar por encima de los partidos. Esta ruta es una de las más turísticas de la provincia. Y por las mezquindades de los políticos, no se concreta la inversión.

Consultado sobre eso, Campero contesta que va a insistir con el proyecto ante la Nación, y que entiende que se trata de una obra de importancia. “Haremos todas las gestiones. Se trata de un paso necesario no sólo para los yerbabuenenses, sino para los tucumanos”, afirma. Mientras tanto, asegura que han solicitado autorización a la Dirección de Minería para extraer los áridos acumulados en la base del río.

En síntesis, en los escritorios de Vialidad aguarda una carpeta. Esa carpeta tiene un proyecto. Y ese proyecto sintetiza el sueño vecinal de los residentes de El Corte. Han demostrado (y coincido con las autoridades) que la actual carretera se ha desbordado. En realidad, aunque en los hechos sea una ruta, en la práctica constituye la calle principal de ese paraje, a cuyos ambos lados se reproducen las urbanizaciones, apeñuscadas en la ladera de la montaña. Demoler un puente (1). Edificar otro (2). Ensanchar el camino (3). Hacer veredas (4). Todo eso, para que llegar y salir de las casas sea más amigable y menos peligroso.

> Necesidades, proyectos, antecedentes

Sin banquinas.- Según Jorge Romano, inspector de la línea 118, el principal problema es la angostura de la ruta. “Es muy transitada. No sólo por los vehículos, sino también por deportistas que corren o andan en bicicletas, y van por la ruta, porque no hay banquinas. Es un peligro. Encima, nadie respeta las prioridades de paso”, dice.

Accidentes mortales.- Según una estadística proporcionada por el centro vecinal de El Corte, a lo largo de los últimos 10 años quedó un saldo de seis muertos debido al exceso de velocidad en la ruta 338.

Pedidos.- El titular de la Dirección Provincial de Vialidad, Ricardo Abad, informa que el nuevo puente y el ensanchamiento de la ruta 338 son obras incluidas en un paquete de pedidos que suma, además, la construcción de otra pasarela, esta vez sobre el arroyo Nueva Esperanza, ubicado en Tafí Viejo.

Arrastrados por el agua.- En marzo de 2015, durante unas tormentas severas, el agua arrastró los muros de hormigón situados debajo del puente del río Muerto, que habían sido construidos una década atrás por la Dirección Provincial del Agua.

Extracción de áridos.- Luego de esas lluvias, la UNT acusó al ex intendente, Daniel Toledo, de sacar áridos del río Muerto. “El municipio de Yerba Buena es el único que está trabajando en el cauce del río, a pesar de la prohibición y fuera de los límites de la propiedad universitaria. Además, sus camiones se encuentran extremadamente cerca de la infraestructura del puente sobre la ruta 338”, sostuvo la UNT en ese momento.

Consolidación.- En 2016, la Dirección Provincial de Vialidad realizó tareas de consolidación del puente del río Muerto.

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