Juegos de poder

Pocas veces antes una elección de medio turno haya sido tan determinante como la que se avecina el domingo. Sencillamente porque las principales fuerzas políticas se juegan mucho más que cuatro bancas en el Congreso de la Nación. Del lado del oficialista local Frente Justicialista por Tucumán, los escaños son lo de menos; la apuesta mayor está relacionada con el posicionamiento con vistas a las generales de 2018. Cambiemos también tiene sus razones de peso. La perfomance del domingo 22 dirá bastante acerca de cómo se encarrilará esa coalición hacia los próximos comicios. Está claro que la Casa Rosada tiene varias ideas dando vueltas para que el PJ pierda fuerza en el distrito gobernado por Juan Manzur. La invasión de funcionarios nacionales que se registró tras las PASO está también vinculada al proceso de rearmado territorial después del resultado del 13 de agosto. La nacionalización de la elección parlamentaria fue la estrategia más a mano para tratar de disminuir la diferencia de sufragios en uno de los pocos bastiones que le queda al Partido Justicialista en la Argentina.

Tambaleó Córdoba y el eje central de poder está prácticamente teñido de amarillo. Jujuy responde a Mauricio Macri. Salta, en tanto, se acomoda a las circunstancias. Lo de Manzur es cuestión de tiempo; el mandatario no sacará los pies del plato peronista, pero tampoco se suicidará políticamente. Siempre tiene el teléfono abierto a la Casa Rosada. El tiempo dirá que pasará con la administración provincial.

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La guerra de las encuestas se desató en Tucumán. En Cambiemos hay tres mediciones efectuadas; dos de ellas le señalan que se achicó la diferencia con el Frente Justicialista por Tucumán respecto de las primarias. Hablan de entre seis y ocho puntos, lo que le da cierto aire a la posibilidad del 2 a 2, es decir, que José Cano y que Beatriz Ávila se sienten en las bancas de Diputados. Otra, en tanto, estima que la diferencia es de entre 11 y 12 puntos. Y en eso se sustenta la invasión a la provincia de figuras nacionales.

En el Justicialismo, en tanto, el encuestador tradicional Hugo Haime volvió a mostrar cifras parecidas a las de las PASO. “Es una fotografía de agosto”, indican en la Casa de Gobierno, como una manera de despejar fantasmas de merma de votos en la provincia. El 3 a 1 es el resultado esperado. Aún más, los dirigentes del oficialismo local sostienen que la diferencia con Cambiemos es de dos puntos abajo en San Miguel de Tucumán, de acuerdo con los sondeos. Creen que ese margen, caracterizado como un “margen de error estadístico”, puede revertirse y, así, sepultar las aspiraciones de crecimiento del Partido de la Justicia Social que lidera el intendente Germán Alfaro. El jefe municipal es el adversario a vencer por la Casa de Gobierno. No es Cano, ni la UCR, ni Cambiemos.

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Pero el oficialismo provincial también juega su interna. En el PJ “se alinearon los planetas”. Una prueba de ello es la postal de Osvaldo Jaldo, José Alperovich y Manzur juntos en los actos del Día de la Lealtad. Fue el martes por la noche. El domingo, esos planetas seguirán alineados, pero al día siguiente, el lunes 23, comenzarán las diferencias por los intereses en juego. El resultado del domingo posicionará a la cúpula dirigencial. Pero, como en el sistema solar, hay planetas que se enfriarán más que otros y habrá aquellos que serán más grandes que otros. Todos querrán girar lo más cerca posible alrededor del sol, del poder. Manzur no está excluido de esa tendencia. El mandatario suele decir que dos años es mucho tiempo para definir un futuro de reelección. El rearmado del PJ Nacional lo encontrará entre los promotores, pero no le hace perder de vista la vocación de poder que tiene todo hombre que llega a la gobernación. Alperovich, por ahora, seguirá aferrado a su banca en el Senado, pero cada tanto le pica el bichito del retorno. Jaldo, en tanto, observará el resultado y, si las urnas le sonríen, seguramente querrá entrar en la pelea por el poder. Su paso por la Cámara Baja puede ser fugaz por aquello del “que se va a Sevilla…”

Hasta el domingo habrá claramente cuatro modelos de poder en juego. Pero, esa noche, sólo uno festejará. Los dos últimos años de un mandato obligan a quien ostenta el poder a ejercerlo plenamente. Eso es lo que está en juego en este primer tiempo de gestión gubernamental.

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