No era una primicia

Algunos no creen en brujas, pero refieren historias que las tienen como protagonistas. Otros no creen que haya jueces dependientes del poder. Seguramente, habrá magistrados que no se someten a las presiones políticas. Lupa por ahí. Durante la gestión kirchnerista abundaban las acusaciones sobre jueces federales que apañaban a funcionarios “K” en causas de corrupción. El más emblemático fue Oyarbide que, entre otras cosas, sobreseyó en tiempo récord al matrimonio Kirchner por enriquecimiento ilícito. También se mencionó a otros que tuvieron sus “debilidades” frente al poder de turno. Casanello heredó las causas del juez del anillo de diamante y en una de sus primeras acciones en el gobierno de Cambiemos sobreseyó a Macri en la causa por espionaje ilegal. Rafecas demoró las causa de Hotesur, que involucraba a Cristina, y después el kirchnerismo lo salvó del juicio político. Complicidades.

Hace tiempo que se observan las conductas de jueces que afectan el sistema y que ponen en duda la honorabilidad de la Justicia. La desconfianza en unos pocos se irradia, confunde y se vuelve abarcativa; y allí nadie se salva. Las generalizaciones se vuelven comunes y, por repetitivas, adquieren rango de verdades innegables. Imposible volver atrás cuando son alimentadas por la calle. Entonces, sí existen las brujas y los jueces dependientes del poder. La pregunta a hacer es si esas debilidades humanas en el ejercicio de la actividad tribunalicia han adquirido el mote de uso y costumbre y, por lo tanto, aplicables a cualquier gobierno de turno. Sería un sistema heredado, inevitablemente, y que se aplica alterando los modos pero no la esencia, porque sería la única forma en la que en el país se entiende la acción política. La comodidad individualista del sometimiento superaría al coraje cívico de la independencia. Consecuencia: el descrédito en un poder vital para todos los ciudadanos.

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¿Se verifica en la gestión de Cambiemos esa “debilidad” por parte algunos jueces con los nuevos inquilinos de la Casa Rosada ? ¿Hay jueces “M”? ¿Mutaron de sigla? Macri usó un decreto para integrar la Corte desnudando sus intenciones de contar con vocales del palo sin pasar por el Congreso. Además, si desde el poder político se comunican por adelantado los pasos que van a dar algunos jueces, la conclusión es obvia. Es lo que habría pasado, por ejemplo, con el caso Qunita. La semana pasada, desde el Gobierno nacional le habrían hecho saber personalmente a Manzur que iba a tener complicaciones judiciales. No era una primicia periodística la que le estaban dando sino una advertencia en términos políticos que iba más allá de hacerle entender que no tenía que pelearse con la Nación. Se muestra que el sistema judicial a la antigua usanza se mantiene vigente. Entendible si el poder se ejerce con las armas que se tengan, o se hereden.

¿Cabe pensar que el macrismo fue inocente en la revocatoria del sobreseimiento del gobernador por parte de la Cámara Federal de Casación Penal? Claro que sí, pero las historias sobre las conductas de los jueces permiten dudar y poner el suceso en el plano de las acciones políticas. Malo para la democracia si la Justicia se deja usar por el poder político para dirimir entredichos institucionales que le son ajenos. Apostemos a que no. Manzur, por más sorpresa que exprese, seguramente habrá tomado nota del mensaje subterráneo. Como también habrán tomado nota los otros integrantes del trípode de poder provincial, o los otros gobernadores peronistas, o cualquier opositor: Comodoro Py está cerca.

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El fallo, más allá de inocencias o culpabilidades futuras, adquiere un sentido especial a tan pocos días de una votación y de verificarse un nuevo esquema de poder en el Congreso. Allí Cambiemos se verá obligado a negociar porque no tendrá mayoría parlamentaria; entonces ¿por qué no acudir a los medios al alcance para gestionar tranquilos? El poder se impone sin complejos, exhibiendo una vocación por ejercerlo sin limitaciones, ni pruritos.

¿Qué se puede decir de los jueces de la Cámara Federal que fallaron sobre Manzur? Una rápida lectura de antecedentes dice que Carlos Mahiques fue ministro de María Eugenia Vidal, que Juan Carlos Cemignani fue apartado como juez por el kirchnerismo por falta de imparcialidad luego de pronunciarse por la inconstitucionalidad del pacto con Irán; y que ambos, junto con Eduardo Riggi, rechazaron la revisión del sobreseimiento del jefe de la AFI, Gustavo Arribas, en la causa “Odebrecht”. Una lectura política se impone.

Si existe dependencia del poder de turno, más allá de Manzur, de los Kirchner o de los macristas favorecidos, la Justicia seguirá desacreditándose y sus fallos servirán sólo para el aplauso de un lado de la grieta. No puede permitir esa sospecha. Hoy la independencia judicial se proclama igual que antes. Si se verifica, será justicia.

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