El “huracán” que precipitó las internas

El “huracán” que precipitó las internas

Ni estrategia ni imprudencia. Fue un descuido, una frase de más sin planificar y que no se esperaba que cobre tamaña trascendencia. Juan Manzur no habría querido ofender a Mauricio Macri cuando tildó de desvelados a los tranqueños que votaron por el candidato del Presidente. Al menos, no habría sido su intención consciente de hacerlo, porque atentaría contra la estrategia de conciliación que tendría en mente una vez cerradas las elecciones. Necesita del líder de Cambiemos para su eventual plan de continuidad en 2019, y todo lo que se hace ahora apunta hacia aquel horizonte. Ya no importa lo que suceda el 22.

Los datos de las encuestas frescas que estarían llegando a manos de unos y de otros mostrarían que la distancia entre la dupla que encabeza Osvaldo Jaldo y la que comanda José Cano se habría achicado. La obra del Aeropuerto, la nacionalización de la campaña y la mejora que ya comienza a notarse en la economía serían los tres factores que explicarían idéntica cantidad de puntos de recuperación. ¿Será suficiente para que la balanza en la distribución de bancas se equipare en ambos platillos? Parecería que sí. La oposición (en especial peronista) comienza a susurrarlo con timidez y el oficialismo ya casi no habla del 3-1 y del hasta 4-0 que se gritó en aquella eufórica noche de las PASO. Igual, Jaldo arrasaría en las urnas, confirmando que es el elector del momento.

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Volviendo a 2019, crece la ansiedad de los que quieren salir de caza ya. Como esos sabuesos entrenados, los peronistas olfatean cuál de los líderes queda mejor parado para los comicios provinciales. Esa búsqueda les señala, por ahora, que el de Trancas es la presa a perseguir. Hasta agosto pocos creían que alguien que no sea José Alperovich logre tremendo caudal de votos. El “huracán” lo hizo y en su torbellino aplastó al contrincante en las urnas y dejó mareados a los que pugnan por el poder dentro de su espacio político. Quizás por eso los alperovichistas fieles salieron a amontonar a los hombres del interior que responden al ex gobernador. La semana pasada habría habido una reunión que habría comandado un ministro y que no habría caído muy bien en el Gobierno.

Por ello también otros comenzaron a saltar el cerco de la “Crisóstomo” y ahora soplan junto al tranqueño. Hay parlamentarios que nacieron de las entrañas de Alperovich y que ahora se desviven por mostrarle su amor al vicegobernador en uso de licencia, que crece sin pausa. Sumó a Stella Maris Córdoba y podría terminar blanqueando dentro de su espacio a un par de radicales peleados con Cano.

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¿Y Manzur? Se apoya en el poder económico y sindical. Influyentes gremios nacionales quieren a Juan en el sillón donde se toman las decisiones, empezando por los combativos bancarios. Eduardo Bourlé, que llegó de la mano de Silvia Elías de Pérez a la Cámara, ya hace rato se volcó al manzurismo y varios “Gordos” charlan con el mandatario regularmente. Hay que esperar sus señales. Si hasta fin de año continúan en el Gabinete los hombres de José, el gobernador enviará señales de sumisión a su antecesor. Si, en cambio, mueve algunas fichas del tablero que heredó de Alperovich, avisará que rompió el cordón umbilical que lo mantiene conectado con su ex compañero de fórmula.

Los tres, con sus fortalezas y debilidades, ya están en carrera. En una frenética que los ubica en posiciones expectantes y que habilita a especulaciones de las más diversas. Algunos hasta avizoran al trío pugnando por la Gobernación, en distintas nóminas y con sorpresivos e inesperados aliados...

En la vereda de enfrente también hay internas, pero no se vislumbra ningún binomio ni trípode ni mesa de cuatro patas. Cano mantiene un caudal de votos que ninguno de sus “aliados” exhibe. Germán Alfaro muestra sus credenciales, pero aún es prematuro para que pueda hablarse de una disputa de poder entre iguales. De todos modos, su perfil en alza incomoda al radical. Elías de Pérez, a su vez, todavía lucha con armas de menor calibre como para disputarle el cargo al intendente. Y Domingo Amaya se desdibuja con el tiempo y la ausencia. No hay otra figura, ni naciente ni añosa, que se incube en la oposición como referente que logre imponerse para disputar el liderazgo ahora o en dos años (¿o en seis?).

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