La elección que viene ya es anécdota

La elección que viene ya es anécdota

La elección del 22 de octubre se está convirtiendo en anécdota aun antes de concretarse. Los gestos proselitistas están destinados a captar el interés de los electores para los comicios, mientras que los mensajes detrás de las conductas políticas están dirigidos a avisar qué es lo que están pensando los principales dirigentes respecto de 2019. Avisan, sugieren, advierten o amenazan; según la perspectiva. En esa línea se vislumbran caminos que conducen a posibles fracturas internas, tanto en el oficialismo como en la oposición a partir de la cero hora del 23 de octubre. Y hay cierta ansiedad en el ambiente porque llegue el primer minuto de ese lunes para ver hacia dónde se disparan las acciones; para que cesen las especulaciones y afloren las certezas. Si bien los resultados de la contienda electoral son necesarios para determinar ganadores y perdedores -y en qué magnitud-, estos se presentan casi secundarios frente a cómo se están acomodando los referentes de uno y otro lado. Las definiciones no serán muchas: “quiero repetir”, “quiero volver” o “quiero tal cosa”.

En Cambiemos, por ejemplo, el macrismo apostó a la presencia de la senadora Silvia Elías de Pérez en la campaña. Por lo menos apareció en los spots a la par de Cano. En el Frente Cambiemos para el Bicentenario muchos la observaron como la gran ausente en las primarias abiertas del 13 de agosto y ahora fueron en su busca. ¿Es una necesidad electoral o la exponen como la principal dirigente femenina del frente? La parlamentaria fue la figura política que descolló en la Capital en 2015, por lo que puede inferirse que este proceso de recuperación de la radical es un intento por obtener más votos en el territorio donde el FCB es favorito para imponerse. ¿Ella pidió algo a cambio o le hicieron una promesa para seducirla? Las posibles respuestas deberían inquietar más que nada al intendente capitalino. Se sabe que la senadora soñó con ser jefa municipal. Él sería un obstáculo si se mantiene su pretensión; por lo menos sería un adversario en una eventual futura interna en la oposición. Es lo que hace presuponer la reaparición de la senadora. Parece que juega para octubre, pero se estaría perfilando para dentro de los años.

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Sueños que advierten

Cano necesita a Elías de Pérez a su lado, le ayuda a captar la atención del electorado independiente, el mismo al cual Cambiemos está sorprendiendo a diario con índices sociales y económicos en leve mejoría. Sin embargo, desde el macrismo algo tendrán que hacer para que las señales políticas no se distorsionen y se presuma que sólo están más preocupados por reforzar la pata radical de la alianza. O lo que es lo mismo: debilitando la pata peronista. No pueden quedar rengos si es que aspiran a convertirse en la alternativa que desplace del poder al PJ en 2019. Es lo que pareció advertir Alfaro a los cerebros de Cambiemos con su inmediata reacción tras ver que en la primera movida de campaña sacaron de la ecuación proselitista al peronismo aliado. Con picardía, el jefe municipal también “sacó” de los afiches a los radicales y a los macristas y dejó sólo a su esposa, Beatriz Ávila. Parece que juegan para octubre, pero avisan que también miran más allá.

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Alfaro no es de los que se someten fácilmente a las presiones y deja pasar los mensajes indirectos. Juega con astucia en esa pizarra y hasta suele redoblar las apuestas. Por eso llamó la atención el viernes, en el programa “Los Primeros” de Canal 10 cuando dijo: “tuve un sueño de ser intendente y lo soy, y ahora tengo otro sueño …”. ¿Repetir? Se puede inferir que es una señal para los que quieren cambiarlo por la senadora radical o bien un mensaje dirigido al corazón del macrismo sobre que está dispuesto a pelear por la gobernación en una interna de Cambiemos si no lo dejan tranquilo. ¿Contra Cano, el candidato de Macri para 2019? En el Gobierno provincial aplaudirían si se verificase: qué mejor que una oposición que se desgaste en una interna de radicales versus peronistas disidentes. El intendente apunta a que no lo incomoden sembrando dudas sobre su posible continuidad, ni que lo debiliten anticipadamente favoreciendo a supuestos adversarios internos. O bien, pretendería que Macri también lo bendiga como a Cano para bajar las persianas de la incertidumbre y despejar las sombras sobre una interna que puede afectar a la alianza opositora. Amenazar con lo máximo, para quedarse con lo mismo. Alfaro parece que juega para octubre, pero ya está mirando para dentro de 24 meses.

En el oficialismo los aprestos también son similares. Muestran que van todos juntos a los comicios, pero se desconfían por las dudas y hasta se espían para estar seguros. Cual si hubiera dobles agentes dentro del Gobierno, jugando en el espacio que maneja y conduce el trípode de poder integrado por Manzur, Jaldo y Alperovich. Desayunan con uno, almuerzan con otro y cafetean con el restante. Uno para todos y todos para uno. La información va y viene, circula, se comenta y se sabe en la primera línea. Los compañeros de abajo sólo pueden especular sobre lo que puede sobrevenir, por lo que aguardan que a las cero del 23 el trípode empiece a desmoronarse cuando queden al desnudo los intereses personales. Será la hora de tomar riesgos. Ambiciones que chocaran por contrapuestas. ¿Se animará Manzur a decir que quiere repetir? Macri ya lo dijo abiertamente y Alfaro lo insinuó a su manera, porque no sólo se trata de adelantar y mostrar deseos de continuidad sino también de evitar el debilitamiento prematuro por ausencia de definiciones políticas.

Hasta ahora, el gobernador se vino preocupando más por la gestión ejecutiva que por armar un núcleo dirigencial de alcance territorial que le responda políticamente en el PJ, ni siquiera estructuró un esquema de lealtades internas basado en las relaciones institucionales con jefes municipales o comisionados rurales. No le interesó. El manzurismo como espacio de poder en el oficialismo no pudo conformarse; nadie grita soy “manzurista”, todavía no aparecieron los “Mansillas” del mandatario. Manzur descuidó la acción política en el peronismo y dejó esa responsabilidad en manos de sus socios. Si aspira a tener otro mandato al frente del PE debería entrar a terciar de alguna manera entre el consolidado alperovichismo y el creciente jaldismo. O bien, si es un tiempista, apostar y sacar ventajas del desgaste de sus colegas, hoy enfrascados en una pelea muy subterránea; lo suficientemente imperceptible como para parecer que caminan juntos hacia octubre, aunque ya vienen sembrando para 2019.

Diferencias

¿Manzur será a Jaldo lo que Amaya fue a Alfaro?: ¿un trampolín? El ex intendente gestionó la ciudad, mientras su sucesor consolidó una estructura territorial que lo fortaleció y catapultó. Las historias suelen repetirse si no se alteran las coordenadas. O sea, ¿es Manzur el Amaya de Jaldo? Gobernador y vice aseguran que la sociedad es inmejorable, que sintonizan; sin embargo, sólo las acciones independentistas de ambos respecto del tercero pueden fortificar aún más esa relación. Hasta este momento, en ese aspecto sólo se pueden hallar posibles indicios o señales -si es que tienen ese sentido- detrás de las historias de tres apellidos: Romagnoli, Cisneros y Córdoba.

El abogado Gustavo Romagnoli fue vetado 10 veces por Alperovich, pero Manzur lo designó vocal de la Sala II de la Cámara Penal de San Miguel de Tucumán. El bancario Carlos Cisneros fue un “enemigo político” del senador, pero Manzur compartió una mesa con el dirigente en noviembre de 2016. La legisladora Stella Maris Córdoba nunca simpatizó con Alperovich -lo enfrentó con Juri en la interna del PJ de 2007-; y el viernes se subió a un escenario con Manzur y Jaldo para respaldar a la lista oficialista. La vuelta al redil de la parlamentaria es el resultado de la buena relación con el tranqueño en la Legislatura, pero también producto de su incomodidad por integrar un espacio que responde a Macri. Parecen acciones destinadas a sumar votos y aliados, pero invitan a preguntar si hubo promesas o acuerdos apuntando a 2019. Alguno sabe algo que los otros no.

En senador tampoco se queda quieto. Se muestra activo en las redes sociales publicando fotos de sus encuentros con dirigentes del interior, siempre acompañado por algún ministro o funcionario del gabinete provincial. Ratifica con imágenes la idea de que al gabinete lo sigue manejando él y de que todos se le reportan. Entre los peronistas hay menos dudas de que Alperovich quiere volver al PE en 2019 porque no se siente cómodo en la Cámara Alta; por lo tanto, habrá que ver qué dice después de la cero hora del 23. ¿Será Alperovich el Alfaro de Manzur?: el que llegue al poder. O lo que es lo mismo: ¿será Manzur el Amaya de Alperovich? Parecen preguntas intrincadas, pero sus respuestas apuntan a 2019, como todas las acciones de los principales referentes políticos de la provincia. El día después de los comicios, los más ansiosos verán el inicio de algunas rupturas y la consolidación de nuevas sociedades. Lo de siempre.

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