Con los dedos en el enchufe

Desde niños nos enseñaron que no hay que meter los dedos en el enchufe porque corríamos el riesgo de quedar electrocutados. O, en el mejor de los casos, la electricidad nos iba a “patear”. Y algo de eso sucedió esta semana cuando el Ente Único de Control y Regulación de los Servicios Públicos Provinciales de Tucumán (Ersept) llamó a una consulta pública documentada para resolver, entre otros temas, la revisión extraordinaria del cuadro tarifario del servicio eléctrico por variaciones de los Costos Propios de Distribución o Valor Agregado de Distribución (VAD), debido a la variación de los precios de la economía. Dicho de este modo, parece muy técnico. Pero la sociedad ha interpretado, lisa y llanamente, que será otro reajuste tarifario que tendrá que pagar si es que en noviembre decide aplicarse definitivamente.

La Empresa de Distribución Eléctrica de Tucumán (EDET) formalizó un pedido de un incremento del 16,79% de su presupuesto para equiparar sus costos a la evolución inflacionaria. En pleno proceso electoral, la cuestión tarifaria es una de las banderas que enarbola el oficialismo local contra las políticas que instrumenta el presidente Mauricio Macri. Por eso, el gobernador Juan Manzur salió a decir que no autorizará aumento alguno en la tarifa del servicio, como una manera de no salirse del libreto. En realidad, lo que sucederá es que la decisión se postergará, ya que la distribuidora tendrá que ser compensada por los mayores costos para operar. Eso está establecido legalmente. En la sede del Poder Ejecutivo se recordó que, años anteriores, hubo cierta cintura para esquivar el debate de un tema tan sensible para el bolsillo del elector. Inesperadamente, la cuestión se coló en el debate entre el Frente Justicialista por Tucumán y la Alianza Cambiemos por el Bicentenario. “No se puede ceder terreno, menos en este momento”, bramó el lunes el gobernador.

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Para tener una idea, el VAD es uno de los componentes de la factura, el que determina el 27% del total de lo que se paga. Corresponde al costo del servicio a cargo de EDET. Y es definido por el Gobierno provincial, de acuerdo con la legislación vigente. Otro 29% de la boleta que se paga por el servicio eléctrico está relacionada con los impuestos nacionales y municipales. Y el tercer componente es el de abastecimiento, que tiene que ver con la variación de los valores del costo de la energía, potencia y transporte. Esto último es definido por el Gobierno nacional y significa el 44% del valor de la factura que llega a los domicilios de los usuarios del servicio eléctrico.

Más allá de estas cuestiones técnicas, al usuario poco le importa quién es el padre de la criatura. Lo que percibirá es que, tras las elecciones parlamentarias del 22 de octubre próximo, la luz será más cara, como el gas o como el combustible, por mencionar algunos servicios que ya anticiparon que tendrán reajuste.

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Hace algunos días, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) desplegó el impacto nominal de los precios por zona. En el NOA, por ejemplo, los gastos en Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles se han incrementado un 39,7% (el promedio nacional fue del 26,8%) en los primeros ocho meses del año. Ese porcentaje también está relacionado con el costo de los alquileres que también se han reajustado con fuerza de acuerdo con el relevamiento oficial.

Si se toma como referencia el Gran Buenos Aires, la asimetría le sigue jugando a favor. Un usuario o un inquilino que reside en Buenos Aires tuvo un crecimiento en el gasto de ese rubro del 27%. Claro está que todavía no está pagando la tarifa plena del consumo de electricidad. Lo observará a partir de febrero por esas cosas de los subsidios cruzados que favorecieron a las distribuidoras que operan en ese distrito.

Lo más claro es que, antes de las elecciones, los políticos y gobernantes no hablarán de tarifas. Después es probable que se reajuste, en torno de un 27% en Tucumán: 7% por el reajuste del VAD y el resto por el mayor costo de abastecimiento. Para entonces, la discusión sobre la paternidad del aumento ya no tendrá el mismo impacto que ahora. Tal vez la tarifa termine siendo huérfana. Cosas de la política electoral.

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