La alarmante pobreza infantil en el país

La alarmante pobreza infantil en el país

Es uno de los grandes temas de todos los tiempos, que a lo largo de los siglos no ha sido resuelta. La condición de no tener lo necesario para vivir define a la pobreza y una buena parte de la humanidad se halla en esa situación. En el mundo, alrededor de 836 millones de personas viven en la pobreza extrema y una de cada cinco de ellas en las regiones en desarrollo vive diariamente con menos de 1,25 dólar, según la Organización de Naciones Unidas. Millones de niños son víctimas de la pobreza y muchos de ellos son argentinos. En el Seminario Internacional “Entre la medición y la acción: debates en torno al bienestar”, organizado por Unicef y el Gobierno provincial, un economista de la Universidad de Buenos Aires afirmó que hay 1,6 millón de chicos que están excluidos de la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Un catedrático de la Universidad de Bristol (Reino Unido) manifestó que la pobreza no es una ley de la naturaleza ni un designio de Dios, sino que suele obedecer a la falta de voluntad política y de medidas adecuadas para vencerla. “Derrotar la pobreza implica ayudar a mejorar la vida de la gente que está en el fondo de la sociedad. Para esto no hay requerimientos tecnológicos ni exigencias innovadoras: Argentina puede ganarle a la pobreza si así se lo propone”, dijo. Agregó que es necesario, en primer término, asegurarnos de que los ciudadanos acceden a los servicios de la seguridad social y la salud. “Necesitamos trabajos con salarios razonables, y educación para niños y adultos. Hace falta capacitar a la población para que pueda trabajar y percibir una remuneración, y, de esa manera, salir de la pobreza... la Argentina puede erradicar la pobreza infantil en 20 años”, señaló. Un representante de Unicef Argentina dijo que “para reducir la pobreza extrema es necesario crecer en un punto del Producto Bruto Interno; y eso, obviamente, en un momento de ajustes fiscales, no es fácil. Y, si bien se está avanzando en la búsqueda activa de destinatarios de la AUH que no reciben la asignación, todavía queda afuera 1,6 millón de chicos que teóricamente son elegibles para cobrar la asignación y no la están cobrando”.

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La pobreza obedece a múltiples causas: la desigual distribución de la riqueza, el analfabetismo, la falta de empleos que permitan vivir dignamente, la exclusión social, entre otras. En Tucumán, la pobreza y su condición extrema, la miseria, están a la vista, sobre todo en los conglomerados urbanos. Basta hacer una recorrida por La Costanera para tomar conciencia de esta realidad crónica. Hace un par de años, un directivo se la fundación Techo dijo que la cantidad de asentamientos y villas del Gran San Miguel de Tucumán (794.327 habitantes) era la misma que el área metropolitana de Córdoba (1,5 millón de habitantes).

La escuela no debe esperar con los brazos cruzados a que los chichos excluidos se acerquen. El Estado tiene que ir a buscarlos, efectuar un relevamiento profundo de sus familias que viven en esa condición, alfabetizar a sus progenitores y capacitarlos para que puedan obtener una ocupación digna, organizarlos en cooperativas; es necesaria la implementación de políticas integrales. La existencia cotidiana de niños explotados, que limpian parabrisas, que juntan basura, botellas y cartones, no hablan bien de una clase dirigente, que en una buena parte está más atenta a su crecimiento patrimonial que a poner todo su esfuerzo para erradicar definitivamente esta enfermedad endémica.

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