Los dueños de los votos

Quinientos mil votos en Tucumán instalan en el sillón de Lucas Córdoba a cualquier candidato a gobernador. El peronismo ya los tiene y a la oposición le faltan 200.000 para alcanzar ese número. A uno le bastará con tratar de conservar y de mantener fidelizado ese nivel de adhesiones durante los próximos dos años, mientras que el otro deberá esforzarse hasta los límites de la imaginación y de los recursos para achicar la brecha y acceder al poder en 2019. Lo que cada uno encare en los dos meses por venir, hasta los comicios definitivos del 22 de octubre, serán indicios de lo que sobrevendrá en la pelea por la gobernación dentro de dos años.

Intuir de quién o de quiénes son y de quién o de quiénes deben ser esos votos es parte del diseño de las estrategias para captar, restar o recuperar adhesiones con vista a lo que se viene. ¿De quién o quiénes son los 495.000 sufragios que consiguió recientemente el Frente Justicialista por Tucumán? Cualquier respuesta surgida desde el seno del oficialismo puede abrir una interna por ahora innecesaria; por lo cual nadie quiere formularla y menos responderla, ni siquiera en voz baja. Es peligroso. La contestación de ocasión y de salida elegante del paso, para no adquirir compromisos incómodos, es sugerir que pertenecen al trípode de poder: Manzur-Jaldo-Alperovich. Deslizar que le pertenecen en más o en menos a alguno de los tres mosqueteros implicaría desatar una interna prematura y contraproducente. Ninguno la quiere, por el momento.

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Lo que calla uno, el otro lo dice

Sin embargo, desde la vereda opositora sí han salido a sugerir de quién es ese voto después de las PASO. Más aún, lo han identificado como en principal adversario a vencer en 2019: Jaldo. Al concentrar su ataque sobre su persona, lo ungieron indirectamente como el principal aspirante a suceder a Manzur; asumiendo un riesgo que en el oficialismo aún no se atreven a tomar. No es que lo digan explícitamente, lo revelan con sus acciones al tratar de minar la credibilidad de Jaldo poniendo en duda las futuras conductas políticas del tranqueño. Mayor favor político, imposible. Al apuntarle con sus dardos lo ponen en el centro del tablero.

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El vicegobernador supo aglutinar a todo el peronismo tras su candidatura en primer término -acción que derivó en un resultado electoral sorprendente-; aunque esa potenciación de la nómina no pareció ser advertida por Cambiemos sino hasta después que se confirmara la paliza numérica de las primarias.

Así es como de los planteos sobre la corrupción kirchnerista con una bajada provincial como slogan de campaña para seducir el voto tucumano, se pasó ahora a poner en primer plano al vice. Si mantienen esa línea de acción y Jaldo termina obteniendo más de 500.000 votos en octubre, habrán convertido los próximos comicios en un trampolín para una eventual aspiración gubernamental del dirigente peronista. De engranaje a maquinista.

Manzur y Alperovich deben calcular las consecuencias de un nuevo resultado favorable en función del futuro político de la sociedad. ¿Se planteará el gobernador que los votos obtenidos son un respaldo a su gestión para apropiárselos?, ¿se planteará el senador que esos sufragios son propiedad de sus 12 años al frente del Ejecutivo y que únicamente se los prestó a sus dos amigos?

No sólo los números que obtenga el FJT en octubre sino las actitudes posteriores que asuman los tres dirigentes dirán mucho sobre quién manda en este prolongado trípode y qué pretenden para 2019. Los espacios de poder pueden entrar a terciar. La debilidad de uno puede convertirse en la fortaleza de los otros dos o bien la fortaleza de uno en la debilidad de los restantes. Es la posible interna que debería fogonear la oposición para provocar rupturas que terminen reacomodando el tablero político con fugas y heridos que busquen ambulancias extrañas.

Por ahora, la fractura de esa sociedad tripartita pinta lejana, ya que el rédito en las urnas lo viene obteniendo a partir de la solidez de esa unidad y de lo que parece ser un nuevo esquema de reparto de responsabilidades en base a lealtades acordadas y egos suprimidos, o momentáneamente contenidos. En ese marco, la elección del 13 de agosto puso en evidencia, nuevamente, que el peronismo -por pragmatismo político o verticalismo ideológico- sigue convocándose y uniéndose detrás de una persona. Está en su naturaleza. Jaldo lo hizo evidente. Una conducción de tres cabezas es una rareza política a la luz de la historia del PJ; un experimento extraño que por ahora se muestra efectivo.

¿Cómo hará Cambiemos, al margen de atar su futuro a las posibles internas desgastantes del oficialismo, para atraer a aquellos que no lo acompañaron con el sufragio? Tendrá que llamar la atención, a la usanza duránbarbiana. Es decir, más contexto y menos texto; más apuesta a mejorar las sensaciones del electorado sobre la gestión nacional para conseguir más sufragios. O votos de esperanza.

No por nada desde el macrismo habrían resuelto volcar esfuerzos con visitas de los políticos nacionales más “rutilantes” del espacio para sostener y mejorar la performance de Cambiemos por el Bicentenario. La lista opositora “tan sólo” debe conseguir 35.000 adhesiones más de las 295.000 que obtuvo en agosto para asegurarse la obtención de dos bancas de diputados (en 2015 el radical José Cano sumó 380.000 votos).

La presencia de Macri en Tucumán en la inauguración de la nueva pista del aeropuerto internacional, bajando del avión presidencial, es una potente imagen, más efectiva electoralmente que los discursos sobre las conveniencias de la inversión. Mostrará, como lo desliza el asesor ecuatoriano, que lo que se promete se concreta.

Esta situación comunicacional, a los fines de captar la atención y de lograr el apoyo ciudadano, es más fuerte que las palabras. Actualización del viejo axioma mejor que decir es hacer. “La comunicación privilegia los contextos por sobre los textos” (Capítulo ‘Nos comunicamos con imágenes’, del libro “La política en el siglo XXI, arte, mito o ciencia”. Jaime Durán Barba, Santiago Nieto), sostiene el asesor presidencial para explicar cómo se relacionan hoy los políticos con los ciudadanos.

Emociones electorales

Además de pensar más en los contextos, Cambiemos también deberá apelar a la emocionalidad; según lo que promueve el asesor macrista. “En toda acción, más cuando tiene que ver con la política cotidiana, nos guiamos por nuestra inteligencia emocional; si sentimos que debemos votar por alguien, o si tomamos una actitud de aprobación o de censura frente a una acción gubernamental, es difícil que cambiemos porque alguien nos convence con argumentos racionales”, dice Durán Barba.

En La Madrid se dijo que algunos vecinos votaron al peronismo por sentimiento, y se cuestionó el voto de ese electorado con supuestos argumentos racionales. Seguramente no leyeron al guionista del PRO. El texto añade: “votaremos por el candidato que nos guste, a menos que no impacten otros elementos de comunicación que también sean emocionales o lo suficientemente poderosos como para que variemos de posición política”.

Frente a estas “sugerencias” es mucho lo que deberá hacer la dirigencia de Cambiemos a nivel local para volver a enamorar. Posiblemente la decisión central de inmiscuirse en el diseño de la campaña hasta octubre sea porque allí entienden que localmente no se comprendieron los conceptos duranbarbianos. Habrá que prestar atención, entonces, a la acción proselitista de la oposición para determinar si hubo y cómo fueron las influencias extrañas.

De todas formas, el mejor aporte que puede hacer el poder central a su lista en la provincia es mejorar la situación económica de los argentinos y que estos la experimenten en los bolsillos. Caso contrario, Fuerza Republicana volverá a ser el depositario del descontento ciudadano con Macri. En el bussismo está la cifra que Cambiemos perdió entre 2015 y 2017. No fueron sufragios que se llevó el oficialismo, sino de adhesiones que supo conquistar y que perdió la oposición. ¿Voto de los defraudados emocionalmente por el Gobierno nacional? Son sufragios que no irían al oficialismo y que deben seducir Cano y Alfaro. Tienen que adueñarse de esos votos nuevamente.

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