El “zambódromo” está en barrio Sur

El “zambódromo” está en barrio Sur

El “Paseo de la zamba” une las plazas Belgrano y San Martín, en barrio Sur, con zambas que se cantan y se bailan en cada esquina.

ZAMBAS SÍ, PENAS NO. La segunda edición del “Paseo de la Zamba”, un encuentro folclórico en la calle organizado por la Municipalidad capitalina, fue la mejor manera de coronar el fin de semana largo con los pañuelos al viento. ZAMBAS SÍ, PENAS NO. La segunda edición del “Paseo de la Zamba”, un encuentro folclórico en la calle organizado por la Municipalidad capitalina, fue la mejor manera de coronar el fin de semana largo con los pañuelos al viento.
22 Agosto 2017

“Tucumán es zamba, lo dicen en todos los puntos cardinales de este país. Tucumán es zamba”, arenga por cuarta vez el animador, con ese tono de voz que hace viajar al verano, al festival de Jesús María, la meca del folclore y los floreos gauchos. Pero no estamos en Córdoba. Estamos en la esquina adoquinada de barrio Sur, en la plaza Belgrano, una tarde que enreda los pañuelos con los azahares, los lapachos amarillos con los vestidos de las bailarinas y los ponchos de los bailarines con un sol de primavera en pleno invierno. Con este paisaje, no cuesta nada gritar: ¡que viva Tucumán!, como lo hacen los vecinos que se acercan a ver de qué se trata este movimiento en su barrio.

Es la segunda edición del “Paseo de la Zamba”, un encuentro que ni más ni menos razón de ser que juntar a los tucumanos alrededor de ese baile que los identifica, estrechar los corazones con aquello que -pocas cosas hay así- no divide sino que une. No es una fecha especial, ni se conmemora un nacimiento ni una gran batalla. Se celebra simplemente la cultura, con una especie de procesión folclórica que une las plazas Belgrano y San Martín, tocando y bailando zambas en cada una de las esquinas del recorrido.

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La caravana partió a las 17 y al frente de la columna de academias folclóricas, agrupaciones tradicionalistas y bailarines espontáneos estaba, en lo alto, la imagen de la Virgen de la Merced, patrona de Tucumán. Es que el “Paseo de la Zamba” parece estar convirtiéndose en la segunda fiesta del año en honor a la Virgen Generala del Ejército Argentino, que ya tiene su día los 24 de Septiembre. Si esa celebración mezcla lo militar con lo folclórico, esta mezcla lo folclórico con lo urbano, a modo de ofrenda.

Las cuatro estaciones

“Que venga la primera zamba de la tarde”, dijo el locutor cuando los vecinos y bailarines ya tenían sus pañuelos en alto, en la esquina de Lavalle y La Rioja. Sonó “Viene clareando”, de Atahualpa Yupanqui. La zamba los dejó con ganas hasta que llegó la próxima estación de esta procesión popular: en Lavalle y Jujuy sonó “Al Jardín de la República”, de Virgilio Carmona.

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La esquina de Lavalle y Ayacucho, la penúltima de las cuatro estaciones de la zamba, escuchó y bailó “Nostalgias tucumanas”, también de Yupanqui (“Noches de Tucumán / Luna la de Tafí / Quién pudiera volverse para los cerros / ay, ay, de mí”...). La caravana terminó en la plaza San Martín, en el centro y frente al monumento al Libertador, donde estaba armado un escenario. Allí se bailó “el himno del folclore argentino”, como lo anunció el maestro de ceremonias, “Luna tucumana”. Con esa zamba que se entona con el mismo sentimiento que el Himno Nacional terminó la procesión gaucha en barrio Sur; pero entre puestos de artesanos, algodones de azúcar y bocas rojas de achilata, comenzó una peña al aire libre para cerrar el feriado.

el personaje 
el ingeniero medina homenajeó a la ciudadela de san martín
Entre las banderas argentinas, los pañuelos de los bailarines y los estandartes de las agrupaciones tradicionalistas ondeaba otra bandera, con un símbolo distinto a todos los demás. Era don Juan Carlos Medina, conocido en todo el ambiente tradicionalista como “el ingeniero”, por su antiguo trabajo en Dipos. La bandera es en honor a la Ciudadela de San Martín, a la pirámide que se levanta en la plaza Belgrano y a la Virgen de la Merced. “Esa pirámide, aunque no diga nada, la hizo levantar Belgrano cuando supo que San Martín había triunfado en Maipú. La que está adentro del recubrimiento de mármol. Por eso, este es el monumento a la amistad”, aseguró Medina.

El personaje 
El ingeniero Medina homenajeó a la Ciudadela de San Martín

Entre las banderas argentinas, los pañuelos de los bailarines y los estandartes de las agrupaciones tradicionalistas ondeaba otra bandera, con un símbolo distinto a todos los demás. Era don Juan Carlos Medina, conocido en todo el ambiente tradicionalista como “el ingeniero”, por su antiguo trabajo en Dipos. La bandera es en honor a la Ciudadela de San Martín, a la pirámide que se levanta en la plaza Belgrano y a la Virgen de la Merced. “Esa pirámide, aunque no diga nada, la hizo levantar Belgrano cuando supo que San Martín había triunfado en Maipú. La que está adentro del recubrimiento de mármol. Por eso, este es el monumento a la amistad”, aseguró Medina.

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