Cambio de identidad
EN BAJA. Real Madrid anuló a Messi y vapuleó a Barcelona. ¿Comienza otra era? EN BAJA. Real Madrid anuló a Messi y vapuleó a Barcelona. ¿Comienza otra era?

Hay quienes temen que nuestra nueva Superliga y sus nuevos dineros terminen provocando la vuelta de viejos tiempos de dominio exagerado de River y Boca. Y que, más que a la Premier League, (que es el espejo de muchos), terminemos acercándonos al modelo español, que tiene a Real Madrid y Barcelona como casi únicos aspirantes crónicos al título, ganadores entre ambos de 28 de las últimas 33 Ligas en su país. La Liga de España, que abrió este fin de semana una nueva edición, privilegió económicamente durante años a sus dos clubes más grandes. La nueva repartición centralizada de los derechos de TV atenuó la brecha, pero ahora es el dinero de copas europeas el que agrava la diferencia. Además, hay que decirlo, Real Madrid y Barcelona no dominan sólo en España. Dominan en el mundo. No es casual que el fútbol parezca estar asistiendo en estos días casi al funeral del que muchos consideran como el mejor equipo de todos los tiempos (Barcelona). Y que el ocupante del trono sea justamente Real Madrid.

La mejor historia se lee en “Miedo y asco en la Liga”, un formidable libro del periodista e historiador inglés Sid Lowe que recorre el fútbol de España a través de Real Madrid y Barcelona y que llegó hace unos meses a nuestro país. Es maravilloso el relato de cómo Real Madrid cambió su historia y se convirtió en rey del mundo a partir de la llegada de Alfredo Di Stéfano. Y de cómo el equipo que más le competía era Barcelona, del húngaro Ladislao Kubala y el técnico nacido en Argentina Helenio Herrera. Aparece años tarde “La quinta del Buitre”, equipo deReal Madrid que lideró Emilio Butragueño y sus compañeros formados en la cantera del club. Y luego el Barcelona de La Masía, la escuela impulsada primero por Johan Cruyff y después por Pep Guardiola, cuyo proceso involucró al propio Leo Messi. Fichando cracks o con jugadores propios, jugando con posesión de pelota o de contragolpe, según los tiempos, Real Madrid y Barcelona ejercieron años de dominio en el fútbol mundial. “Pero las identidades -dice Lowe desde una Cataluña conmocionada por los ataques terroristas- no son estáticas”. Lo dice después de la reciente Supercopa en la que Real Madrid, acaso disfrazado de Barcelona, le ganó con baile a su rival clásico, como avisando que, definitivamente, ha comenzado una nueva era de reinado en el fútbol mundial.

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Títulos por marketing

¿O acaso la semana pasada en el Bernabéu no jugó a ser Messi el promisorio Marco Asensio, que avisa como crack del futuro? ¿Y no parecían Xavi-Iniesta el croata Luka Modric y el alemán Toni Kroos? ¿Y no parece Isco el futuro Iniesta? Obligado a ganar, Barcelona salió sin embargo al Bernabéu con un tímido 3-5-2. Real Madrid, que era campeón con el empate, repitió en cambio un audaz 4-3-3. Y jugó sin Cristiano Ronaldo, sin Gareth Bale, sin Isco y sin Casemiro. Aún así, el local dominó casi como quiso a su rival. Pareció inclusive apiadarse para que la revancha no terminara con un marcador humillante. El DT Zinedine Zidane impuso su equipo con jugadores que venden menos camisetas para el marketing, pero ganan títulos. La obscenidad del dinero sigue igualmente su curso en Real Madrid. El presidente Florentino Pérez acaba de fichar a un pibe de 13 años de Betis. ¿El futuro Asensio?

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Barcelona es lo opuesto. Xavi se fue hace tiempo a Qatar. Guardiola dirige en Inglaterra. Iniesta, y su físico frágil, está más afuera que adentro. Y Messi parece avisar que no quiere ni puede seguir cargando con todo. Es un todo que incluye a la dirigencia. No debe ser casual que Barcelona tenga a su último presidente preso (Sandro Rosell). Y al actual también bajo proceso judicial y bajo reclamo masivo de renuncia. “Es algo emocionante en estos tiempos ver a Messi con tanta lealtad -dice Lowe-, porque si yo fuera Messi tal vez buscaría irme de este Barcelona, como hizo Neymar”. Lowe sostiene también que, así como Di Stéfano sigue siendo el jugador más influyente en la historia de Real Madrid, acaso pueda decirse lo mismo de Messi con Barcelona. Porque fue Messi quien puso definitivamente a Barcelona a la par de Real Madrid. El colega Ramón Besa, del diario El País, no tiene dudas: dice que el Barca de Guardiola cobró vuelo sólo después de que Pep acordó con Messi y que sucedió lo mismo luego con el de Luis Enrique. Ahora, en la crisis, cambian los escenarios. En Barcelona confían que la nueva selección argentina de Jorge Sampaoli ayude a recuperar los ánimos de Messi. El mundo al revés.

“En el amistoso último contra Brasil -me cuenta Besa-, Messi jugó como tomando nota y luego se reunió con Sampaoli para saber cuál será su rol”. Es algo que este Barcelona de Ernesto Valverde, sin Neymar y ahora con Luis Suárez lesionado, todavía no definió. Y Messi parece avisar de modo cada vez más claro que no le gusta jugar de héroe solitario. Que puede ser bombero muchas veces en Argentina o en Barcelona. Pero que entiende al fútbol como un juego asociado. Nació en Rosario y se formó en La Masía. Ya fue campeón de todo con Barcelona. Y sabe como nadie que, si quiere aprovechar acaso su último Mundial en Rusia, en la Selección precisará un equipo que lo acompañe.

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