El héroe particular surgido de una historieta infantil

Aunque se anuncien como productos animados pensados para toda la familia, hay películas que desde su propio origen apuntan a un segmento delimitado del público infantil.

“Las aventuras del Capitán Calzoncillos” se inscribe dentro de esa lógica, con un recorte centrado para los niños mayores, que aún no entraron en la preadolescencia. Ese será el grupo ideal que podrá disfrutar de las bromas que idean dos amigos de la escuela, George y Harold, quienes pasan sus días de diversión en diversión, y eludiendo las obligaciones más básicas y el estudio.

En medio de sus jugarretas, llegan a hipnotizar accidentalmente al director de su escuela, el severo Krupp, quien pasa a creerse el Capitán Calzoncillos, un prototipo de héroe malhumorado pero bondadoso que usa por toda vestimenta su inmaculada ropa interior (con la cual adquiere superpoderes) y una sencilla capa.

Este personaje salió de las historietas que escriben en clase y es el protagonista de arriesgadas misiones, todo muy lejano de lo que pretende Krupp, quien cambia cada vez que alguien chasquea los dedos. Para que vuelva a ser el director, hay que mojarlo con agua.

Los niños traviesos enfrentan otro desafío, aparte de volver a su director al estado anterior cada vez con más frecuencia antes de que todo se derrumbe. Llega un nuevo profesor al aula, quien es un malvado científico que quiere destruir la escuela para vengarse de lo sufrido en el pasado.

El director es David Soren (como antecedente tiene el filme “Turbo”, de 2013), quien se basó en una serie de libros infantiles de Dav Pilkey, publicados desde 1997. La película se distribuye en dos versiones: 2D y 3D, lo que confirma la merma de interés en esta última clase de copias, luego de que invadieron el mercado en toda clase de producciones. Todo indica que pronto el 3D pasará a estar reservado sólo para ciertas superproducciones.