La inmortal poesía musical del Flaco Spinetta

La inmortal poesía musical del Flaco Spinetta

RECITAL INOLVIDABLE. En diciembre de 2009, Luis Alberto Spinetta se presentó en Vélez Sársfield. RECITAL INOLVIDABLE. En diciembre de 2009, Luis Alberto Spinetta se presentó en Vélez Sársfield.
15 Agosto 2017

HISTORIAS DEL ROCK

MEDIO SIGLO DE UNA PASIÓN ARGENTINA

GUSTAVO JATIB / ESPECIAL PARA LA GACETA

¿Es Luis Alberto Spinetta el músico más importante de nuestra historia? Muchos pensamos que sí; pero en el ánimo de no polemizar ni herir susceptibilidades de tangueros, folcloristas o fanáticos de otros géneros, afirmaremos que está entre los cinco o seis más grandes.

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Además de su extraordinaria carrera de 45 años, con más de 40 discos editados, la influencia que tuvo sobre otros músicos fue fundamental para construir el rock argentino tal como lo conocemos. Artistas como Gustavo Cerati, Fito Páez o Ricardo Mollo no hubieran sido los mismos de no haber escuchado al Flaco. Su música fue inspiradora y disruptiva, atravesó distintos estilos siempre saliendo del molde y marcando rumbos. Como resulta imposible abarcar semejante obra en pocas líneas, la resumimos en seis etapas que la marcaron.

Almendra: fue una de las bandas fundacionales del rock, formada en las aulas del colegio San Román de Belgrano, con Edelmiro Molinari en guitarra, Emilio del Guercio en bajo y Rodolfo García en batería. Fue la irrupción de la poesía, de la fusión tanguera en los bandoneones de “Laura va”, de la inocencia de “Plegaria para un niño dormido” y “Ana no duerme”, y el amor más puro en “Muchacha ojos de papel”. Como dijo Charly García: “la diferencia entre Almendra y los otros grupos era como la de un Mercedes Benz y los demás autos”.

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“La soledad es un amigo que no está, es su palabra que no ha de llegar igual” (“Para saber cómo es la soledad”, Almendra, 1969).

Pescado Rabioso: a principios de los 70 comienza una etapa de rock más potente, influenciado por su admiración hacia Pappo. Acompañado por Osvaldo Bocón Frascino en el bajo y Black Amaya en batería, con las incorporaciones posteriores de Carlos Cutaia en teclados y David Lebón alternando bajo y batería, dejan dos discos. Luego, en 1973, aparece “Artaud”, que fue editado como el tercer álbum de Pescado, pero en realidad fue un trabajo solista de Spinetta, y es considerado casi unánimemente como el mejor disco del rock.

“Cuida bien al niño, cuida bien su mente, cuídalo de drogas, nunca lo reprimas” (“Todas las hojas son del viento”, Artaud, 1973).

Invisible: con Machi Rufino en bajo y Pomo en batería, el Flaco vuelve a un estilo más parecido al de sus primeros años y graban tres discos de excelente nivel, dos de ellos considerados entre los mejores 100 de la historia como “Durazno sangrando” y “El jardín de los presentes”. En este último se suma el guitarrista Tomás Gubitsch y se vuelcan a un estilo más jazzero, para separarse finalmente en 1977.

“El vino entibia sueños al jadear, desde su boca de verdeado dulzor” (“Los libros de la buena memoria”, Invisible, 1976).

Spinetta solista y Jade: en los 80, alterna entre el fugaz regreso de Almendra, algunos discos solistas y otros firmados como Jade, con extraordinarios músicos como Juan del Barrio, Leo Sujatovich, Pedro Aznar, Mono Fontana y Lito Epumer, entre muchos otros. En 1986 graba el disco doble “La la la”, con Fito Páez. Poco antes había intentado una sociedad con Charly que no llegó a buen puerto y sólo dejó la canción “Rezo por vos”. De esta época se destacan grandes discos como “Kamikaze”, “Mondo di cromo”, “Bajo Belgrano”, “Privé” y “Pelusón of milk”, en el que sobresale el hit “Seguir viviendo sin tu amor”.

“Ella también se cansó de este sol, viene a mojarse los pies a la luna” (Ella también, “Kamikaze”, 1982).

Los socios del desierto: entre 1994 y 1999 forma un power trío con Marcelo Torres en el bajo y Daniel Tuerto Wirtz en batería. Es una época de crisis y cambios profundos para él, en lo personal y artístico, que asocia con lo desértico, y le provoca la necesidad de volver a sus raíces rockeras. Dejan cuatro discos y varios conciertos memorables.

“Y ya no sé si es que amanece o veo el cielo como un gran collage” (“Jardín de gente”, Spinetta y los socios del desierto, 1997).

Última etapa: el nuevo milenio trajo “Silver Sorgo”, un excelente disco, y en 2002 se presentó por primera vez en el teatro Colón, con un recorrido por toda su carrera. Luego editó “Para los árboles”, “Camalotus” y “Pan”, con diferentes formaciones. En 2008 llegó “Un mañana”, que sería su último disco de estudio en vida.

“Y entonces llega el día, y entonces va a estallar, ¿y por qué toda la poesía y la vida no se juntan?” (“Nueva luna-mundo arjo”, inédito)

La noche del 4 de diciembre de 2009, las 40.000 personas que tuvimos el privilegio de estar en la cancha de Vélez Sársfield presenciamos una suerte de premonitoria despedida del Flaco, en un recital extraordinario llamado “Spinetta y las bandas eternas”. Durante cinco horas y media desfilaron todas sus formaciones, las canciones más importantes y los artistas que Luis admiraba y que sentían adoración por él. Fue increíble y se lo considera como uno de los mejores conciertos de la historia.

Tiempo después de aquella noche mágica, el 8 de febrero de 2012, su cuerpo nos abandonó; pero su música vive y respira en cada acorde de sus canciones, y en cada verso de su poesía. Porque los artistas como él perduran en el tiempo a través de sus obras. Y Luis Alberto Spinetta, el Flaco, ya es eterno.

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