El reciclamiento de la basura

La frase “Nada se pierde, todo se transforma” solían repetirla nuestras abuelas y madres, seguramente, sin saber que la había formulado en el siglo XVIII, el francés Antoine Lavoisier, el padre de la ciencia química. En el ámbito familiar se refería, por ejemplo, a que la comida nunca se tiraba, las sobras se reciclaban en otro manjar, elaborado con esmero y amor. La sentencia del famoso químico fue aplicada a la realidad en varios lugares del mundo, particularmente, en lo que a la basura se refiere. Alemania, Corea del Sur, Eslovenia, Austria. Bélgica, Suiza, Noruega, Holanda, figuran entre los que más reciclan sus residuos.

De acuerdo con un informe del Banco Mundial publicado por El Huffington Post, la producción de desechos se incrementará desde los 3,5 millones de toneladas diarias a aproximadamente seis millones en 2025. Se indica que alrededor de 1.400 millones de personas que se sumarán a las poblaciones en 2025, producirán 1,42 kilos de basura urbana al día, más del doble de los 0,64 kilos producidos actualmente. Es decir que de las 680 millones de toneladas de desechos actuales se pasará a 2.200 millones.

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En su edición de ayer, el diario Clarín publica una crónica referida a la experiencia que se desarrolla en el Complejo Ambiental Norte III de la Ceamse, predio de 500 hectáreas ubicado entre los partidos bonaerenses de San Martín, San Miguel y Tigre, donde hay enterradas 61 millones de toneladas. Allí depositan la basura 32 municipios de la provincia y la Ciudad de Buenos Aires. A partir de los residuos se genera energía eléctrica y se obtiene agua no potable (posee un alto contenido de sales), que sirve para riego y puede ser volcada en un curso de agua natural.

Se informa que 15.500 toneladas ingresan a diario al predio y prácticamente el total tiene como destino final el relleno sanitario. La energía obtenida es conducida por un electroducto de 12 kilómetros por debajo del río Reconquista, Camino del Buen Ayre y el arroyo Güemes, hasta la subestación Rotonda, en José León Suárez, y empalma con el sistema interconectado nacional, desde donde abastece el consumo promedio de 25.000 hogares, señala la crónica.

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Tucumán está aún muy lejos de transformar la basura en algo útil. De acuerdo con un directivo de una empresa que se ocupa de esa tarea, sólo se recicla un 5% del total (vidrio, plástico, cartón, papel) porque no hay una política sobre esta materia.

Se estima que diariamente cada tucumano genera entre 800 gramos y un kilo de residuos. Más de 700.000 kilogramos de desechos genera diariamente San Miguel de Tucumán; de esa cantidad, el servicio privado recoge 500.000 kg y el público, lo restante. Una vez que se reúne la basura del Gran San Miguel de Tucumán (Alderetes, Las Talitas, la Banda del Río Salí, Yerba Buena, Tafí Viejo y la capital) es llevada al poblado de Overá Pozo, ubicado al este tucumano, a 50 kilómetros de nuestra capital, casi en el límite con Santiago del Estero, donde se la compacta y se la entierra en un relleno sanitario.

Hubo algunos pocos intentos de darles, utilidad a los residuos, pero quedaron en un anuncio o en una experiencia incipiente. En los últimos lustros, llegaron a Tucumán millonarias sumas de dinero enviadas por la Nación; hubo a disposición de la provincia créditos blandos o no reintegrables a nivel internacional, sin embargo, el reciclamiento de la basura no fue tenido en cuenta como algo importante. En una provincia, donde la basura es una suerte de marca registrada sería positivo que se le diera utilidad para que esta volviera como un beneficio a la comunidad.

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