Un policía redujo a golpes a dos hombres que asaltaban una heladería

“Parecía una película. Había una pelea y de pronto, por la puerta del vidrio que se rompió salió volando un ladrón con un policía abrazándolo. Ambos quedaron en el suelo atontados por el golpe y el otro ‘choro’ aprovechó para escapar”, dijo Luis Medina, una de las personas que observaron el intento de asalto que sufrió la heladería que está ubicada en la esquina de avenida Roca y Entre Ríos.

Eran las 14.50. Dos hombres ingresaron al local de Grido. Uno de ellos extrajo un arma y le pidió a la empleada, única persona que estaba en el local, que le entregara el dinero. La escena fue presenciada por un vecino que ubicó a un uniformado que estaba esperando el ómnibus para ir hasta la base de la Patrulla Motorizada de Yerba Buena, donde presta servicio.

De inmediato, el agente José Ortega cruzó la avenida e ingresó al comercio identificándose como policía. “Ahí me parece que le pegó un golpe a uno de los ‘choros’ que lo dejó tonto, y después se trenzó en lucha contra el que estaba armado. Lo abrazó para que no pudiera disparar y después, en medio de la pelea, salieron por la puerta que estaba cerrada. Rompieron el vidrio y quedaron atontados los dos en el suelo. En ese momento, el otro ladrón aprovechó para escapar”, comentó Gonzalo Fernández, otro testigo del hecho.

Agentes del servicio 911, que habían sido alertados por los vecinos, llegaron para reducir totalmente al sospechoso y trasladar a su compañero al Hospital Padilla para que lo atendieran por los cortes y golpes que había sufrido. Por orden de la fiscala Adriana Reinoso Cuello, el delincuente quedó aprehendido.

En la vereda de esa esquina había quedado esposado el asaltante detenido y el arma que había utilizado para cometer el robo. En un costado, el encargado, protestaba. “Hace un año más o menos fue la última vez que nos asaltaron. Pero lo que no entiendo es cómo se les pudo haber ocurrido asaltar una heladería a las 14, en pleno invierno, y en un día lluvioso y frío”, le dijo a LA GACETA el joven, que prefirió mantenerse en el anonimato.

La vecina María del Carmen Castillo dijo que esta zona es igual de insegura que cualquier otro punto de la ciudad. “Nadie se salva de los motochorros. Circulan por la avenida buscando víctimas. Aquí no se puede salir con carteras”, explicó.

En el Hospital

La sala de espera del Padilla estaba repleta. Allí, abrazando los elementos de protección que utiliza el agente Ortega para recorrer las calles de Yerba Buena, se encontraba Noelia Vanesa Guerra, esposa del policía. “Pude charlar con él un ratito. Está bien, lastimado y golpeado, pero bien. Yo sabía que algún día podía pasarle esto. Él ama su profesión y es policía por vocación”, indicó sobre el padre de sus tres hijos.

“No me sorprende para nada que él haya decidido actuar como lo hizo. Él sabe lo que hace y cuáles son los riesgos de su trabajo. Siempre fue así y a los 39 años no va a cambiar”, explicó la mujer.

La esposa de Ortega también habló sobre los cuestiobnamientos que a menudo reciben los policías en el marco de su trabajo, muy vinculado a resolver conflictos violentos. “Muchos critican a los uniformados sin saber lo que realmente hacen todos los días. Como mi esposo hay muchísimos buenos policías que se la juegan todos los días para servir a la comunidad. Por supuesto que una se asusta con lo que le puede pasar, pero lo importante es que sabemos que hace su trabajo con pasión y eso llena de orgullo a toda la familia”, concluyó.