Una disputa reactiva el conflicto en Cercano Oriente

Una disputa reactiva el conflicto en Cercano Oriente

Las medidas de seguridad dispuestas por Israel en la Explanada de las Mezquitas han desatado una ola de airadas reacciones palestinas

CISJORDANIA OCUPADA. Familiares lloran en las tumbas de Haya, Elad y Yossi, muertos en el ataque del viernes al asentamiento judío de Neve Tsuf. reuters CISJORDANIA OCUPADA. Familiares lloran en las tumbas de Haya, Elad y Yossi, muertos en el ataque del viernes al asentamiento judío de Neve Tsuf. reuters
24 Julio 2017

JERUSALÉN.- El reciente derramamiento de sangre en Cercano Oriente era una tragedia anunciada: los servicios secretos de Israel, el Shin Bet, y otros expertos en seguridad, habían alertado al primer ministro Benjamin Netanyahu de que la disputa por las medidas de seguridad en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén podría escalar peligrosamente.

Hasta el último minuto hubo febriles deliberaciones sobre cómo resolver la nueva crisis en el lugar, sagrado tanto para judíos como para musulmanes. Pero llegó el rezo del viernes y estalló la violencia. Se saldó con cinco palestinos muertos y unos 450 heridos en enfrentamientos con la Policía; más otros tres colonos israelíes muertos en un ataque en su vivienda.

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Tras horas de debate con su gabinete de seguridad en la noche del viernes, Netanyahu optó por dejar los detectores de metal instalados en los accesos de la Explanada de las Mezquitas. Su colocación hace una semana fue controvertida e Israel la defendió para garantizar la seguridad, días después de un atentado en el que habían muerto dos policías israelíes, además de los tres atacantes abatidos.

Los palestinos, sin embargo, consideran que los detectores son una provocación inadmisible y un intento de Israel de aumentar su influencia sobre el lugar, donde sólo pueden rezar los musulmanes, mientras que los judíos tienen el derecho de rezo limitado al Muro de los Lamentos.

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“Rechazamos los detectores de metal porque bajo la excusa de medidas de seguridad, son en realidad un acto político para controlar la mezquita de Al Aqsa”, señaló el presidente palestino Mahmud Abbas, que acusó a Israel de impedir una reactivación del proceso de paz y de “transformar el conflicto político en uno religioso”.

Por su parte, el popular político opositor israelí Jair Lapid se puso del lado del Gobierno y acusó a los palestinos y la fundación jordana Waqf (es responsable de gestionar los lugares sagrados) de azuzar la violencia. “Que el intento de proteger a inocentes con detectores de metal se interprete como un ataque al islam o a la libertad de rezo es sencillamente una incitación horrible que ha provocado violencia y muerte sinsentido”.

Representantes palestinos habrían hecho escalar la situación, según los israelíes, por llamar masivamente a los musulmanes a acudir al rezo del viernes en la Explanada de las Mezquitas, mientras las autoridades israelíes sólo permitieron pasar a las mujeres y hombres mayores de 50 años.

El líder del movimiento radical islamista Hamas, Ismail Hanija, que gobierna la Franja de Gaza, llamó incluso a un “día de la ira”.

En realidad, los expertos de seguridad consideraban los detectores de metal relativamente prescindibles. Pero Netanyahu se vio presionado por su socio de coalición derechista a mostrar más presencia en la Ciudad Vieja de Jerusalén y en el Monte del Templo.

Sin embargo, no es el único bajo presión: también Abbas lo está. Tras el atentado mortal contra los policías israelíes habría intentado una conversación telefónica conciliadora con Netanyahu. Pero después de los sucesos del viernes se vio forzado a romper todos los canales de comunicación.

El estancamiento de las negociaciones de paz de las dos partes lleva más de tres años, creando un peligroso vacío que favorece nuevos brotes de violencia.

En el último informe anual del Departamento de Estado de EEUU sobre el terrorismo se afirma que la violencia palestina se ve fomentada por la “falta de esperanza en llegar a tener un Estado propio”, por la construcción de asentamientos israelíes en Cisjordania, por la violencia de los colonos y por las operaciones militares.

El presidente estadounidense, Donald Trump, se propuso reactivar las negociaciones de paz, pero hasta ahora no ha habido avances al respecto.

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