La zamba de los Villafañe se sintió fuerte en Barcelona

La zamba de los Villafañe se sintió fuerte en Barcelona

Noralía y el Mono preparan para septiembre su segunda gira por Europa como embajadores musicales.

DE LA MISMA RAÍZ. Noralía Villafañe y su padre, el Mono Villafañe, compartieron escenario en España. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.- DE LA MISMA RAÍZ. Noralía Villafañe y su padre, el Mono Villafañe, compartieron escenario en España. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.-
28 Junio 2017

Todavía siente la emoción a flor de piel y se eriza cuando recuerda lo vivido arriba y abajo de los escenarios. Noralía Villafañe no olvidará la experiencia que compartió con su padre, el Mono Villafañe, durante los tres recitales que dio en abril en Barcelona. Pero ya comienza a preparar las valijas para volver a Europa, en septiembre. Este segundo viaje es una demostración empírica de la gran recepción que alcanzaron las zambas tucumanas entre un público argentino que extrañaba ese sonido y otro catalán que se maravilló con su canto.

“Fue la primera vez que estuve en Europa y lo pude disfrutar con mi hija Amelia, de tres años, y con mi madre; fue un sueño cumplido que disfruté enormemente. Tuvimos mucha amistad y mucho intercambio cultural. Nos recibieron los tucumanos que viven allá y que nos abrieron las puertas. Hubo gente que no conocíamos que terminaba llorando cuando escuchaba nuestras zambas”, resume Noralía, impulsora de la gira pasada y de la que vendrá, con escala en el medio en el Festival Atahualpa, que se realizará en agosto en Central Córdoba.

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Su padre destaca el apoyo recibido de parte de Esteban Armando Rabito Vélez, el ex integrante de Los Cinco del Norte y de Los Nocheros de Anta que vive desde hace décadas en España, para concretar los recitales. “Tengo muchos conocidos de tantos años de hacer música. Pero el impulso para este viaje fue de mi hija”, reconoce.

- ¿El repertorio que presentaron era el mismo que hacen en la Argentina?

- (Mono Villafañe-MV) A mí me encanta mostrar los paisajes de Tucumán, porque quiero que todos vengan a mi provincia, no que vayan a otra parte de mi país. Quiero que lleguen a conocer los cerros, los personajes, la gente, los teatros, la gastronomía, la amistad. Lo mío es la zamba de Atahualpa Yupanqui, del Chivo Valladares, de Poli Soria, de Juan Falú. Todo estrictamente tucumano. Acá hay un semillero muy grande de folcloristas que no está bien aprovechado.

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- (Noralía Villafañe-NV) Mi repertorio es el folclore tucumano. Cuando actúo en la provincia a veces hago alguna canción para divertirme, pero a la zamba no me la saca nadie.

- Cuando un artista se va afuera, ¿se siente más tucumano?

- (NV) Sí, es algo inexplicable, uno se siente una suerte de embajador cultural porque representamos a toda la provincia. El público nos respetó muchísimo, incluso los salteños que fueron a escucharnos (ríe). No sé si les parecía algo nuevo, lindo, extraño o una mezcla de todo, pero la gente nos admiraba. Teníamos el pecho hinchado de representar a nuestra provincia y repartimos folletos turísticos que llevamos por nuestra propia iniciativa. Ahora, cuando volvamos, queremos llevar más cosas e incluso discos de otros colegas para difundir mejor nuestro arte tucumano. Mi mayor objetivo es llevar una pequeña delegación de tucumanos en alguna gira futura, una vez que estén afianzados bien los cimientos de lo que estamos comenzando a hacer ahora.

- ¿Qué fue lo que más les impactó?

- (NV) Me enloqueció la Feria de Abril, con todo lo típico de esa cultura. Me emocionó ver bailar flamenco con el mismo entusiasmo que acá lo tenemos con una chacarera o un gato. También me impactó que en cada reunión terminábamos cantando a capella con mi papá.

- (MV) Era nuestra forma de pagar el asado (ríe). Me emocionó especialmente reencontrarme con Tito Cavá, que tenía el trío con Nito y Baby Bengal, y al que hacía 40 años que no veía. Era un gran bohemio de El Alto de la Lechuza.

- (NV) Tito iba con su fotógrafo personal y nos hacía posar con él en todos lados (ríe).

- ¿Por qué creen que hubo esa recepción del público?

- (NV) Siento que el público necesitaba que vayamos los tucumanos a cantar para acercarles un poquito la provincia. Viven bien, pero tienen un vacío espiritual en torno a nuestra música. Respetaron tanto el repertorio que les ofrecimos que no nos pidieron ningún tema en especial, bastaba con que les llevemos nuestra música.

- (MV) Tuvimos una atención muy especial, porque lo que escuchan allá son tangos y música andina, pero no zamba tucumana. También conocimos a músicos catalanes que interpretan folclore argentino y lo hacen con mucha seriedad.

- (NV) No habíamos regresado al país y le ofrecieron a papá que se quede para una feria de nacionalidades, pero no quiso hacerlo. Ahora volveremos en septiembre, con base en Barcelona porque ahí están nuestros amigos Emidio Torga y Daiana Frisotti; sólo quedan unas pocas cosas por organizar. Mi sueño es llegar a cantar a Francia y, si puedo, a Suiza. Pero con estar en París me conformo.

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