Martín, el niño del milagro, salió del hospital sin secuelas

El pequeño de tres años que cayó más de nueve pisos se mostró sonriente y sorprendido al ver toda la gente que esperaba verlo salir.

27 Junio 2017

Después de tres horas de incertidumbre, por no saber si le darían el alta o no, Martín Chaín Núñez bajó la escalera del hospital de Niños en los brazos de su padre. Al ver a su mamá, tías y abuelos, se le dibujó una enorme sonrisa, que se hizo más grande aún cuando su abuelo materno le regaló el autito de juguete que había tenido en la mano toda la tarde. 19 días después de caer más de nueve pisos y luchar contra la muerte, el niño volvía a su casa sin ninguna secuela.

Al salir por la puerta de la guardia, el niño -que tenía nuevos juguetes en ambas manos- se sintió desorientado por los aplausos y las luces de las cámaras. Lo primero que hizo fue llamar a su abuelo paterno, que esperaba allí cerca para verlo. El hombre corrió hacia el niño y comenzó a llenarlo de besos. La madre de Martín, Florencia Núñez, no podía parar de sonreír; su esposo, Máximo Chaín, trataba de evitar las lágrimas. Ambos se sentían aliviados: durante la mañana les habían prometido que le darían el alta a las 16, luego de su última sesión de fisioterapia, pero la demora de una firma les hizo creer que el niño iba a tener que esperar un día más para volver a su casa.

Publicidad

Cuando la guardia privada del hospital anunció que se había acabado la hora de las visitas y despejó el primer piso, a las 16, los familiares del niño comenzaron a mirarse con ansiedad. Fueron momentos de llamadas por celular, caminatas nerviosas por los pasillos, charlas llenas de incertidumbre y la interminable búsqueda de un profesional que debía notificar el alta del niño.


“Gracias a todos, gracias a la gente del hospital. Nos hicieron esperar porque faltaba una firma pero fue todo espectacular. Todo el mundo estuvo rezando. Ahora me llevo a mi bebé a mi casa. Es un milagro”, celebró su mamá, al dialogar con la prensa, mientras el pequeño se quedaba a un costado y sus abuelos le explicaba que toda esa gente reunida estaba allí para verlo a él.

Publicidad

Sin secuelas

El pequeño cayó de un balcón de un noveno piso a un subsuelo, en un edificio de la avenida Mate de Luna al 2.000. Nadie lo vio caer porque el niño se escabulló cuando su padre cocinaba. El joven comenzó a llamarlo pero el niño no respondía. Al ver una de sus zapatillas en el balcón, temió lo peor; al asomarse lo confirmó. Martín estaba decenas de metros más abajo, pero milagrosamente se movía. Si bien los médicos indicaron que no sufrió fracturas, algo que fue considerado como “un milagro” por casi todos los médicos que analizaron el caso, había quedado en un estado crítico por lesiones en los pulmones. Estuvo varios días en coma farmacológico, con respiración artificial y sondas que lo alimentaban. Sin embargo ayer, según informó su madre, se retiró sin ningún tipo de secuelas.

“Le cuesta un poco caminar, pero no tiene nada que sea irreversible. Seguiremos con fisioterapia y la psicóloga, pero es un día muy feliz”, agregó Núñez. Mientras hablaba, una pequeña multitud se arremolinaba alrededor de Martín y le tomaba fotos, o simplemente se acercaba para conocer al niño que había sobrevivido a una caída mortal. Él los miraba con curiosidad: todavía no sabe qué le pasó, ni lo recuerda. Durante la internación le habían preguntado si sabía por qué estaba internado, pero él sólo dijo que era “para que me curen”.

Reflexiones

Sobre la caída, la madre reafirmó que hubo una intervención divina. “Cuando te dicen que tu hijo se cayó de un noveno piso, uno duda, pero yo tengo mucha fe y me aferro a eso. Dios es más grande que cualquier cosa”, analizó. La muchacha se enteró de la caída cuando recibió un audio de su esposo. Ella estaba en el trabajo y sólo recuerda que se le cayó el teléfono de la mano. Luego un compañero la llevó hacia el hospital. En el camino la llamó su madre: milagrosamente, de fondo se escuchaba el llanto del niño.

Antes de partir en el auto de su padre, Núñez dejó una reflexión: “Siempre hablamos de que pasan muchas cosas malas. A ustedes -le dijo a los periodistas- les toca contarlas. Entonces, que te pase una buena, y que la podamos contar y disfrutar, significa que hay muchos milagros. Vale la pena aprovechar esas cosas y contarlas; colgarse de eso para ser más fuertes”.

Comentarios