Si la carrera de “Pigu” era incierta, ayer avisó que volvió con todo

Si la carrera de “Pigu” era incierta, ayer avisó que volvió con todo

VOLVER A SER. A los 36 años, y después de un par de temporadas para el olvido, Andrés Romero volvió a su mejor versión, la de 2007 y 2008, y se coronó venciendo a grandes jugadores en Alemania. EuropeanTour VOLVER A SER. A los 36 años, y después de un par de temporadas para el olvido, Andrés Romero volvió a su mejor versión, la de 2007 y 2008, y se coronó venciendo a grandes jugadores en Alemania. EuropeanTour
26 Junio 2017

Aquella trompada a un cartel durante una etapa decisiva de su carrera en el PGA Tour fue el envión que tomó inconscientemente Andrés Romero antes de sufrir en carne propia el descenso por un tobogán deportivo que prácticamente lo absorbió después de 2015. Su accionar en el Barracuda Championship fue algo más que un momento de ira. Su impotencia se transformó en violencia y el golpe (mal dado) en una necesaria operación. Eso significó el final del sueño de “Pigu” de mantener la membresía en el Tour.

El impacto emocional fue tan duro que Andrés literalmente fue borrándose del mapa. Cayó al Web.com Tour y no encontró motivación. Dijo alguna vez que jugar en el tercer calendario más duro del planeta no lo movía. También dijo Andrés que lo suyo era no poder jugar bien porque si fallaba un golpe, automáticamente, recordaba al “Pigu” de 2007 y 2008. Añoraba ser el que casi llega al playoff en el Abierto Británico ‘07, el que ganó en Alemania, el Deutsche Bank Players, y el que luego hizo lo propio en Estados Unidos, en el New Orleans Classic. Ese “Pigu”, al que miraba por el espejo retrovisor de la vida, le consumía los sentidos.

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Hasta que llegó el clic, el cambio, mucho trabajo y aprovechar nuevas oportunidades. El hecho de haberse clasificado días atrás al US Open fue todo un avance. El hecho de haber aprovechado la invitación para volver a jugar un torneo del Tour Europeo, una bendición. Fue, en realidad, el empujón que “Pigu” necesitaba: codearse con los mismos grandes con los que jugó hasta no hace mucho tiempo.

En Munich, sede del BMW International Open, Romero dio cátedra. Se ganó a él mismo, pero por sobre todo a sus fantasmas. Anuló a gigantes como Sergio García, último ganador del Masters y que hasta el hoyo 14 de ayer era líder junto al inglés Richard Bland.

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Lo cierto es que ni el “Niño”, ni el inglés ni luego el belga Thomas Detry pudieron nivelar o siquiera emular en parte el festival de birdies del futuro campeón. Los birdies de “Pigu”, que fueron haciendo de su tarjeta un tesoro. Fue una máquina de aciertos Romero, aunque para llegar a la perfección primero debió zafar del abismo de un inicio algo errático.

Y cuando gambeteó la incertidumbre, a su pasado reciente, comenzó a escribir su destino con birdies en los hoyos 8 y 9. De ahí lo conocido, lo espectacular: más birdies, ahora en el 11, 13, 14 y 15 para subirse al lote de los punteros, desde donde no se bajó más.

Y no lo hizo porque supo anular la traición de sus nervios en dos momentos clave, después de un mal tiro de salida en el par 3 del 17 (se fue con par) y en su chance de águila en el 18. Qué mal jugó ese putter. Igual corrigió la duda con un último birdie para quedar solo en la cima con 271 (-17), luego de una exquisita vuelta de 65 (-7).

Andrés firmó su tarjeta y esperó el desenlace, un desenlace tan diferente al de los últimos años porque este fue con final feliz, que es lo que todos querían ver de “Pigu”.

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