Lo bien que le hace Trump al periodismo y otras profecías

Lo bien que le hace Trump al periodismo y otras profecías

“Donald Trump nos ha hecho un gran regalo de audiencia”, bromeó el jueves el periodista Andrew Phelps, director de Producto del diario The New York Times, ante un grupo de periodistas argentinos reunidos en Puerto Madero.

Apoyado por gráficos de audiencia, Phelps mostró el fenomenal crecimiento de tráfico que tuvo el centenario diario estadounidense, uno de los referentes de la prensa mundial, desde que se inició la campaña presidencial en ese país, hasta las elecciones, en noviembre de 2016.

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Aumento de lectores que se afianzó tras la llegada del excéntrico magnate a la Casa Blanca, el 20 de enero de este año, y que sigue creciendo, principalmente cada vez que Trump abre la boca o tuitea.

Phelps mostró en pantalla cómo desde que es presidente, Trump mencionó al Times en Twitter 80 veces, siempre acompañado de adjetivos como “fracasados” o “perdedores”. (Muchos en el auditorio recordamos los atormentados tuits de Cristina Fernández contra los medios).

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“Este crecimiento no es fortuito, no es casual, sino que responde a una política editorial seria y coherente sostenida durante muchos años por el Times”, explicó el líder de un equipo de periodistas que tiene a su cargo investigar y pensar estrategias de innovación, con el objeto de enfrentar los cambios descomunales que atraviesan las comunicaciones mundiales.

Ante las abruptas y veloces mutaciones que ocurren en la sociedad actual, de la mano de la revolución tecnológica que significó/significa la irrupción de internet en la vida de este planeta, el Times separó a un puñado de periodistas de la faena diaria y los puso a “pensar”. Investigar y pensar. Ensayar y pensar. Equivocarse y pensar.

Una tribuna política

El 18 de septiembre el Times cumplirá 166 años. Fue fundado en 1851 por los periodistas Henry Jarvis Raymond y George Jones. Además de comunicador, Raymond era también político, lo que explica por qué este diario señero es ante todo una tribuna de debate ideológico y político desde su creación.

Confeso simpatizante del Partido Demócrata, o más bien de las banderas progresistas y de centro izquierda que enarboló este partido desde sus comienzos, hoy bastante desdibujadas y contrariadas, el Times mejora su circulación impresa y digital cada vez que un gobierno republicano accede al poder.

En Estados Unidos y en algunos países europeos es una costumbre -celebrada por la ciudadanía- que los medios de comunicación hagan pública su línea ideológica y sus preferencias políticas, en una suerte de “no te doy objetividad, te doy honestidad”, filosofía promovida principalmente por la prensa inglesa, tal vez la mejor del mundo.

Honestidad con ética, entendida como un modo de vida y no como una forma de militancia periodística, ya que para la escuela periodística inglesa esto equivale al antiperiodismo.

Prueba de ello es que en sus 165 años, The New York Times ha ganado 108 premios Pulitzer (una especie de Oscar periodístico) y muchos de esos galardones corresponden a investigaciones realizadas en el transcurso de administraciones demócratas.

El hombre que rompió el molde

A lo que Phelps hacía referencia es a que el caso Trump, más allá de seguir la lógica, rompió todos los moldes, ya que no sólo se trata de otro presidente republicano, sino de un personaje tan impredecible como peligroso. Y esto hace que los norteamericanos estén más pendientes de las informaciones, las opiniones, las críticas y los señalamientos que hace el Times sobre la gestión Trump.

“Me sorprendió y me parece fantástico que ustedes tengan en Argentina un día del periodista; eso habla muy bien de la prensa de este país. En Estados Unidos no tenemos un día del periodista; quizás lo más parecido que tenemos sea la Primera Enmienda”, expresó Phelps, que vino por primera vez al país invitado por Telecom. Precisamente, Telecom obsequió a periodistas argentinos este encuentro con el líder de innovación del Times como “regalo” del Día del Periodista”, celebrado el 7 de junio pasado.

La comparación de Phelps si bien no es errada, quizás sea un poco exagerada, ya que el Día del Periodista es un festejo que tiene un valor como reconocimiento social pero que no pasa de lo simbólico, mientras que la Primera Enmienda es un enunciado constitucional, muy arraigado entre los norteamericanos.

Se trata del primer de diez tratados que conforman la Carta de Derechos, un apéndice de “parches”, por eso se llaman enmiendas, que se agregaron a la Constitución de los EEUU en 1791, cuatro años después de la aprobación de la primera Carta Magna.

Esta Primera Enmienda es casi la madre de todas las leyes internacionales respecto de las libertades individuales.

Sostiene, entre otros puntos, que está prohibida la creación de cualquier ley que promueva una religión oficial en ese país, que reduzca la libertad de expresión, que vulnere la libertad de prensa, que interfiera con el derecho de reunión pacífica o que prohiba pedir una compensación por agravios gubernamentales.

Innovation Report

Luego de un año de trabajo, en 2014 el equipo de Phelps produjo un informe denominado “Innovation Report”, la brújula que guió los fuertes y trascendentales cambios que viene implementando el Times en los últimos tres años, y que hoy ya se ha convertido en una especie de “Biblia” para la transformación de los medios tradicionales frente a las exigencias actuales, no sólo digitales sino también en sus versiones impresas.

“La industria periodística se pasó años diciéndole a la gente que las noticias son gratis, pero en realidad el público entiende que el periodismo de calidad es caro y está dispuesto a pagar por ese contenido”, sostuvo Phelps, cuando explicó por qué el Times comenzó a cobrarle a sus lectores digitales.

En 2011 el NYT implementó el “pay wall” (muro de pago), un sistema de cobro flexible por suscripción, que no ha dejado de crecer, sobre todo durante la era Trump, a la sazón, uno de los 300 hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes.

“Durante años hemos actuado de acuerdo a los mandatos publicitarios y por eso estuvimos más concentrados en buscar más tráfico a cualquier costo y hemos desatendido la calidad, descuidando a nuestros principales clientes, los lectores”, afirmó.

El periodista estadounidense contó que hoy están muy concentrados en la audiencia, en saber quién los lee, cómo, cuándo, desde qué dispositivo, qué es lo que buscan los lectores en el Times, y en hablar con la audiencia, de igual a igual, en su mismo idioma, no desde un púlpito de superioridad.

Phelps le dictó sentencia a la gratuidad de las noticias y al modelo publicitario de los medios digitales. Dijo que este esquema tiene los días contados y que tarde o temprano los lectores que deseen acceder a un periodismo de calidad deberán pagar, lo mismo que ocurre desde hace 200 años con las ediciones impresas.

El futuro que se viene

En el escenario que plantea el periodista del Times y que según él está más próximo de lo que muchos piensan, estimamos se producirá seguramente una gran depuración mediática, de la que no sobrevivirán muchos medios, quizás la mayoría, y que modificará completamente el mapa informativo internacional.

Habrá, por un lado, contenidos de calidad, profundidad y veracidad, por el cual los lectores ávidos de información seria deberán pagar. Por otro lado, tal vez logrará surfear las turbias aguas de la red el periodismo barato, ese del copiado y pegado, o de la chatarra sensacionalista y de alto impacto, y también cierto periodismo militante y distorsivo, financiado mayormente por la política para amplificar lo que conviene y ocultar lo que no conviene. Lamentablemente, este último “periodismo” tan abundante en la Argentina de los últimos años.

Habrá que ver si el pronóstico de Phelps se cumple y si los cambios que se están produciendo en los medios de Estados Unidos se trasladan finalmente al resto del mundo. Porque, en definitiva, cada sociedad tiene la prensa que se merece.

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