A la búsqueda de ideas que iluminen

A la búsqueda de ideas que iluminen

Reflexiones, angustias, esperanzas y propuestas de Aguinis

TESTIMONIOS DEL CAMINO RECORRIDO. Aguinis reúne sus artículos en los que reflexiona sobre el mundo. TESTIMONIOS DEL CAMINO RECORRIDO. Aguinis reúne sus artículos en los que reflexiona sobre el mundo.
25 Junio 2017

ARTÍCULOS

INCENDIO DE IDEAS

MARCOS AGUINIS

(Sudamericana - Buenos Aires)  

Marcos Aguinis es un autor prolífico que con sostenido entusiasmo escribió novelas y ensayos, pero ello no le impidió concretar otra de sus vocaciones, el periodismo. En este libro ha reunido artículos aparecidos durante años en La Nación de Buenos Aires, la Revista de Psicoanálisis y otras publicaciones argentinas y extranjeras.

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Las ideas, dice Aguinis, semejan el fuego. Fuego e ideas son los pilares del Paraíso Terrenal, único al que podemos entrar. Y fue vertiendo reflexiones, angustias, esperanzas y también admiración, malestar y propuestas, con el secreto anhelo de obtener ideas que lo iluminen a él y a otros, quienes podrían ampliarlas, mejorarlas o hacerlas cenizas.

Algunas páginas, advierte, parecerán viejas pero testimonian el camino recorrido y por eso las deja tal como aparecieron, pues la historia es útil cuando el mundo se complica, como “está sucediendo ahora con huracanada intensidad”.

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El libro tiene tres partes. La primera es “Pensar el mundo” y comienza con la Argentina: evoca al ex presidente Arturo Illia, a quien llama “El Gandhi de la política argentina”; sigue con Latinoamérica y trata los valores en “Aborto y teología” y “La clase social que Marx olvidó”.

Lecturas

La segunda parte es para los escritores. Destaca la fascinación que ejerció sobre los alumnos un texto de Borges que Aguinis, en un cursillo dado en Estados Unidos, les propuso leer en la traducción inglesa de Hurley. También admira a Alisa Rosenbaum, conocida por su seudónimo de Ayn Rand y su monumental libro La rebelión de Atlas. Y narra la increíble vida de Alexander Dumas y la más sensata de Arthur Koestler.

La última parte se titula “El inconsciente, la realidad y la llama de la creación”. Allí aparecen Freud; la revolución dadaísta y un artículo invitando a reírnos: “¡Rían, los médicos aconsejan reír!” Elogia a George Steiner, a quien coloca a la misma altura de Harold Bloom y Umberto Eco; hace una alta valoración del pintor Pérez Celis y el volumen se cierra con “Un tesoro escondido”: la biblioteca maravillosa que posee en Salta el matrimonio Caro Figueroa: más de 33.000 libros, folletos, imágenes, diapositivas, todo en el dilatado valle de Lerma. Confiesa Aguinis: pude soñar, como Borges, que el paraíso tiene forma de biblioteca.

Ahora vale la pena mencionar el subtítulo de Incendio de Ideas: Lo que el siglo XXI tiene para aprender del siglo XX.

© LA GACETA

Coriolano Fernández


Las ideas y el fuego*
Por Marcos Aguinis
El fuego ilumina, calienta y venera en cobijos, ceremonias y templos. También destruye. Su extrema ambivalencia equivale a la ambivalencia de la humanidad. No existiríamos sin él. Y podríamos dejar de existir cuando le fallen los límites.
Las ideas son comparables con el fuego. Algunas alcanzan notable intensidad y trascendencia, otras ondulan débiles o se tornan caducas. Fuego e ideas conforman los robustos pilares del Paraíso terrenal, único al que tenemos acceso. Prenden con un chispazo que, a menudo, es inconsciente. Determinada circunstancia opera de yesca y genera la llama o llamarada de una idea a la que se debe alimentar para que ilumine, caliente o venere, como dije en la primera línea. O no, si provoca rechazo.
Las bellezas o atrocidades naturales se han enriquecido con el oleaje impetuoso del espíritu, que generó el advenimiento del arte y la olímpica aventura de las ciencias. Más, desde luego, el ímpetu de la solidaridad, el esfuerzo por comprender y la pulsión de zambullirnos en la hondura de los misterios.
* Fragmento de Incendio de ideas.
 

Las ideas y el fuego*
Por Marcos Aguinis

El fuego ilumina, calienta y venera en cobijos, ceremonias y templos. También destruye. Su extrema ambivalencia equivale a la ambivalencia de la humanidad. No existiríamos sin él. Y podríamos dejar de existir cuando le fallen los límites.
Las ideas son comparables con el fuego. Algunas alcanzan notable intensidad y trascendencia, otras ondulan débiles o se tornan caducas. Fuego e ideas conforman los robustos pilares del Paraíso terrenal, único al que tenemos acceso. Prenden con un chispazo que, a menudo, es inconsciente. Determinada circunstancia opera de yesca y genera la llama o llamarada de una idea a la que se debe alimentar para que ilumine, caliente o venere, como dije en la primera línea. O no, si provoca rechazo.
Las bellezas o atrocidades naturales se han enriquecido con el oleaje impetuoso del espíritu, que generó el advenimiento del arte y la olímpica aventura de las ciencias. Más, desde luego, el ímpetu de la solidaridad, el esfuerzo por comprender y la pulsión de zambullirnos en la hondura de los misterios.
* Fragmento de Incendio de ideas.
 

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