Abogados que hacen de su vocación un voluntariado

“Tenía un gran problema y no sabía cómo solucionarlo. Mi hermana es esquizofrénica y estoy a su cargo, pero a veces se hace inmanejable. Una vez quemó su casa y después no quiso salir de allí, a pesar de que la vivienda no tiene luz y las puertas están rotas. Por esa razón fui acusado por el Estado de abandono de persona”, cuenta Víctor H. Urona, que trabaja haciendo “changas” todo el día. “Si no fuera por la doctora (Alejandra) Ganim del consultorio gratuito del Colegio de Abogados yo estaría preso”, lagrimea con emoción.

Maia, de cinco años, está vestida de rosa de pies a cabeza, viene corriendo y se prende de la mano de Luis Rodolfo Maldonado. Se la ve feliz. Nada hace pensar que vivió hasta los dos años en la Sala Cuna. “Es hija de mi sobrina. La madre se la vendió a una pareja de mujeres, sin decir nada a nadie. Cuando se descubrió la maniobra le quitaron la chiquita. Ahí es cuando me entero y pido que me den la guarda legal. Ahora vive con nosotros”, dice refiriéndose a su esposa, Nora Lía Giménez, el carpintero Maldonado. Muy pronto Maia tendrá un papá y una mamá adoptivos sin alejarse de su familia biológica.

El Consultorio Jurídico del Colegio de Abogados es el único servicio de asistencia gratuita, además de la Defensoría Oficial y el Instituto de Enseñanza Práctica de la UNT. Si bien existen muchas instituciones de ayuda a la mujer, al niño y a la familia, ninguna cuenta con abogados que afronten los juicios y se comprometan hasta conseguir la sentencia. El doctor Juan Abraham Musi, presidente del CJG y vicepresidente del Colegio de Abogados, cuenta con mucho orgullo que el consultorio está inscripto por ley en el Colegio de Abogados. Se abrió a fines del 97 y desde entonces ha ido creciendo hasta contar con un equipo de 110 abogados entre coordinadores de grupo, litigantes y tutores.

Los equipos trabajan en dos turnos de 10 abogados cada uno: uno de 8 a 10 y otro de 10 a 12. Los únicos requisitos son tener ingresos mensuales inferiores a $ 4.000 y que los casos no tengan contenido patrimonial. Se recibe un promedio de 16 causas nuevas por día. Por año, llegan a ser más de 1.600, de las cuales 900 llegan a juicio y el resto se resuelve por vía de mediación. Cada abogado lleva los procesos en forma personal, desde el ingreso de la causa hasta su finalización. Y si tuviera que dejar de integrar el consultorio jurídico debe llevarse la causa a su estudio particular, sin cobrar honorarios. Hay otra cosa importante: cada abogado responde con su propia matrícula para que el juicio llegue a buen puerto, a favor de su cliente.

Gracias a un convenio con el Colegio de Psicólogos, quienes llegan al consultorio - ubicado en Congreso 351- son atendidos por el equipo interdisciplinario. Cada equipo está integrado por un abogado coordinador, un abogado litigante y una psicóloga que realiza un informe y deriva el caso si fuera necesario. A veces se trata de violencia de género o de abuso infantil, lo que hace necesaria una mirada integral, explica la licenciada Lilia Rodríguez, coordinadora de psicología y representante del Colegio de Psicólogos.

La mayoría de las causas que ingresan al consultorio gratuito son de Familia: juicios por alimentos, régimen comunicacional (antes de la reforma del Código Civil se llamaba régimen de visitas), responsabilidad parental y cuidado personal (tenencia), juicio de capacidad (insania y curatela) y derechos del niño.