Idénticos miedos y contradicciones

El oficialismo y la oposición llegan a la mitad de su mandato con idénticas contradicciones e inseguridades. De un lado y de otro se amontonan más por el miedo a perder que por conexión ideológica. Basta con repasar los integrantes de cada uno de los dos frentes electorales más importantes para concluir que los dirigentes tucumanos tienen la cabeza puesta, definitivamente, en 2019.

El cierre del primer plazo, el de conformación de las alianzas que competirán en las PASO del 13 de agosto, tuvo dos ganadores. José Cano, por el macrismo; y Osvaldo Jaldo, por el peronismo tucumano. El radical se salió con la suya y logró incluir en Cambiemos para el Bicentenario a la mayoría de las agrupaciones que lo acompañaron en 2015, sean opositoras a Mauricio Macri o no. En rigor, si se lo compara con el Acuerdo para el Bicentenario, esta recreación de la alianza sólo perdió para esta ocasión a dos fuerzas sin mayor peso en las urnas: el socialismo (fracturado en Tucumán) y el Frente Renovador Auténtico. El sello massista aparecerá esta vez en la boleta del kirchnerismo residual. El respaldo del jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue crucial para que primara la idea de Cano. También, para que su socio pero a la vez rival político se bajara definitivamente de la contienda. Hasta ayer, Domingo Amaya insistía en que no será candidato en tercer lugar. El martes de la semana pasada, Cano y Amaya compartieron un almuerzo en el que limaron algunas asperezas y en el que el secretario de Vivienda le dijo que no iría como tercero. Propuso en su lugar al legislador Silvio Bellomío, a lo cual el radical respondió que no. Así, todo indica que el amayismo no tendrá representante en la lista de Cambiemos. “Vamos a preservar a Domingo”, admitieron ayer en el entorno del ex intendente. Para el titular del Plan Belgrano, que Amaya no esté en la boleta supone una victoria y un desafío: si Cano llega a sortear con éxito los comicios de este año, el ex kirchnerista quedará claramente excluido para los armados de 2019. Diferente es el caso de Germán Alfaro, el peronista que se puso al lado de Cano y que ya le sacó claras ventajas a su ex socio Amaya. El actual intendente es, sin dudas, otro de los ganadores políticos desde la llegada del macrismo al poder: su esposa, Beatriz Ávila, será segunda postulante a diputada y, en lo institucional, recibe mimos de la Rosada cada vez con mayor frecuencia. El resto de los espacios pugna por lugares testimoniales en la lista. Por el tercero, Cano recibió sondeos de la Sociedad Rural para ubicar a un representante de ese sector, aunque la idea de Peña es que ese casillero sea ocupado por un macrista puro. En esa pulseada están aún Alberto Colombres Garmendia y Alejandro Ávila Gallo. El cuarto, es una fija, sería para Sandra Manzone, la referente de Elisa Carrió en la provincia. Por cierto, ¿será verdad que la brava líder de la Coalición Cívica también deslizó en Olivos que sería un error que Amaya integrara la lista de Cambiemos? Contra Manzone pelea el diputado Federico Masso, la mayor contradicción de esta alianza por su rol opositor al macrismo. Las consecuencias de ese entrevero son prácticamente diarias. El jueves, militantes ligados a ese sector debieron dar media vuelta y desistir de una movilización hacia la Gerencia de Empleo, organismo que depende de la Nación. Dicen, incluso, que debió interceder el propio Cano para recordarle a Libres del Sur que el rival está en 25 de Mayo y San Martín.

Publicidad

Por el lado del oficialismo provincial, el vicegobernador Jaldo montó un búnker en la Legislatura y armó la alianza a su antojo: el Frente Justicialista por Tucumán tiene nueve partidos que le traccionarán votos. El FJT reúne a kirchneristas, a peronistas, a massistas, a progresistas y a un radical como Gumersindo Parajón. La lista de postulantes también lleva el sello del tranqueño, al punto que la anécdota más comentada por estos días en la Casa de Gobierno da cuenta de un berrinche del senador José Alperovich. Según ese relato, cuando Juan Manzur le leyó la nómina de postulantes pretendida (Pablo Yedlin, Gladys Medina, Roque Álvarez y Sandra Mendoza) el ex gobernador le respondió con un escueto “a mí nadie me consultó, esa es una lista de Jaldo”, sin una mueca de aprobación. Difícil es que puedan producirse cambios bruscos de nombres, al menos en los dos primeros lugares. Es lo único que alivia al secretario General de la Gobernación. Yedlin se pasó varios días de la semana pasada en sesiones fotográficas en la Capital Federal; e incluso ya hay una primera tanda de afiches lista para copar las paredes. Pero, sin dudas, esa es la única buena noticia que recibió. El consultor Hugo Haime aterrizó antes del fin de semana y sólo trajo señales de preocupación para los oficialistas locales. Los números, según transmitió, no son para nada alentadores en una eventual disputa entre Yedlin y Cano. Sumado a eso, entre los legisladores, intendentes y concejales hay malestar porque Manzur ya les avisó que no habrá dinero para la campaña. La apuesta, entonces, apuntará a capitalizar el malestar de buena parte de la sociedad hacia el Gobierno de Macri. Por eso subieron Manzur y Jaldo el volumen de sus críticas hacia el Presidente. Además, el peronismo apelará a su histórica fortaleza en el interior: la lista que presentaría Cambiemos para el Bicentenario es puramente capitalina; mientras que la del Frente Justicialista por Tucumán tendría a un representante por cada sección electoral. Esta diferencia, a la hora de resguardar sufragios y contarlos en un sistema electoral viciado, representa un plus.

En rigor, todo indica que las estrategias a usar están definidas, al menos desde lo discursivo. Cano y Alfaro quieren recrear el escenario de 2015 y que la gente identifique a Manzur y a Jaldo con el alperovichismo y con el kirchnerismo. Por el contrario, el gobernador y su vice apuestan a que la sociedad se exprese en contra de las políticas de ajuste del macrismo.

Publicidad
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios