Pelli une y ellos se agrietan

Allí donde la política dibuja una grieta, la arquitectura provoca un milagro: la de hacer coincidir a la dirigencia nacional y a la provincial en una misma gestión. No es que vayan a encarar un proyecto común de desarrollo de país o acuerden metas a largo plazo para combatir la inseguridad, el narcotráfico, la desocupación y la pobreza. Lástima, no va por ahí la cosa, menos en este tiempo de acomodarse y de diferenciarse para seducir el voto ciudadano; la confrontación es la marca. De nuevo; donde la política divide, un arquitecto une.

Es que el miércoles, en su paso por Tucumán, el ministro Dietrich anunció que la Nación contrató al famoso César Pelli para que realice el diseño de la nueva terminal del aeropuerto Benjamín Matienzo. La Provincia hizo lo propio en marzo de este año contratando también al titular del “Pelli Clark Pelli Architects” para que elabore el anteproyecto arquitectónico de un Centro Cívico. En ambos casos se avanza en propuestas que puedan mejorar la calidad de los servicios que se presten en la provincia. Dietrich y Manzur pensaron en el mismo hombre, coinciden por lo menos en eso. Pelli lo hizo. Falta el gran arquitecto que se imagine un gran edificio sin grietas, en la gran casa del hombre argentino.

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Si por lo menos oficialistas y opositores hallaran puntos en común en cuestiones centrales para mejorar la calidad de vida de los argentinos, entonces se habrá dado un paso gigantesco. Pero no, así como están las cosas, es muy difícil; menos cuando el interés electoral los lleva por otros senderos, los aleja y los ubica en veredas distintas.

Otros diseñadores

Sí hubo, en cambio, otros arquitectos esta semana, pero con un ingenio distinto: el que los distingue como armadores de los frentes electorales para las primarias abiertas y obligatorias del 13 de agosto. En Tucumán hay 24 partidos de distrito; que son los habilitados a participar de comicios nacionales para elegir senadores, diputados, miembros del Parlasur y las fórmulas presidenciales. De esos 24, 18 se integraron en cuatro alianzas; a los seis restantes les queda competir como partido (Fe, Participación Ciudadana, MST, Fuerza Republicana, Laboralista de la Independencia y Tucumán Innovador).

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La coalición más numerosa es la del Frente Justicialista por Tucumán, con nueve organizaciones de distrito. Lo distintivo en este armado es que, además de los justicialistas del PJ -sobre el cual gira la alianza- se sumaron los massistas (Frente Renovador Auténtico) y los cristinistas (Kolina). Según uno de los artífices de esta movida, lo importante es que están representadas e integradas todas las vertientes del peronismo. Aquí se unió el peronismo, se peronizó el frente; dijo. Lo cual es cierto en los papeles, habrá que ver cómo se integra finalmente la lista del FJT, y si es que estos sectores tendrán cabida entre los cuatro puestos titulares, o si sólo acompañarán como uno de los tres suplentes.

Pero hay otras curiosidades en la constitución de esta coalición; como la sorpresiva presencia del Frente Pueblo Unido, del radical Gumersindo Parajón. El partido del polémico dirigente de Villa Alem tenía, sí o sí, que participar de estos para no perder su personería jurídica. En el radicalismo lo rechazaron, pero los compañeros le abrieron las puertas. Alguna vez, en broma, se le apuntó a Parajón que en vez de entrar a una unidad básica lo hizo en un comité. Encontró justificativos -me alío con los que aportaron las vidas y no con los represores-, pero igual le debe una explicación a la sociedad política que lo vio durante años cuestionar al alperovichismo y al manzurismo, y ahora se termina cobijando en el frente oficialista.

Otra presencia llamativa es la de los massistas, que en 2015 integraron la lista de diputados nacionales de Cambiemos. Le bajaron línea de Buenos Aires; se comentó en el FJT. Y fue así nomás. La indicación que recibieron en el partido de “Vitín” Arias y Mariela Domenichelli es que avancen en un acuerdo con el justicialismo, más que nada por su sentido de pertenencia al peronismo. Pero también porque son oposición a Macri. Detalle: el FRA pretende competir en las PASO con lista propia, defendiendo los proyectos de Massa. Iremos como massistas puros, confió Arias.

Hay que apuntar, además, que entre los integrantes del frente está el partido del Trabajo y la Equidad, que preside la esposa del “mellizo” José Orellana, Sandra Mendoza, quien suena como posible integrante de la nómina oficialista. Aquí se revela una perlita: los famaillenses manejan dos partidos de distrito, el PTE y el Tucumán Innovador, con el que compitieron en los comicios provinciales de 2015. El PTE es encabezado, a nivel nacional, por Alberto Fernández, el jefe de campaña de Florencio Randazzo.

Otro elemento a considerar es que se le dijo “no va más” al nombre del “Frente para la Victoria”, identificado en estos últimos 14 años con el kirchnerismo-cristinista. Hasta Cristina lo abandonó, con el condimento de que también se fue del PJ, partido que supo presidir Kirchner hasta que perdió con Francisco de Narváez en Buenos Aires. En todo el país se dio de baja al FpV y se conformaron alianzas con nuevas siglas; lo que marca el inicio del intento de reacomodamiento del peronismo desde el interior. Cada uno deberá pelear en su propio territorio, con su propia sigla. En Tucumán, el oficialismo renegó del cristinismo, por más que haya integrado al frente a Kolina. Manzur y Jaldo no querían esa identificación; confió un armador cercano. Una señal del distanciamiento político. Casualidad: la coalición oficialista de Tucumán se llama igual que la de Randazzo en Buenos Aires: Frente Justicialista.

Por el lado del principal grupo opositor se armó el frente “Cambiemos para el Bicentenario”, cuyo nombre dice que se va a la elección para defender al Gobierno nacional con las organizaciones que acompañaron al binomio Cano-Amaya en 2015. Algo así como tratar de señalar que octubre es lo más importante como desafío político próximo; ya que es el trampolín para posicionarse hacia 2019. Está compuesto por la UCR, la Democracia Cristiana, Libres del Sur y por el PRO. ¿Habrá competencia en las PASO del CpB? El legislador Ariel García y sus “boinas blancas” estarían dispuestos a darle batalla al titular del Plan Belgrano, con quien están enfrentados en duros términos. El parlamentario chicaneó en estos días diciendo que Cano le garantiza tres diputados al peronismo y que no representa a la UCR sino al PRO.

Cano, en tanto, centró sus últimas críticas contra Alperovich; tal como el macrismo lo hace en el plano nacional cuando elige a Cristina como la destinataria de sus dardos. Polariza con Cristina; aspecto que tendría más fuerza si la ex presidenta resultara finalmente candidata. Alperovich no será postulado en esta ocasión, pero es el elegido para hacer campaña. La opción electoral es clara: volver al pasado o un futuro distinto. Si gana el oficialismo, Alperovich empezará a soñar con el retorno, dijo Cano. ¿Campaña del miedo? El radical está jugando un partido especial, porque es el elegido de Macri para disputar nuevamente la gobernación dentro de dos años; y está obligado a realizar un buen papel.

¿Qué sería un buen papel? Conseguir las dos bancas para el CpB y “descontar” la diferencia en votos de 2015 con el PJ, que fue de 110.000 sufragios en total (490.000 contra 380.000). Pero así como la oposición debe achicar esa brecha, el oficialismo está obligado a ratificarla y a tratar de “reducir” la diferencia en votos en la Capital, que fue de 57.000 boletas. Ergo, también Alfaro y sus aliados deben mantener y superar el resultado de hace dos años en San Miguel de Tucumán (185.000 contra 128.000).

Ganar en el territorio propio

De buenas a primera, cada lado desea hacer bien los papeles para conservar las victorias conseguidas: el Gobierno en el interior y el Municipio en la ciudad. Es lo principal. Con sólo observar cómo se quieren armar las listas de cada lado saltan a la vista los objetivos. En el FJT mencionan a un capitalino y tres del interior; y en el CpB suenan todos con domicilios en la Capital. Las “territorialidades” mandan. Hay que consolidarse en el territorio ganado y tratar de avanzar sobre el del adversario. Por eso, más allá del resultado final, si Manzur gana en la provincia y Alfaro en la capital, el gobernador y el intendente tendrán motivos para sonreír; al margen de que cada uno ponga uno de los candidatos de la lista.

Observación: si se repitieran los resultados de 2015, se daría un empate en la distribución de bancas en dos. Para obtener una tercera banca, según aquellos números -haciendo sumas, restas y divisiones-, el oficialismo debería ganar 50.000 votos más y la oposición perder esa misma cantidad.

Un aspecto que deben considerar los interesados en competir en las PASO con precandidatos son los controles, condiciones y requisitos estrictos que impuso la Cámara Electoral Nacional para la presentación de los avales de las listas. Por lo que más allá de presentar el número exigido, deberán tener cuidado en no inventar firmas, duplicarlas o poner cualquier número de documento. La CEN la hizo difícil en este aspecto, se podría decir. Como debe ser.

Según la integración de cada coalición, cada lista del FJT tendría que presentar 2.697 avales, aunque la junta electoral del justicialismo (integrada por Sergio Mansilla, Miguel Acevedo, “Quico” Arroyo y Tulio y Marcelo Caponio) pedirá 3.000 adhesiones. Algo parecido sucederá con los avales de CpB, que requiere de 1.531 -según la suma exigida por la CEN-, pero la junta (Javier Rodríguez Arreyes, Agustín Iturre, Matías Zucchi, Carlos Valls, Carla Porta, Alvaro Contreras, Marcelo Torres y Rosalía Pereyra Suárez) cerraría pidiendo 2.000 avales.

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