Cada vez son más los vecinos que se animan a denunciar a los transas en los barrios

Cada vez son más los vecinos que se animan a denunciar a los transas en los barrios

De 145 denuncias que se recibieron, 117 fueron para ubicar quioscos de venta de drogas. Límites para poder investigar.

18 Junio 2017

En los barrios de la periferia de la capital y el Gran San Miguel de Tucumán se escucha el mismo grito. Los habitantes de esos lugares, desde hace meses, piden que las autoridades acaben con los quioscos de ventas de drogas que están acabando con la vida de los niños y jóvenes de esos lugares. Los responsables del área de Seguridad de la provincia también lo entendieron al comprobar que la aplicación que crearon para recibir denuncias anónimas fue tomada por los tucumanos como una herramienta con la que pueden marcar los lugares donde se comercializan muerte en pequeñas dosis.

El aplicativo Denuncia Activa fue lanzado hace poco más de un mes. Más de 1.000 tucumanos lo bajaron a sus celulares para poder realizar todo tipo de denuncias o conocer algunos servicios esenciales que brinda la Policía (Ver “Cómo funciona...”). En lo que se refiere a demandas, se registraron 145 denuncias, de las cuales 117 fueron datos sobre dónde existen puntos de venta drogas.

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Los lugares se mantienen en reserva, pero el secretario de Seguridad Paul Hofer confirmó que las denuncias ya fueron dirigidas a las Dirección General de Drogas Peligrosas de la Policía. Los investigadores, que trabajan bajo las órdenes del comisario Jorge Nacusse, lo primero que hicieron es constatar la veracidad de las mismas. Aún tienen muy fresco lo que ocurrió hace un par de años en La Costanera.

En ese barrio, considerado como un símbolo del narcomenudeo, fue detenido el “Negro Mojarra”, un conocido transa. Hasta él habían llegado por una denuncia anónima recibida por teléfono. Con el correr de las semanas, los pesquisas descubrieron que el vecino estaba vinculado al “Gordo Rogelio”, otro de los hombres que vendió drogas en ese barrio durante varios años y que fue detenido el año pasado por las fuerzas nacionales.

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Los pesquisas de la Digedrop se llevaron otra sorpresa. El 60% de las denuncias recibidas por la aplicación corresponden a casas que ya fueron allanadas tiempo atrás. “Este es un negocio típicamente familiar. Vende el jefe de familia, cuando lo detienen sigue la esposa y si cae ella también, siguen los hijos”, indicó Mariana M., una de las habitantes de Villa 9 de Julio que decidió salir a la calle para frenar la venta de drogas en el barrio.

“Todas las denuncias que se recibieron son investigadas. Una vez que chequeamos su veracidad, seguimos trabajando hasta que reunimos las pruebas suficientes y se las presentamos a la Justicia Federal”, indicó Nacusse.

Problemas

“Tuvimos que salir a pedir todo esto porque la Policía no viene por estas zonas. Es complicado porque para allanar un quiosco de drogas les exigen hacer una investigación con pruebas, con filmaciones o fotografías, y eso es muy difícil de hacer. Creo que basta con poner un patrullero en las cuadras rojas para que no vendan, es así de simple”, dijo Raúl Luna, líder del grupo de vecinos de Villa 9 de Julio.

Los hombres de Drogas Peligrosas de la Policía Federal se llevaron una sorpresa en el último operativo que realizaron hace unos días. “Levadura”, que ya había sido detenido por comercializar estupefacientes, tenía un sistema de doble puerta para atender a sus clientes. “La investigación duró más de tres meses y afortunadamente pudimos registrar la comercialización antes de que terminara esa obra, si no hubiera sido prácticamente imposible haber sumado pruebas”, reconoció un investigador.

Emilio Mustafá, psicólogo social y especialista en materia de adicciones, cuenta que ese sistema no es nuevo. “Son los famosos bunkers que pusieron de moda ‘Los Monos’ en Rosario. También estamos observando que en diferentes barrios hay personas que en los mismos quioscos tienen lugares preparados para que sus clientes consuman allí, por lo que es difícil que se les encuentre pruebas de lo que están haciendo”, explicó.

Crisis

Hofer está preocupado. Sabe que este problema está creciendo a pasos agigantados. “Los dueños de la droga se están aprovechando de la situación social y económica. Ellos buscan personas para que le comercialicen o le guarden las drogas y no quedar pegados”, comentó.

“El drama es que aquí vive más gente de la droga. No tienen problema en venderla porque es el único medio de ingreso que tienen. Hablamos con ellos, les decimos que están dañando a los jóvenes y aquellos que les dicen que no les pasará nada les mienten, porque sí tendrán consecuencias”, destacó Luna.

Mariana M. parió cuatro hijos. Uno falleció a los pocos días de haber nacido por una insuficiencia respiratoria. Los otros tres tienen problemas de adicción. Uno de ellos, pese a que está en el penal de Villa Urquiza por un robo, sigue consumiendo. “Los otros dos trabajan, pero la mayoría de lo que ganan haciendo changas lo utilizan para comprar drogas. Es muy fácil hacerlo, porque cerca de mi casa no hay nadie que haga algo por ellos y, encima, es más fácil conseguir paco que tortillas”, concluyó.

"Estamos con en una olla a presión"

“Podríamos decir que estamos en una etapa de transición. Estamos ante una reacción de la gente que le está perdiendo el miedo a los transas y ante otro grupo que no le importa nada porque ya ha perdido a sus hijos por la droga”, analiza Emilio Mustafá, psicólogo social que conoce muy bien lo que sucede en los barrios.

- ¿Le preocupa esta situación?

- Estamos como una olla a presión. Hay que trabajar porque las consecuencias pueden ser graves.

- ¿A qué se refiere?

- La situación que están viviendo los habitantes de Villa 9 de Julio es muy importante. Es un lugar simbólico en lo que se refiere al narcomenudeo. Ellos, como lo hicieron las Madres del Pañuelo Negro de La Costanera y otros movimientos barriales es clave a la hora de la lucha contra los transas. El problema es lo que se puede generar si es que se exceden.

- ¿Qué puede pasar?

- Lo que ocurrió en México. Ante la falta de respuestas del Estado, se formaron asociaciones civiles que comenzaron a hacer justicia por mano propia y se terminaron en grupos armados paralelos a la fuerza. En Tucumán ya pasó algo similar. El año pasado, los vecinos del barrio Antena quemaron cinco casas de transas.

- ¿Cómo se revierte esta situación?

- Creo que el primer paso es debatir sobre si realmente se debe crear una política en contra del narcotráfico. Debe haber una discusión sería para terminar con este problema.

-¿Qué tipo de discusión?

- En primer lugar, si es necesario, modificar y modernizar las leyes para que la lucha contra el narcotráfico sea más eficiente. No nos olvidemos que estos grupos siempre están buscando alternativas para burlarse de las normas. Plantear en serio cuál es la función que deben tener las fuerzas de seguridad que están destinada a luchar contra ellos. Hay muchísima desconfianza de la gente contra los uniformados, aunque también saben que hay gente que desde adentro lucha para cambiar.

- ¿Eso es todo?

- No eso es tan solo una parte. También hay que trabajar con la economía de estos grupos. Allí es donde más efecto se logra. Porque al golpearlos económicamente, se puede anular toda la logística con la que cuenta y que le permite seguir avanzando con el negocio.

Hofer, secretario de Seguridad, dice que la provincia está preparada

Paul Hofer, secretario de Seguridad, escucha la pregunta y no duda en responder: “el apoyo de los vecinos es clave para luchar contra el narcomenudeo. Ahora, nosotros como Estado, debemos transmitirle dos cosas: confidencialidad y que sus casos serán atendidos”.

- ¿Están listos para hacerlo?

- Sí. Por ese motivo realizamos cambios en el área y los seguirá habiendo. En la provincia existe una Dirección General de Drogas Peligrosas que atiende el tema en la capital, en el sur de la provincia y en el este. En los próximos días también estará funcionando otra en Simoca. 

- ¿El narcomenudeo debería ser investigado por la Justicia ordinaria?

- No. La experiencia de Salta y de Córdoba no fueron del todo exitosas y creo que no sería conveniente imitarlas.

- Al tratarse de un delito federal: ¿qué le pediría a la Nación?

- Fundamentalmente que la Justicia Federal tenga más recursos para poder trabajar. Este no es un problema sólo de Tucumán, sino de todas las provincias. Que haya dos jueces para atender causas impositivas, laborales, previsionales y penales es mucho. Humanamente no pueden encargarse de todo y eso es lo que más se necesita.

- ¿Qué otra cuestión le parece fundamental?

- Sería muy importante también que exista una Unidad de Información Financiera en la provincia, puesto que sólo existe una a nivel regional y se encuentra en Salta. El trabajo que se puede realizar es clave. Por ejemplo, en base a su trabajo, se puede detectar a una persona que se encarga de financiar a los pequeños vendedores. Neutralizar a la gente que utiliza el dinero no sólo para la compra de la droga, sino para la logística de trasladarla, procesarla y distribuirla, significará el cierre de muchos quioscos.

- ¿No sería importante también contar con una Procuradaría de Narcocriminalidad?

- Me parece que por el momento no, es más importante que los juzgados tengan más recursos y que exista una UIF en Tucumán.

- ¿Qué más se debería aplicar?

- Me parece que esta es una cuestión que debe estar involucrado todo el Estado. Si bien es cierto que la lucha de las fuerzas contra el narcotráfico es importante, también es clave insistir con la tarea de prevención de las adicciones. Está comprobado a nivel mundial que atacando la oferta no se reduce el consumo, es decir, la demanda. Las dos son herramientas importantes que se deben aplicar de manera conjunta.

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