La política brasileña se dirime en los juzgados

La política brasileña se dirime en los juzgados

La operación “Lava-Jato” le marca el ritmo al gobierno

ACORRALADO. El terremoto político por denuncias de corrupción tiene a Temer contra las cuerdas.  Reuters ACORRALADO. El terremoto político por denuncias de corrupción tiene a Temer contra las cuerdas. Reuters
14 Junio 2017

El más reciente episodio al que fue empujado el sistema político brasileño desde el surgimiento de la operación “Lava-Jato” culminó la semana pasada con la decisión del Tribunal Superior Electoral de absolver la formula presidencial Dilma Rousseff - Michel Temer de las 23 acusaciones referidas al abuso del poder económico y político durante la última campaña a la presidencia de Brasil. Parece que se va ajustando el complicado escenario una vez más favorable a las reformas y la permanencia de Temer en la silla presidencial.

El destino de Dilma ya había sido sellado durante el simulacro de impeachment ocurrido el año pasado. Sin embargo, en caso de que la fórmula presidencial fuese condenada en esta instancia, el castigo a Dilma sería su inhabilitación política por ocho años, lo que inevitablemente la llevaría al ostracismo de la vida política nacional. Lo que los senadores no hicieron en agosto pasado, podría sancionarlo ahora el Tribunal Electoral.

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A Temer le cabría como condena la destitución de su cargo si la mayoría de jueces acompañara el voto condenatorio del ministro relator Herman Benjamin, uno de los tres favorable a la condena. Con el voto del ministro de la Suprema Corte, Gilmar Mendes el puntuación favorable a la absolución fue finalmente de cuatro jueces.

Así, los que apoyan a Temer respiran aliviados, al menos por ahora, ya que se pondría fin a una de las estrategias desplegadas por el grupo que perdió las elecciones en 2014 para combatir el gobierno de Dilma Rousseff. La iniciativa fue promovida por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) en 2014 como una forma de obstrucción al gobierno vencedor en las urnas. El juicio fue recargado a partir de las delaciones ofrecidas por el presidente de Odebrecht. Irónicamente, lo que estuvo pensado como estrategia contra el Partido de los Trabajadores (PT) ahora afecta la permanencia de Temer en el Palacio do Planalto.

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A puertas cerradas

En los últimos años, la política brasileña se dirime cada vez menos en el debate parlamentario de fuste o en la grandes discusiones públicas de los problemas y proyectos de país. Al contrario, se ha convertido en una tendencia que sean las ruedas de prensas de la policia federal, los comunicados, entrevistas y apariciones de los miembros de la fuerza tarea de la operación “Lava-Jato” en el noticiero o la decisión de algún juez las que sean los hilos por lo que se mueva la política nacional.

Era de esperarse que esta última decisión de la justicia encendiera una expectativa en algunos sectores de la población sobre la posibilidad de un punto final al agonizante gobierno de Michel Temer, más aún tras los efectos generados por las grabaciones realizadas al presidente por Joesley Batista.

Sin embargo, para alguien que se dedique a acompañar el entramado actual de la política de Brasil, ya había elementos suficientes para concluir que también en esta Corte, Temer obtendría la mayoría para seguir aferrado a su cargo.

Parece que lo que lo mantendrá en el poder será el condominio político y de intereses entre el Partido del Movimiento Democrático Brasileño y el PSDB.

Entre los intereses se mezclan el freno y desarmes de las acciones más molestas de la acción Lava-Jato como para llevar adelante las reformas demandadas por sectores de la economía nacional. Así, en la escena nacional sigue prevaleciendo la decisión de jueces sobre la de las calles.

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