Nadal: una máquina arrolladora de jugar al tenis

Nadal: una máquina arrolladora de jugar al tenis

12 Junio 2017

Alejandro Klappenbach - Especial para LG Deportiva

Ahora que todo terminó vale mirar hacia atrás. Hace 16 días, justo al inicio de Roland Garros, el tenis exhibía una cuantas certezas. La ausencia de Federer (y de Serena), las dudas de Murray y Djokovic, el arribo de Thiem como aspirante al título, y la confianza de Nadal. Y aquí elijo detenerme. Era difícil imaginar lo que ocurrió en estas dos semanas. O alguien podía pensar que “Rafa” iba a hacer lo que quisiera con cualquiera rival. Candidato a ganar por décima vez era seguro. Pero de semejante manera, no.

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Nadal elige, como siempre, mirar a un horizonte amplio. “Desde el primer punto de la temporada me he sentido bien. Cuerpo sano, golpes a tono, confianza en lo que vendría y una convicción absoluta en el trabajo que estábamos haciendo”. Sin pensarlo dos veces se pueden colgar de estas palabras sus resultados. Final de Australia, final de Miami. Y luego el polvo de ladrillo con festejos en Montecarlo, Barcelona y Madrid. La temprana derrota en Roma no cambió absolutamente nada. “No fue fácil aislarme de eso del décimo título. Estaba ahí, todo el tiempo, significaba presión. Y si bien lo había llevado otras veces, nunca se sabe del todo como será”, explicó.

Lo cierto es que no pudo haber sido mejor. Del primer al último punto Nadal fue una máquina arrolladora de jugar al tenis, de borrar a sus rivales que desnudaron limitaciones e impotencia. En las primeras rondas no hubo medida. Bautista Agut y Carreño Busta tampoco lo fueron en octavos y cuartos. Ni Thiem en semis. Ni Wawrinka en la final. Tan desparejo fue el partido decisivo que nos permite afirmar: en polvo de ladrillo, la única medida de Nadal es el propio Nadal.

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Cuesta encontrar elementos para poner en perspectiva lo conseguido por el español, que no perdió sets. Vayan dos estadísticas que, ojalá, sirvan. Desde que se llama Roland Garros, en 1925, el tenis francés masculino ha ganado el título 10 veces; las mismas que “Rafa”. Y desde que Nadal nació, en 1986, el resto de la España, potencia tenística, lo consiguió en 5 oportunidades. Nadal, el doble. ¿Se entiende?

“Más allá de la cantidad, este título es especial porque llega luego de haber pasado un par de años realmente difíciles. En haber trabajado para superar ese momento veo un gran mérito, mío y del equipo”, destacó el campeón. Una y otra vez, ganando o perdiendo, el concepto trabajo aparece en sus palabras porque está tatuado en su mente. Esa mente única que nos obliga a admirar la décima al mismo tiempo que piensa que no será la última.

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