El 40% de los menores de 3 años recibe alimentos que le hacen mal

El 40% de los menores de 3 años recibe alimentos que le hacen mal

Lo que comen los chicos a partir de los seis meses es clave para su futuro. A alimentarse bien se aprende con el ejemplo. No suspender la lactancia.

UN MUNDO DE SABORES. Más que alimento, las primeras papillas son el comienzo de un aprendizaje. IMAGEN TOMADA DE YOUTUBE UN MUNDO DE SABORES. Más que alimento, las primeras papillas son el comienzo de un aprendizaje. IMAGEN TOMADA DE YOUTUBE
31 Mayo 2017

Si tu hijo de 2 años quisiera cruzar una calle solo, no lo dejarías, ¿verdad? Esta metáfora utiliza Esteban Carmuega, pediatra y director del Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil, para alertar sobre un problema nutricional detectado en los grandes centros urbanos del país: el 40% de los niños menores de 3 años se alimenta de manera poco saludable.

El trabajo, denominado “Estudio de Alimentación en la Infancia Temprana” y basado en un relevamiento de TNS Gallup, incluyó 498 niños menores de 3 años pertenecientes a familias de la Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza. Muestra que la dieta va perdiendo calidad a partir de los 6 meses y se agrava luego del año, cuando el niño comienza a formar sus hábitos alimentarios

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“Si un niño quiere cruzar la calle solo, los padres identifican ese peligro, no lo permiten y le sostienen la mano con firmeza. Sin embargo, ante elecciones alimentarias poco saludables, a los padres no los alertan las consecuencias”, dijo Carmuega al presentar el estudio.

“En Tucumán no hay cifras oficiales -lamenta la licenciada en Nutrición Alejandrina Molina, del hospital del Este Eva Perón-, pero las consecuencias las vemos todos los días: pacientes con obesidad infantil causada por la mala alimentación temprana: rica en grasas, azúcares y harinas; pobre en frutas y vegetales”.

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“Pasa en todos los niveles socioeconómicos -añade Mariana Román-, nutricionista del Carrillo, en Yerba Buena-. Es una cuestión de educación alimentaria, de desterrar mitos y costumbres erradas; y para eso es necesario un trabajo conjunto muy estrecho de pediatras y nutricionistas”.

Construyendo modelos

Sucede que la relación con los alimentos en la primera infancia no sólo tiene efecto inmediato en la salud del niño, sino que es el “material” con el que se forman los hábitos para toda la vida.

“La incorporación precoz de alimentos ricos en azúcares, sodio y grasas no sólo disminuye la calidad global de la dieta, sino que puede interferir con los complejos fenómenos que determinan nuestras preferencias alimentarias a lo largo de la vida”, precisa Carmuega. Y señala que como no tienen asociaciones estructuradas, como que la leche se toma con café o el mate, con bizcochitos, es posible formar asociaciones más sanas, como cereales no azucarados con fruta, o carne con verduras...

Pero es indispensable un trabajo familiar: “El niño aprende en la mesa, por imitación, los gestos de aceptación o rechazo de los alimentos por parte de los adultos”, destaca Molina e insiste en la importancia de que aprendan desde chicos a disfrutar de las frutas y las verduras, y a mantener bajo el consumo de azúcar y de sal.

“¡Y a habituarse al agua como bebida!”, completa Román. “Enseñarles a los más chicos buenos hábitos es una buena oportunidad para mejorar las costumbres de toda la familia”, añade.


> El programa saludable completo

- Entre los 7 y los 8 meses- Ya serán dos o tres comidas diarias al día, más el pecho a demanda. Se agregan a la dieta fideos, sémola y avena; huevo duro y pisado, y papillas de legumbres (arvejas, lentejas) tamizadas. A los postres puede añadirse yogur de vainilla o natural, y postres con leche (¡si usás la tuya, mejor!).

- Entre los 9 meses y el año.- Sin dejar la teta, de a poco ir acostumbrándolo a las cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda y cena. De esta manera, su alimentación se irá pareciendo a la del resto de la familia. Ya puede comer todas las frutas frescas, bien lavadas y peladas, en trocitos; verduras y cereales en preparaciones como budines, con salsa blanca, queso blanco o ricota, y en ensaladas cortadas en trozos chicos; pulpa de tomates frescos (sin piel y sin semillas), remolacha, espinacas; choclo rallado o triturado. Sumar pescados frescos, cuidando muy bien de sacar las espinas; pastas rellenas y guisos con poca sal y poco condimento; queso de rallar. Se puede agregar un poco (¡sólo un poco!) de azúcar en algunos postres. La bebida ideal sigue (y seguirá) siendo el agua. A partir del año, el niño debe incorporarse a la mesa familiar y consumir lo mismo que todos.

- Nunca es conveniente.- Para cuidar la salud, incluso después del año minimizá el consumo de fiambres, hamburguesas, salchichas y otros embutidos (tienen mucha grasa, sal y conservantes); salsas elaboradas, caldo en cubitos y sopas en sobre; té de yuyos, bebidas de soja y productos de copetín.

> Los primeros bocados del bebé

- Aunque a los 6 meses inicies la alimentación complementaria, ¡no suspendas la lactancia!

- Al principio, no importa la cantidad que coma; tu leche lo alimenta. Lo crucial es el proceso de aprendizaje.
- Los alimentos nuevos deben ser incorporados de a uno por vez y en reiteradas ocasiones, para que se acostumbren a ellos.
- Comenzar con harina de maíz, y papillas de zapallo o zanahoria, enriquecidos con leche materna o aceite y sin sal, ¡pero tampoco azúcar!
-  Después de unos días, agregar un pequeño trozo de carne o pollo bien cocido (¡sin grasa ni aceite!) y bien desmenuzado, pero no licuado. Probá rallarlo...  
- Como postre, pulpa de frutas maduras (manzana, banana, peras, durazno), bien lavadas y peladas. 

>Cifras que preocupan

30% de los niños incorpora alimentos indebidos antes de cumplir el año
46% de los niños de entre 6 y 11 meses consumen leche de vaca
35% de las ingestas indebidas corresponde a galletas y panificados ricos en azúcares y grasas
18%  de las ingestas indebidas corresponde a gaseosas y jugos azucarados

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