Mariano "Cachín" Selis: "Tucumán es una escuela de vida espectacular"

Mariano "Cachín" Selis: "Tucumán es una escuela de vida espectacular"

La distancia siempre aporta una mirada diferente del lugar propio, un cambio de perspectiva que empuja a pensar qué tenemos para enseñarle al mundo y, sobre todo, qué tenemos que aprender. Estos son algunos tucumanos que edificaron su vida fuera del país.

JUGLAR DEL SIGLO XXI. “Cachín” y “La Vero”, con la música a cuestas por las calles de España.  JUGLAR DEL SIGLO XXI. “Cachín” y “La Vero”, con la música a cuestas por las calles de España.
28 Mayo 2017

Mariano “Cachín” Selis tiene 36 años y, aun sin haber tenido antecedentes familiares, es músico desde “chico”: junto con “Guso” Wagner, “Carlitos” Cazón, “Cabeza” Toledo Pimentel y “El Turco” Manzur formó en 2001 la banda de ska-punk y reggae Sr. Valdez, con la que llegaron a grabar dos discos.

Mucha agua ha pasado bajo el puente, pero la música no lo abandonó; es más, lo lleva por el mundo.

- ¿Hace cuánto te fuiste? ¿Qué pasaba en ese momento en el país, en la provincia?

- Llegué a España en junio de 2015, pero considero que “vine a España” y no que “me fui de Argentina”. Vine para encontrar nuevas oportunidades de desarrollar lo que me apasiona, que es la producción y la ejecución musical, además de vivir un nuevo capítulo en mi vida. En ese momento Argentina estaba viviendo una transición política importante, lo que significaba mucho nerviosismo. Al menos eso se sentía en el ámbito de la cultura.

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- ¿A qué te dedicás? ¿Por qué te instalaste en ese lugar? ¿Estuviste antes en otros?

- En este momento me dedico principalmente a llevar adelante “Arbolceniza”, un dúo de folk-rock que armamos con La Vero Paz, que vive aquí conmigo. Además hago producción musical a otros artistas, estamos montando nuestro propio sello/productora, y siempre sigo estudiando y formándome. Madrid fue mi primera elección. En su momento la vi (y lo corroboro) como una ciudad de puertas abiertas para los que vienen a proponer cosas. Repito: nunca sentí que me hubiera ido de Argentina porque no se pudiera trabajar; vine a España a potenciar lo que ya venía trabajando.

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- ¿Fue duro adaptarse? ¿Qué aprendiste?

- Nunca es duro. Simplemente es diferente, y eso está buenísimo. Amo relacionarme con personas de diferentes países, culturas, idiomas, costumbres. Aquí se aprende mucho todos los días. Es elección de uno acomodarse (y con ello “achancharse”) en la diaria costumbre, o mantenerse inquieto a nuevas experiencias.

- ¿Qué aportó Tucumán a tu formación profesional y como persona?

- ¡Muchísimo! Tucumán es una escuela de vida espectacular. Vivo eternamente agradecido por haber crecido en medio de los cerros, haciendo deportes; con amigos y familia; con costumbres que fomentan el encuentro, la charla y la relación de valor. Pude ir a una universidad pública y gratuita, y recibirme de licenciado en Administración de Empresas. Con Sr. Valdez pudimos aprovechar Tucumán como nuestro pivote para llegar al resto de la Argentina a través de giras y discos. Me siento muy afortunado. Aquí en Madrid pude compartir experiencias con chicos que crecieron en zonas de guerra, como Guinea y Armenia. Escucharlos sólo refuerza mi sentimiento de gratitud por haber nacido y crecido en Tucumán.

- ¿Qué extrañás de Tucumán? ¿Y qué no extrañás en absoluto?

- Extraño todo lo que me genera sentimiento de nostalgia: reuniones familiares, encuentros con amigos, el verde del cerro San Javier. No extraño en absoluto lo repetitivo que se puede poner el vivir en un mismo sitio por demasiado tiempo (aunque, al fin y al cabo, eso es aplicable a cualquier lugar).

- ¿Qué tenemos que incorporar en la provincia o aprender de otros para crecer y mejorar?

- Hay muchísimo para aprender. Siempre lo hay. Lo importante es poner manos a la obra y avanzar paso a paso. Hacer y dejar hacer. Siento que en Tucumán falta solidaridad para con el que se anima a hacer algo nuevo. Percibo una sensación de competencia demasiado grande para un espacio físico tan pequeño. El ejemplo que tengo más a mano es el de la música y el de las artes plásticas en nuestra provincia. Es impresionante la calidad y la creatividad de los artistas de Tucumán, pero el circuito tiene demasiadas costumbres caníbales que impiden que trabajemos juntos para posicionar a Tucumán como una de las principales usinas creativas de Latinoamérica. Soy un convencido del potencial que hay para que eso suceda. Y me estoy formando y fortaleciendo todos los días para estar en condiciones de ayudar a que ello suceda.

- ¿Volverías a Tucumán? ¿Algunas condiciones locales tendrían que cambiar para que regreses? ¿Cuáles?

- Sí, volvería. No sé aún cuando. Ni por cuánto tiempo. Lo que si sé es que hay mucho por hacer para llevar la provincia al lugar que le corresponde dentro de las industrias culturales, y estoy muy comprometido con ello. Pero para poder servir mejor a esa misión debo seguir formándome, viajando, experimentando, estudiando, y sobre todo, trabajando mucho. Me estaría mintiendo a mí mismo y estaría disfrazando las excusas si esperara que las condiciones externas fueran las que yo pretendo antes de volver. El cambio se produce desde las trincheras y en contextos cambiantes. Pero el cambio empieza primero en uno. Y ahora mismo estoy en pleno proceso de formación. Para poder servir mejor a la misión, primero debo estar fuerte yo. Si no, ¿con qué fuerza voy a poder tender una mano y aportar?


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