Una de cada 10 personas sufrirá una convulsión en su vida

Existe una mística alrededor de la epilepsia. En la antigüedad muchos la consideraban como una maldición y creían que la persona epiléptica estaba poseída por el demonio, e incluso muchos enfermos eran sacrificados. Hoy el estigma social no ha desaparecido. Todavía muchos enfermos temen decir que la padecen por miedo a ser estigmatizados. Hoy, Día de la Epilepsia, debería servir para tomar conciencia de la necesidad de un diagnóstico precoz. Sólo así se puede llegar a tratamiento eficaz, que detiene las crisis en el 70% de los casos, según el médico neurólogo Damián Consalvo, vicepresidente de la Liga Argentina Contra la Epilepsia.

Se trata de una patología crónica caracterizada por la presencia de crisis convulsivas recurrentes, que puede comenzar en cualquier momento de la vida, pero con mayor frecuencia en la infancia y en la tercera edad. Sus causas son diversas: lesiones cerebrales o, simplemente, predisposición genética. Se trata de una patología neurológica mucho más frecuente de lo que se cree. De acuerdo a estudios epidemiológicos realizados en países desarrollados, cinco a 10 de cada 1.000 personas padecen epilepsia activa. Se estima que un 10% de la población sufrirá alguna convulsión a lo largo de su vida.

Las crisis epilépticas son episodios de alteración de la actividad eléctrica del cerebro que se manifiestan clínicamente por alteración en la conciencia o por aparición de sintomatología motora, sensitiva o conductual. Las causas son múltiples, van desde la genética hasta un ACV o una lesión cerebral por trauma. La mayoría de las convulsiones duran de 30 segundos a dos minutos y no causan daños duraderos. Sin embargo, si las convulsiones acontecen por más de cinco minutos o si una persona tiene muchas convulsiones y no se despierta inmediatamente se trata de una urgencia médica.

Síntomas y análisis  

Los síntomas varían de una persona a otra. El tipo de convulsión o crisis epiléptica depende de la parte del cerebro afectada, explica el doctor Consalvo. Algunas personas pueden tener simples episodios de ausencias, mientras otras tienen pérdida del conocimiento y temblores violentos. De ahí la importancia del diagnóstico, que es clínico y se basa en el interrogatorio. Para conocer las causas se investigan antecedentes familiares y personales y lo ocurrido antes, durante y después de la crisis. Además, el médico puede solicitar análisis de sangre y orina, un electroencefalograma (EEG) y estudios por imágenes del cerebro como resonancias o tomografías.

En los últimos años ha mejorado el diagnóstico de la epilepsia, pero todavía existe el problema del subdiagnóstico y el sobrediagnóstico, advierte el médico. El subdiagnóstico se da comúnmente en muchos pacientes que padecen epilepsia y sin embargo sus síntomas no son tratados como tales. Esto pasa, por ejemplo, con la epilepsia “mioclónica juvenil” y caracterizada por sacudidas al despertar. El sobrediagnóstico significa interpretar los eventos atípicos como crisis de epilepsia. Por ello es necesario consultar al médico ante cualquier duda sobre un episodio de convulsión, para obtener un diagnóstico temprano.