Dos propuestas a mitad de camino y un brillante viaje al universo de Copi

Dos propuestas a mitad de camino y un brillante viaje al universo de Copi

 Fotos inteatro.- Fotos inteatro.-
23 Mayo 2017

Uno de los debates más interesantes que se vienen dando en los espacios destinados a las devoluciones en la Fiesta Nacional de Teatro se relaciona con el marco conceptual de los análisis. La discusión gira alrededor de si pueden evaluarse con la misma vara a producciones de teatralidades emergentes y las hechas por las provincias con mayor tradición y cantidad de puestas.

Una de las posiciones es que el planteo de la exigencia puede quedar en un segundo plano al tener en cuenta las dificultades con las que se enfrentan teatristas sin público asegurado y donde hay pocos estrenos por año. En la posición contraria aparece la idea de que esos marcos pueden servir de referencia, pero que el rigor a la hora de juzgar debe mantenerse sin cambios.

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Para el INT el debate no es menor. Una de sus funciones es potenciar el desarrollo en todo el país, para lo cual aporta mucho dinero (desde el montaje de salas a la capacitación docente, pasando por subsidio a realizaciones) y medir el impacto es clave.

Ejemplos de estos problemas se vieron en la ronda de funciones del domingo, con dos propuestas que no cerraron en sus planteos. “Dos mujeres” es una obra corta de Javier Daulte, que llegó desde Misiones con las actuaciones de Claudia Pérez y Rita Figueredo, dirigidas por Silvina Warenycia (foto de la izquierda). Su propuesta absurda simple, con personajes llevados a una gestualidad extrema, previsibles movimientos y parlamentos y despliegues marcados desde una dirección cuidada en la puesta pero no en la línea interna de cada una, denotan la necesidad de que se trabaje fuerte para un desarrollo mayor del logrado.

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Esta última idea acerca a Misiones con el otro extremo del país, Tierra del Fuego, cuya “Caja 99” (foto de la derecha) tampoco convenció en general por sus problemas de ritmo, de puesta y actorales. Es un texto propio de los protagonistas Guillermo Bonaparte y Tomás Raskin (formado en Buenos Aires, de gran histrionismo), también enmarcado en el absurdo.

Personajes que increpan

En el medio se vio la brillante “Nenúfares. Un espectáculo puto”, obra basada en el universo de Raúl Damonte Botana, conocido como Copi, el humorista, novelista, dramaturgo y artista integral argentino que desarrolló su carrera en Francia.

La idea es arriesgada, valiente y extremadamente talentosa: la lucha entre un escritor y sus personajes, que le reclaman giros, definiciones, posturas y resoluciones para sus conflictos, en un momento de traba creativa.

Pero no sólo es original la idea sino también la resolución, mostrando que forma y fondo van de la mano, ya desde el momento en que va entrando el público a la sala, con el protagonista Copito (Rubén von der Thusen, en un reemplazo que no perjudicó a la puesta en nada) increpando a sus técnicos, que le responden rompiendo así la ficción de la cuarta pared. Sus tres nenúfares (nombre dado genéricamente a sus personajes, que son flores que nacen de plantas acuáticas) responden a la perfección a la exigencia actoral planteada, con movimientos precisos, un vestuario adecuado, un despliegue escenográfico justo y una intensidad dramática que lleva de la mano a los espectadores durante 75 minutos disfrutables sobre un imaginario homosexual que no se centra en ninguna victimización. Pablo Tibalt asume la triple responsabilidad de escribir, dirigir y personificar a la Señora Katassia con eficiencia y talento.

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